Había pasado una semana desde que Eun Bi se confesó al chico que le gustaba. Desde aquel día, ella ya no pasaba tiempo conmigo.
Las clases habían terminado, los pocos alumnos que se encontraban en los pasillos comenzaban a desaparecer.
Tomé un pincel y lo pasé suavemente sobre la hojas, dándole color a mi creación. De vez en cuando miraba a mi mejor amiga, ella estaba sentada enfrente de mí para que pudiera plasmar su rostro en la hoja de papel.
¿Por qué la dibujo? Porque aceptó ayudarme con mi tarea final de arte, ella sería mi modelo.
Desvié mis ojos del papel para observar a Eun Bi que miraba impaciente el reloj que colgaba en la pared del aula.
Suspiré.
- Lo dejaremos por hoy.
Eun Bi me dio una sonrisa hermosa, sus ojos se hicieron pequeños y noté su rubor natural.- Gracias Ye Rin.- Se levantó de su asiento y quitó las arrugas de su falda con la mano.- Le daré tus saludos a Baek.
Sumergí el pincel en un poco de agua para que la pintura se desvaneciera de las finas cerdas. Pasé saliva y parpadee en varias ocasiones para evitar que las lágrimas salieran.
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