Los resultados de los análisis llegaron al departamento de software. Egan sonrió satisfecho cuando comprobó que la alteración del SX2 había sido puntual.
Por fortuna, ese fallo del firmware tan solo afecto a un androide—anunció el encargado, ufano.
Señor, ¿no cree que sería mejor destruirlos por seguridad? El riesgo de que uno solo se nos pase es muy peligroso —opinó Aria, recelosa ante la afirmación de su jefe.
Sus compañeros mantuvieron una expresión neutra que confirmaba que estaban de acuerdo con este. Sus caras no dejaban lugar a dudas de su criterio al respecto.
¿Acaso ha pensado en el coste total de todos ellos? ¡¿es consciente de lo que dirán mis superiores?! ¡Lo que sugiere es inviable! —exclamó el líder al ponerse serio.
¿Y si alguno adquiere habilidades que eviten su reprogramación? Los modelos SX4 al SX6 son más complejos y avanzados —replicó la mujer, molesta.
Era la única que veía una potencial amenaza. Al barajar esta posibilidad, los otros dos sí que se inquietaron. Esa cuestión ya no era un tema menor.
Esos modelos se deberán examinar a fondo. Sería desastroso dar por bueno alguno para su venta —argumentó Esteban.
Alexis se limitó a confirmar la opinión de ambos. Egan, en cambio, reconsideró su postura.
Aunque suene descabellado de primeras, entraría dentro de lo posible. ¡Imaginad que hubiera sido un SX6 en vez de un SX2! ¡Podría incluso programarse él mismo, con lo que sería capaz de matar a un ser humano! —admitió, con cierto pavor en su voz.
¿Entiende ahora por qué dije de destruirlos por seguridad? ¡El riesgo a asumir es muy grande! —reiteró Aria.
Estaré abierto a esa posibilidad, si es necesaria —rectificó el líder de equipo—, aunque no me será fácil proponerlo. Habrá que documentar bien la necesidad de esta medida a mis superiores —concretó, para finalizar.
El miembro femenino del grupo lo observó, complacida en parte por ese cambio de parecer.
Pues, al menos, hagamos más controles —recomendó.
Concuerdo, unos fijos y otros aleatorios, para mayor seguridad —convino su jefe.
Los otros asintieron en un gesto de aprobación.