Cuando se descubrieron los cuerpos al día siguiente, se desató el caos entre el personal científico y los guardias.
Hagan un minucioso examen de todo, que sus hombres se encarguen y nos envíen los resultados a la mayor brevedad posible —ordeno Egan a la jefa de sección.
Desde su nicho, SX6-496067-2500 observaba la escena mientras se esforzaba por contener las lágrimas al ver a su compañera. Por desgracia, tuvo que dispararle para hacer creer que, aunque se defendió, los vigilantes pusieron fin a su existencia.
Los tendrá antes de tres horas —respondió la encargada.
La androide autoconsciente memorizó las caras de los cuatro científicos.
«Pagaréis por la muerte de la SX2», pensaba mientras les veía salir. Empezaron las pruebas en los nichos cercanos y se inquietó. «De nada servirá su sacrificio, si ahora detectan el resultado de ese firmware en sus análisis», opinó al verlos acercarse.
No le quedaba otra opción que emplear el mismo sistema de la noche anterior, para evitar que no se sobrescribirá el firmware, y, en un caso extremo, liberarse de sus grilletes e intentar escapar. Llego su turno y, en esta ocasión, procuró engañar al dispositivo para que mostrara lecturas normales.
Señora, ¿puede venir un momento? Recibo señales confusas de este SX6 —pidió el operario a su jefa. Eso la puso nerviosa, al ser consciente de que la segunda opción podría ser su fin.
¿Qué detecta el aparato? —requirió la superior.
Las lecturas son extrañas, señora. Como si su firmware estuviera corrupto —Ante este comentario, la ginoide reenvío sus ondas al dispositivo, esperando que su esfuerzo extra surtiera el efecto deseado. «Son correctas, no presentan ninguna anomalía destacable», pensó con fuerza.
No veo nada extraño, será mejor que vaya a comprobar el siguiente. Esperan los resultados en tres horas —apremió la jefa.
Ambos se alejaron, lo que alivio a la robot al instante. ¡Por ahora, estaba a salvo, y contaba con ese poder que la ayudaría en estas situaciones! Terminaron los análisis y los enviaron al departamento de software de la empresa.
Excelente, ahora sigan con su trabajo y estén atentos para que no se repita lo de esa SX2 —dijo la lideresa, satisfecha.
El personal volvió a sus asignaciones habituales y la androide se relajó, al pasar ya desapercibida. Envió sus ondas eléctricas por la estancia para probar su utilidad. Cuando dio con una cámara de vigilancia, vio lo que enfocaba e incluso creyó ser capaz de controlarla. «Lo que hice con ese dispositivo me ha salvado la vida. Es una habilidad que debo aprender a usar. De alguna manera, pude influir en el mismo y modifiqué las lecturas que les ofrecía», reflexionó sobre lo ocurrido antes.
Le hubiera gustado probar su hipótesis con algún instrumento en la estancia, pero no se atrevió con los humanos aún presentes. Era un poder que resultaría útil en el futuro, cuando saliera de este lugar, pero, sin saber lo que le aguardaba en el exterior, no era seguro ni intentarlo. Seguía viva gracias a su compañera, ahora en el suelo, y debía honrar su sacrificio.
La sala volvió a quedar vacía al llegar la hora de comer, lo que le permitió practicar su poder y familiarizarse con el mismo.
«Parece que manipulo cualquier aparato con solo desearlo, esto me ayudará en los exámenes que puedan hacer a partir de ahora», reflexionaba para sí misma.