Conocerás el éxtasis de esa crueldad que, sin embargo, es amor.
Sheridan LeFanu.
❤
–...y recuerda dulzura ¡Nada conquista más el corazón de un alma gemela, que una sonrisa de confianza y un cumplido!– exclamó Cupid con una sonrisa cómplice en el rostro y su dulce tono condescendiente en su voz, mientras guiñaba un ojo hacia la cámara finalizado así la llamada.
La luz roja se encendió en lo alto de la pantalla que mostraba la imagen de Cupid, y está fue reemplazada por un vídeo musical de One-Reflection.
La puerta lateral se abrió suavemente, trayendo consigo el dulce aroma a miel y lavanda.
–¿Eso... Encerio funciona, Cupid?– pregunto Blondy Lockes mientras tomaba asiento y comía un esponjoso algodón de azúcar-mora azul; Le ofreció un poco a Cupid, quien tomo un poco entre sus dedos y se lo llevó a la boca. Pensó una respuesta mientras el dulce se deshacía en su paladar con un sutil sabor a moras, finalmente dijo:
–Un cumplido solo funciona con las palabras correctas hacia las personas correctas. Y Las sonrisas siempre funcionan, si eres un Charming.
A Blondie Lockes se le subió la sangre a las mejillas y luego estallo en risas. Tienes razón balbuceo entre carcajadas y luego se apartó con la silla giratoria hacia un lado cuando la luz roja parpadeo y el vídeo musical de One-reflection termino, volviendo el programa nuevamente al aire.
Cupid se arregló el cabello en dos segundos y una sonrisa -un poco falsa- apareció en su rostro. —Una última llamada para cerrar el encantador programa de hoy, mis corazones– dijo mientras jugueteaba adorablemente con su cabello color rosa chicle –¿Quien eres, afortunado corazón?– recitó mientras encendía el micrófono. Una tradicion del programa.
–Eres una zorra– escupió una voz femenina al otro lado de la línea.
–¿Disculpa?– Cupid fruncio ligeramente el seño sin perder la sonrisa.
–Lo que escuchaste...– respondió la voz.
Blondie Lockes arrastró su silla junto a Cupid, sin importarle aparecer en cámara, solo quería saber quién era la dueña de aquella voz que tuvo la osadía de llamar zorra a C. A. Cupid en su propio programa en vivo; pero al acercarse a la pantalla descubrió que está estaba en color negro.
–...Toda tú y tu programa sois una farsa, no buscáis dar amor a los demás, solo deseais arrebatarlo, quitárselo a quienes se lo ganaron por su cuenta, eso es muy egoísta, ¿no crees, Cupido?...–
–Que raro– le murmuró Blondy a Cupid con la boca aun llena de algodón de azúcar.
Pero Cupid sabía perfectamente a quien le pertenecía aquella voz. Cerró los puños con fuerza, tratando de frenar la sangre que empezaba a hervir en sus venas y se iba agolpando en su rostro, finalmente, suspiro y se tragó su furia, pero no su orgullo, mostró una sonrisa para la cámara, y todos los cientos de personas que la miraban más allá de la lente.
–Bueno, parece que alguien se equivocó de línea– dijo, y río de su propia línea, como quien coquetea para romper la tensión.
–No me he equivocado de línea, C. A. Cupid– escupió la chica, pero Cupid la corto de pronto.
–Entonces, no te importaría decirnos quien eres, corazón ¿O si?– le atajo Cupid, mientras se miraba reflejada en la laca de sus uñas.
–Buena esa– le susurró Blondy, dandole los cinco.
Un gruñido se escucho del otro lado de la línea, y luego la llamada se cortó. el “ beep... beep... beep... ” sono como un eco cruel en la sala, y Cupid se encogió de hombros frente a la cámara –Los corazones rotos intentan reparar su vacío, esparciendo su tristeza y sufrimiento en los demás– dijo, y luego, chasqueando la lengua ( hacía este gesto para atraer la mirada de las personas hacia sus labios rosa cereza ) agregó con una nota de tristeza en su voz, pero sin dejar de sonar coqueta –no dejéis que vuestros corazones se rompan– finalizó y coloco la palma de su mano sobre su propio corazón para enfatizar sus palabras.
Cerró los ojos y lentamente se giró, quedando de espaldas a la cámara y desplegando sus alas, las cuales tenían la forma de un corazón, aunque casi siempre trataba de ocultarlas, para no ser comparada con un hada.
Sus alas se extendieron altas y espléndidas, un corazón perfecto, cruzado justo a la mitad por su cabello que caí cuál cascada de sangre.
Si tan solo supieran la realidad de mis palabras, pensó, mientras ocultaba sus crecientes lagrimas de la cámara.