Sweet Pain

Capítulo 9 "Prometeo"

Estoy volviendo a entrenar como de costumbre, a comer lo justo y descansar lo óptimo, siento muchos nervios, este tipo de misiones son regresar victoriosos o no regresar... Bueno, tengo una promesa que cumplir, nada malo me pasará, espero. Los días pasan rápido, se resumen en mi preparación.

Aniki y Domingo no deben levantar sospechas, su panadería funciona con normalidad y en su patio trasero tienen una dotación de fusiles, pólvora y munición capaces de abastecer una guerra a pequeña escala. Los veo abrazarse más de lo normal, están más juntos que nunca, yo por mi parte sigo con mi soledad.

Estoy en una casa en el centro de la ciudad, desde aquí funciona el centro de operaciones, tenemos claro como nos vamos a distribuir, que puntos vamos a tomar y a que hora, todo debe ser preciso. 

Personas que no tenía conocimiento de su inconformidad con su estilo de vida están aquí, campesinos que trabajan la tierra y dueños de comercios grandes, al parecer todos somos iguales aquí... Eso creo.

—Lux, tú junto a Aniki se van a encargar de contener la parte norte cerca de la  salida de Quito —Dice Domingo señalando un mapa sobre una mesa— Yo estaré en el centro guiando a nuestros patriotas.

—¿Dos mujeres ordenando a muchos hombres? —Dice alguien que supongo es importante—Mejor entreguémonos a los españoles directamente. 

Trato de no molestarme, contengo mi respuesta, miro hacia otro lado mientras Aniki levanta su mirada para ponerse de tú a tú contra aquel idiota, lo raro es que Domingo no hace nada tratándose de su esposa la ofendida.

—Mejor que se preocupen de cocinarnos algo antes de salir a pelear —Continúa con su diálogo.

Aniki se gira y de manera sorpresiva impacta su puño contra la nariz de aquel sujeto haciendo que sangre, todos se acercan para separarlos, no debería alegrarme pero siento satisfacción.

—Si no logras esquivar el puñetazo de una mujer que se dedica a hornear pan ¿Cómo vas a esquivar las balas de un soldado entrenado para matar? —Dice Aniki mientras la sueltan al otro lado de la habitación— ¿Alguna duda sobre el plan?

Todos responden al unísono "No", luego hay un silencio de tensión provocado por la reafirmación de autoridad de mi amiga.

—Perfecto —Digo rompiendo el hielo— Entonces todos a descansar que ya es tarde y debemos estar al 100.

Algunos se quedaron ayudando a que pare el sangrado de ese sujeto mientras yo salía con Domingo y Aniki a ultimar un par de detalles finales. Caminábamos por la calle en silencio luego de arreglar las ordenes que debíamos dar, ambos se notaban tranquilos aunque la tensión pre batalla es evidente.

Cada uno tiene un mundo distinto en su cabeza, aunque ahora todos pensamos en la libertad. 
La noche será larga y apenas comienza, el sol se esfumó hace un rato y el día está callado, raro, gris. Pasamos por mi casa y separamos caminos, entro a mi hogar y camino hasta mi cuarto, enciendo un par de velas y me siento en mi cama a pensar ¿Es realmente lo qué deseo? ¿Y si sale mal? Es mi vida la que está en juego.

Me recuesto y miro al techo, mil pensamientos y hechos que no quise vivir en muy poco tiempo, esto no es vida.

¿A cual de todos mis pensamientos debo obedecer? 

Cierro los ojos y logro conciliar el sueño.

Creo que todo el estrés y preocupación se acumularon en mí, desperté más tarde de lo normal. Hago mis labores diarios y cuando termino me doy cuenta de que es momento de alistarme.

Desayuno bien, me aseo, repaso el plan un par de veces más y comienzo a alistarme, uso la ropa de entrenamiento aunque esta vez quiero hacer algo especial, entro a la habitación de Sven donde hay un papel pegado en la puerta con lo siguiente "Si tomas algo mejor que no me de cuenta". 
Abro la puerta y voy hasta su armario, lo abro y encuentro de todo menos ropa, hay libros, especias, armas, juegos de mesa y lo que tanto buscaba, un poema de 4 líneas que me escribió mi madre, siempre suelo leerlo cuando es mi cumpleaños, me hace sentir que alguna vez mi madre me quiso y en algún lugar lejano piensa en mí. Me siento en la cama, abro la hoja cuidadosamente y comienzo a leer:

"El cielo a veces se pinta gris, y la realidad se torna brusca y dura;
Busco para quien amo flor de cerezo, canela en rama o petalos rojos;
La vida era una enfermedad para mí, y pensaba que no tenía cura;
Pero ahora todo mi mundo cobra sentido cuando te miro a los ojos.

Te amo, Luxanna"

Cierro la hoja, seco mis lágrimas y me quedo un rato pensando en como ha pasado todo.

No juzgo a mi madre, después de todo ya estoy grande, pero eso no quita que alguna vez quisiera un abrazo de ella, una sonrisa y al menos una mirada.

Jamás me conoció, ni yo a ella tampoco. Ahora tengo que imaginar como se siente el cariño de mamá, imaginar que soy su vivo reflejo y está orgullosa de mí y de lo que hago.

¿A quién engaño?

—Feliz cumpleaños a mí —Digo mientras salgo de la habitación— Que cumplas muchos más, te queremos Lux, siempre estaremos contigo.

Camino hacia mi cuarto para recoger mis cosas.
Por lo general no me gusta usar pistolas, cuando las disparo no suelo aguantar el retroceso pero esta vez tendré que ser fuerte. Guardo dos armas de fuego y munición. Me coloco los estuches y guardo mi espada, salgo de casa ya que escucho el carruaje que me viene a recoger.

Aseguro bien mi casa y salgo, ya estaba allí Aniki con su carruaje.

—Te toca compartir espacio con el pan —Dice mientras sonríe.

—¿Puedo comer alguno? —Digo mientras abro la compuerta y veo pan caliente, justo en la esquina un espacio para mí.

—Sabía que dirías eso —Extendió su mano con un frasco— Te traje limonada.

—Esos son amigos de verdad.

Sonrío, subo y me acomodo, tomo un pan y le doy un mordisco.

—¿Preparada para hoy? —Dice Aniki mientras conduce los caballos.

—Como nunca —Sigo comiendo— ¿Y tú?



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En el texto hay: historia, romance odio, misterio asesinato drama

Editado: 04.08.2021

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