Siempre pensamos que tenemos las cosas claras, que tenemos un rumbo fijo, unas metas que cumplir y un destino que ha sido forjado sólo por y para nosotros. Pero a veces tomamos decisiones que nos impiden realizar todas esas cosas por las cuales estamos destinados a ser. ¿Por qué? Simplemente porque tomamos decisiones que parecen que son correctas en ese momento pero que a la larga nos damos cuenta de cuán equivocados estábamos. De que la respuesta no era esa solución sino que la que buscábamos era la otra que dejamos pasar por el miedo al qué dirán, por no tener la suficiente confianza en nosotros mismos como para tomar esa vía. Y al final de todo nos arrepentimos de no haberlo escogido y nos quedamos con el no por no atrevemos a arriesgarnos, nos quedamos con lo que pudo pasar y al final no paso. Y si, muchas veces el destino puede llegar a ser cruel, nos hace sentirnos perdidos, nos hace caminar por un túnel frío y oscuro que no tiene final, nos hace permanecer en la penumbra sin conseguir salir de ella.
Y en este momento se que una puerta se va a cerrar, las hojas de ese libro que he estado durante mucho tiempo leyendo se están acabando, estoy a punto de terminar de leerlo, se que esas palabras escritas se las va a llevar el viento para no volver más, y sé que con el tiempo poco a poco se borrará esa huella. Y sé que voy a cerrar esa puerta porque estoy segura que otras puertas van a parecer ante mí para que coja el pomo y las abra. Porque sé que si yo quiero todo lo que me proponga puedo conseguirlo. Porque llega un momento en el que hay que parar, cerrar y seguir caminando en busca de otra puerta.
Pero no todo en esta vida es negro ni blanco. Siempre por mucho que no lo veamos, hay una luz al final del camino, al final de ese túnel frío y oscuro. Siempre se nos cerrarán puertas, habrá obstáculos en nuestro camino, pero también se que otras puertas se abren y que otros caminos nuevos surgen por aquellos que hemos dejado pasar. Porque no nos damos cuenta, pero la vida son dos días y sino la vivimos ahora, sino luchamos por lo que realmente queremos, no la habremos disfrutado al cien por cien. Sólo tenemos que ser valientes y confiar en nosotros mismos, en creernos capaces de que vamos a lograrlo, de que todo lo que nos proponemos vamos a conseguirlo. Y de esta manera, sólo de esta, todos nuestros sueños y nuestras metas llegarán a cumplirse.
Así que ahora sólo tengo que pensar que voy a hacer, que es lo que realmente quiero hacer, pero sobre todo hacer algo que realmente sea bueno para mí.
Todo en algún momento llega a su fin.