Eres el recuerdo de aquella noche que nunca sucedió.
Harellow
~ ❤ ~
–¿Qué pasó exactamente esa noche, Faybelle?– pregunto Cupid lentamente mientras sacaba un grueso mechón de cabello negro de detrás de su oreja. Faybelle Thorne la miró con interés, y bajo la cuchara de avena miel que estaba a punto de llevar a su boca. Una hilera de pequeños colmillos blancos apareció detrás de su sonrisa.
–Briar– musitó él hada –Era un hechizo para Briar Beauty–.
Cupid abrio sus ojos azules como platos al oír esto ¿Faybelle Thorne había intentado hechizar a Briar? Esa no era la confession que esperaba, y aún así...
Así no era como iba el cuento de La Bella Durmiente que ella ( y todos ) conocía, donde él hada malvada, podría acechar a la princesa sólo hasta que está cumpliera 16, poniéndola en un sueño de cien años. Cupid miro de reojo a Briar, quien conversaba con Apple en la mesa que ella acababa de dejar atrás.
¿Porque Faybelle Thorne estaba intentando cambiar su cuento?.
Recordó el polvo brillante y azulado con la que había sido rociada en el lago del bosque, y la sensación de caer en la oscuridad que le había seguido después. Recordó a Duchess Swann, la cisne bailarina, cantandole en susurros " despierta, Cupid " al oído hasta que finalmente abrió los ojos.
Habían sido unos quince o veinte minutos, a lo mucho, y para nada cien años, pero...
–¿Porque?–
–Porque la odio– soltó Faybelle tan sinceramente y sonrió. Una sonrisa siniestra que hizo que Cupid palideciera. El hada hundió su cuchara de plata en su tazón de avena miel y comenzó a hacer pequeños círculos en ella –Si te hace sentir mejor, pequeña cupido, lo que arrojé hacia ti no fue polvo de hadas, si no polvo de valeriana, un poco de sueño solamente– dijo guiñándole un ojo, y Cupid Suspiro aliviada –aunque, cuando te desmayaste– Faybelle río, como si la situación fuese de lo más graciosa –caiste sobre el lago–.
El lago de las almas, un lugar que, al igual que ella, no provenía de los cuentos de hadas, si no de los mundos más allá.
–Duchess...– dijo Cupid, volviendo a su mente lo extraña que se había comportado al verla.
–Ella ya estaba ahí cuando yo llegue– se apresuró a decir Faybelle –bailaba sobre el agua, algo realmente hermoso, y aterrador, pero cuando escucho el batir de mis alas, bueno, se transformó en cisne y corrió a esconderse detrás de un árbol. Como si yo no la hubiese visto– luego revolvió su platillo y continuó comiendo.
Entonces Faybelle nunca la había hechizado. Había sido el lago.
–Gracias, Faybelle– dijo Cupid levantándose apresuradamente de la mesa.
–Un segundo– exclamó el hada –Si a Briar Beauty le sucede algo – la miró directamente con sus ojos azul hielo –tu y yo jamás tuvimos está conversación–.
Cupid observó a Faybelle Thorne, y a su propio reflejo oscuro en su mirada. –por supuesto– dijo sin más, y salió de castleria rumbo al bosque.
No había sido el hada. Si no algo peor. Y ahora u corazón estaba envuelto en oscuridad.