Sweet Revenge

Capitulo 6

Debo congelar mi corazón para la única persona que insiste en prenderle fuego.

Victoria Aveyard

¿Cuánto tiempo eres capaz de mirar tu reflejo?
¿Cuántos minutos, antes de que la belleza traspase el cristal y se convierta en miedo?

Cupid jugueteaba con aquel mechón de cabello negro entre sus dedos una y otra vez, pasándolo entre sus largas uñas color rosa pálido, mientras se observa en el espejo. Su mirada estaba fría, y casi vacía. Sobre el tocador aún habían algunos pétalos de rosas marchitas desperdigadas a lo largo de el, inundando la habitación con el aroma a flores muertas.

Tomo un labial con brillo, de color rosa, cómo todos los que tenía, y lo destapó. Sin duda ella ya había estado varios minutos más de lo que debería frente al espejo, y Miles de fantasías ya habían inundado su mente. El labial era un par de tonos más oscuro que su cabello, pero seguía siendo un rosa claro, y dulce.

¿No se te antoja probar la dulzura de mis labios, cariño?

En su mente él decía sí.
En su imaginación él le tendía la mano, como todo un caballero.
En su alucinación él llevaba su boca a la de ella, y  susurraba su nombre entre pequeños jadeos.

¿Has escuchado alguna vez, que siempre soñamos cosas imposibles?

Ella lo sabía, porque había repetido en su mente está misma fantasía una y centenares de veces en sus sueños más secretos, y siempre despertaba, a mitad de la noche, con las mejillas empapadas de pequeñas lágrimas tibias. No porque sabía que nunca seria más que un sueño, no, si no porque, de alguna manera, todo se evaporaba en el mismo punto. Justo antes de que...

Jamás llegó a conocer el final de aquél sueño. Y de ningun otro.

Cupid abrio los ojos en el momento en el que su fantasía imposible llegó, nuevamente, a su fin. El espejo le devolvió su mirada, llena de deseo y furia, y se llevó el dedo índice a la boca. Justo donde nuestros labios se conocieron por primera vez. Recordando aquel beso que nunca sucedió y guardandolo en su memoria. Una sola lágrima oscurecida por el maquillaje rodó sobre sus mejillas.

~ ❤ ~

Después de algunos minutos arreglándose el maquillaje, Cupid salió de su habitación con un vestido y tacones blancos. Un color que seguro haría resaltar su nuevo accesorio: el color negro impregnado en su cabello rosa chicle. Enredo el mechón entre sus dedos una vez más y se alejo haciendo repiquetar sus tacones en el suelo de mármol del instituto EAH.

Las miradas de los alumnos se voltearon una a una cuando Cupid paso a sus lados, marcando cada paso con un click clack, mientras se dirigía hacia las salas de grabación. Algunos observaban su vestido, o lo que esté dejaba ver, mientras que otros susurraban entre sí, y entre voz y voz recalcaban las palabras baile y caída.

Llegó a las salas de grabación, dónde ella gravaba su radio-programa de citas, consejos de amor y esas cosas. Las otras salas estaban ocupadas por Melody Pipper y su radio-chat musical, y Blondie Lockes y... Ella, bueno, hacia varias cosas, como su programa de chismes, cubrir las noticias más importantes de la escuela y los anuncios matutinos. Qué lío.

Mientras ajustaba los micrófonos y probaba el sistema de audio, no paraba de pensar en todos los rumores que empezaban a correr de ella. ¿Lo sabrían? Claro que sí, ahora todos sabían su pequeño secreto. Él lo sabia.

Baile. Caída... Las escenas se repetían... Pero, ¿Sabés que más pueden hacer las fantasías? Ser retorcidas y cambiadas, ser aquello que deseamos.

La luz roja se encendió. Estaba al aire.

Besos. Sus besos.

–Buenos días, alumnos de Ever After High, Yo soy C. A. Cupid y estoy lista...–se acercó más al micrófono.

Amor... Venganza...

–...para escuchar sus problemas de... amor– susurro.

Venganza...

dulce dulce venganza...



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En el texto hay: cupido, romance y desamor, magia y hechizos

Editado: 05.06.2020

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