—¿Sabes qué? —Digo con la voz entorpecida— Dame toda la botella.
—Primero quiero ver el dinero —Dice el cantinero detrás de la barra.
Coloco bruscamente monedas sobre la barra, el cantinero deja la botella en la mesa.
Desorientado y ebrio tomo la botella, le doy un par de sorbos y cuando trato de dejarla en la barra una mano la aparta un poco y coloca un mechón de cabello rubio y ahí los deja.
—Verás mi querido Sven —Dice Ezio con su voz algo grave tan característica— El peor vicio de una persona no es otra persona, es uno mismo, al fin y al cabo todos nos quedamos solos sin importar lo que hagamos, pasamos tanto tiempo intentando conocer a otros que olvidamos conocernos a nosotros mismos. Y a ti nunca te ha ido bien en el amor, se te da tan mal que no te corresponde ni el amor propio.
—¿Qué le hiciste a mi Luxanna? —Respondo percatándose de a quién le pertenece el mechón de cabello.
—La vas a acompañar en un momento. Prefirió perder su vida conmigo sabiendo la verdad que vivir a base de mentiras contigo.
—Dime que al menos le dijiste la verdad.
—Sí, le dije que su padre era un imbécil y cobarde que solo pensaba en sí mismo, tú sufres de ese mal también.
—Leíste mis bitácoras —Digo tratando de tomar a Ezio por la máscara pero no puedo ya que no percibo la profundidad— Sabes perfectamente quién soy y quién es Lux.
—Adil Svenchenko —Responde Ezio endulzando su voz— Luxanna Müller, quien diría que ni si quiera son de aquí. Son tan mentirosos que su personalidad es una fiesta de disfraces. Dime ¿Vale la pena acumular mentiras para tener una pizca de amor?
—Ella no tiene la culpa de nada, yo la obligué a vivir esta vida. Dime, ¿Si la vida ya nos vendió a la muerte no es nuestro deber luchar por vivir lo mejor posible mientras la transacción se efectúa? Y por ella haría lo que sea, no justifico lo que hice, no lo entenderías —Respondo— ¿Sabes porqué no te maté? A pesar de que ninguno de los dos puede sentir estoy seguro de que el amor está allí. Solo estás confundido.
—El ego es lo mejor o lo peor que le puede pasar a una persona —Ezio comienza a alejarse— Si sigues peleando tanto por ti acabarás por perder todos a quienes te importan.
—Si vives huyendo de la muerte no tendrás tiempo para vivir —Digo mientras me levanto y camino siguiendo mi ex alumno, atravieso la mitad de la cantina, Ezio se detiene, da media vuelta— Ven aquí.
Intento tomarlo por la ropa, Ezio en un solo movimiento hace que caiga el suelo empujándome con una mano.
Una vez en el suelo me patea en el estómago para dejarme sin aire.
Levanto la mirada mientras avanzo un poco a gatas, el bar dejó de existir para aparecer en un campo de rosas, hay rosas turquesas, rojas, blancas y amarillas, el cielo tiene un anaranjado precioso y las nubes con lo suficientemente perfectas para hacer un paisaje digno de una pintura. Ezio camina hasta el fondo donde se atraviesa un río, allí se detiene.
—Amigo —Dice Domingo parado a un costado del campo de rosas— Te estoy esperando, estoy ansioso por ser un hombre libre. Nos aguardan aventuras y batallas.
—Perdóname —Respondo— Mis conflictos personales pudieron más que mis ideales.
—Podrás callar al mundo —Dice Amparo caminando hacia un costado del campo.
—Pero jamás podrás silenciar a tus voces internas —Dice Aniki caminando hacia el otro costado.
Avanzo algunos metros mientras mis amigos me hacen un pasillo de honor, mis manos sienten hierba y algunas piedras pequeñas, al final del camino logro ver el río, me acerco y bebo un poco de agua.
—He vivido toda mi vida a la sombra de las personas y cuando vi que había luz en mí me asusté —Dice Ezio tranquilo— Ser feliz es una carga para quienes no aprendimos a serlo, es allí cuando la muerte deja de ser sorpresa y se convierte en objetivo ¿Qué se hace cuando nos encontramos con un destino cruel?
El enmascarado toma mi cuello y comienza a ahogarme en el río. Totalmente borracho y sin estar en mis 5 sentidos Sven dejo de luchar. De repente todo es calma para mí, Ezio se marcha y aún con vida me arrastro con todas mis fuerzas, no logro ir muy lejos.
—¿Esto es lo que tanto querías? —Pregunta una mujer misteriosa, rubia, labios rojos y con los ojos marrones— Una vida llena de aventuras, riquezas y conocimiento ¿A qué costo? Dijiste que lo dejarías en cuanto halláramos la mitad de las piezas de oro.
—La segunda mitad que vienen siendo todas las piezas, mi amor —Respondo— Yo nunca te mentí. En cambio tú me traicionaste cuando más te necesitaba. Yo te amo y a pesar de que te llevaste a nuestra hija lo sigo haciendo. Te amo más de lo que me amo yo.
—¿Es que a caso no te hice feliz? ¿No fue suficiente darte todo de mí?
—Yo no te obligué a quererme, es más, te advertí que era peligroso que lo hicieras.
—Y por ser como eres solamente me volverás a ver en tus recuerdos. Mi castigo es verte siempre que miro los ojos de nuestra hija, tienen los mismos ojos.
La mujer desaparece en el aire como si fuese un espejismo.
—¿Tanto miedo te tienes a ti mismo? —Dice Lux parándose frente a mí— ¿Tanto te pesa el ego? ¿No puedes reconocer que eres una persona frágil como lo somos todos?
—Renuncié a ti, eras la única persona que me quedaba —Respondo recostado boca arriba— Quiero imaginar que algún día me perdonarás.
—El pasado no siempre debe ser una carga, debes aprender de él. Asume tus errores y enfrentarlos, solo estás huyendo de quien fuiste para fingir ser quien no eres. No tienes nadie a tu lado a quien le importes.
—Ya cállense todos —Grito enojado— Estoy cansado de que todos esperen tanto de mí, al final no soy más que un hombre, se les olvida eso.
—Ya cambia, si la vida te dio tantos dones no es para que los uses para sacar beneficio propio. Las personas que quedan inmortalizadas en la historia es por la repercusión que tuvieron en otros, eso es lo que más anhelas.