T-mp Walker: una nueva amenaza

La alianza

La noticia del fallecimiento de Syncra golpeó con fuerza a la Orden. Aunque la llegada del ninja y del dios había fortalecido su causa, la realidad de que cualquiera de ellos podía morir en cualquier momento se hizo más evidente que nunca.

En su refugio, decidieron rendirle homenaje con un funeral digno, permitiendo que su alma descansara en paz. Cuando la ceremonia terminó, Stig se acercó al ninja y, con pesar en su voz, dijo:

—Era un guerrero noble. No merecía un destino tan cruel.

El ninja, con el rostro cubierto por su máscara pero con el pesar reflejado en sus ojos, respondió:

—No lo conocí bien, pero su sacrificio no será en vano. Tendremos nuestra venganza.

Antes de que pudieran seguir hablando, alguien llamó a la puerta. Clo se acercó a abrir y, sin previo aviso, recibió una potente patada en el pecho que lo dejó inconsciente. Un hombre alto y musculoso, con la postura de un maestro de artes marciales, irrumpió en la habitación. Antes de que pudieran reaccionar, intentó enviar su ubicación, pero Stig y el ninja se lanzaron contra él.

El maestro simplemente flexionó sus mússculos y liberó una onda expansiva que lanzó a Stig por los aires, dejándolo inconsciente también. El ninja, a pesar de la dificultad, reaccionó rápido. Arrojó varias estrellas ninjas, pero su oponente las esquivó con un salto acrobático. Sin embargo, esto había sido una distracción. En el aire, el ninja desenvainó su espada y, en un movimiento rápido y preciso, le cortó la cabeza al intruso. Entre los restos del cuerpo, encontraron un chip de transmisión y lo destruyeron de inmediato.

Sabían que los Cepers ahora conocían su ubicación. No podían quedarse allí. Huyeron rápidamente, buscando un nuevo refugio.

Mientras avanzaban a paso acelerado, el legendario Remolino de la Muerte comenzó a moverse. Esta colosal tormenta, que había existido por eones en el océano, de repente comenzó a reducirse, pasando del tamaño de un continente al de un pequeño pueblo. Pero su reducción no significaba una disminución de poder. Al contrario, su energía de absorción se había concentrado, haciéndolo más letal que nunca. Aún peor, el remolino se dividió en cuatro tornados más pequeños, los cuales se dirigieron a toda velocidad hacia la Orden.

En un instante, 7.77 analizó la situación y creó un gas especial capaz de disipar los tornados. Embotelló la sustancia y la distribuyó entre sus aliados.

Corrieron hacia una cueva oscura para refugiarse, pero antes de llegar, los tornados atraparon a Clo, Ninja, Stig y 7.77, arrastrándolos hacia su furioso vórtice. Los demás lograron entrar a la cueva justo a tiempo. Sabían que debían actuar rápido.

Salieron armados con las pistolas cargadas de gas. Parecía que los tornados habían desaparecido, pero, de repente, uno de ellos atacó por sorpresa y atrapó a Sir Luminor. Antes de que pudiera ser devorado por completo, Chtu roció el gas y el tornado se disipó. Del interior cayeron Ninja y Luminor, agotados pero vivos.

El segundo tornado intentó atraparlos a todos, pero en ese momento, el padre de Chtu llegó para ayudarlos, dispersándolo con el gas especial. Lo mismo ocurrió con el tercero.

Solo quedaba uno, el cual comenzó a escapar. Sir Luminor tomó la última botella de gas y se preparó para lanzarla con precisión quirúrgica. Pero justo cuando iba a hacerlo, el Ninja lo detuvo.

—Es demasiado tarde —le advirtió.

Antes de que pudieran reaccionar, el último tornado explotó de manera abrupta, desintegrando por completo a 7.77.

El silencio reinó. Sir Luminor miró a Ninja con furia descontrolada y, sin dudarlo, se abalanzó sobre él. La rabia y el dolor lo cegaban.

—¡Podrías haberlo salvado! —rugía mientras lanzaba golpes.

El ninja se defendió, pero se rehusaba a pelear en serio. Los demás intervinieron, separándolos antes de que la situación se saliera de control.

Mientras tanto, en el planeta R-mp, Cráneo Verde analizaba la guerra en T-mp.

—¿Esos tales Cepers, qué tienen que ver con el conflicto interno de ese planeta?

El cambiaformas azul, su mano derecha, respondió:

—Ellos son los responsables de la guerra, mi señor. Si lo desea, podemos eliminarlos en nuestra próxima invasión.

Cráneo Verde negó con un gesto firme.

—No. Ve a hablar con ellos. Quizá puedan sernos útiles.

Siguiendo sus órdenes, los dos cambiaformas abordaron una nave y volaron hasta el planeta T-mp. Se detuvieron en el aire sobre el palacio del Rey Ceper y, sin previo aviso, se teletransportaron directamente a su trono.

Los guardias apuntaron sus armas de inmediato, pero el Rey Ceper levantó la mano, deteniéndolos.

—No vienen a atacar —dijo con calma.

El cambiaformas azul avanzó un paso y habló con voz serena pero firme.

—Venimos a proponerle una alianza poderosa.

—¿Y qué podrían ofrecerme?

—El gran Cráneo Verde podría explicarlo en persona, si así lo desea.

El Rey Ceper meditó unos segundos antes de responder.

—Si me ayudan a acabar con esta guerra más rápido de lo esperado, aceptaré.

El cambiaformas azul le ofreció su mano. El Rey Ceper se la estrechó con firmeza.

La alianza estaba sellada. Y con ella, el destino del planeta T-mp tomó un nuevo rumbo.



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En el texto hay: ciencia ficcion, guerra, aliengenas

Editado: 15.03.2025

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