T-mp Walker: una nueva amenaza

Los Caballeros Sombríos

Las naves descendieron sobre el continente de los Cepers. La Orden no pensaba quedarse de brazos cruzados; sabían que el palacio estaría parcialmente desprotegido y decidieron atacar. Pero al llegar, fueron recibidos por Cráneo Verde, el Rey Ceper y una gran parte de su ejército. Junto a ellos estaban el temible Parangaracaro, el hombre de seis brazos, el Coloso, el Ceper maestro en armas, el androide y los dos cambiaformas.

Sin embargo, los Unísonos no estaban solos. Su ejército estaba formado por combatientes de distintos continentes: humanos, Bolkings, Chtulhus y otros guerreros, todos dispuestos a dar su vida por su planeta.

La gran batalla comenzó. Espadas chocaban, disparos surcaban el aire y la tierra temblaba con la furia del combate.

Parangaracaro fijó su ojo en Chtu y lanzó un rayo de energía. Aterrorizado, el joven Chtulhu intentó huir, pero ya era demasiado tarde: su piel se tornó gris nuevamente, atrapado en su forma oscura. Su padre se vio forzado a enfrentarlo una vez más.

Los Cepers y los alienígenas tenían una ventaja abrumadora en número. Pero entonces, Ninja apareció con un golpe devastador que separó a Chtu de su forma oscura, creando dos versiones de él.

El Rey Ceper, un hechicero de gran poder, conjuró una explosión que aniquiló a más de la mitad del ejército aliado. Antes de que pudiera lanzar otro hechizo, el padre de Chtu lo golpeó con su tridente, enviándolo por los aires. Mientras tanto, Cráneo Verde y el dios Chtulhu se enfrentaban nuevamente en una batalla feroz. Sin embargo, el Rey Ceper logró completar otro conjuro, desintegrando a casi todos los aliados. Todo estaba perdido. Ninja tomó la decisión de teletransportar a los supervivientes a un lugar seguro. Habían perdido.

Pero alguien faltaba.

—¡¿Dónde está mi padre?! —gritó Chtu, desesperado.

Ninja guardó silencio por un momento antes de responder con indiferencia:

—Ups, lo olvidé.

En el campo de batalla, el dios Chtulhu seguía peleando con todas sus fuerzas. Su combate con Cráneo Verde era encarnizado. Pero entonces, una esfera de energía morada descendió del cielo y explotó con brutalidad, lanzando al dios contra el suelo. Cuando el humo se disipó, la escena era aterradora: todos los guerreros de élite de los Cepers y los alienígenas estaban reunidos. En el centro de ellos se erguía una figura oscura y legendaria: Polcra, el hermano del dios Chtulhu, el Chtulhu oscuro. Una entidad que hasta entonces solo existía en mitos y leyendas.

Los tridentes de ambos hermanos chocaron con estruendosa fuerza. Polcra arrancó el brazo de su hermano, pero el dios desató un tornado de viento y relámpagos, logrando recuperarlo. Cuando intentó escapar, el Rey Ceper conjuró un hechizo que lo atrapó, encadenándolo mágicamente y haciéndolo chocar contra la tierra. Fue entonces cuando Parangaracaro disparó el rayo más poderoso de su historia, dejando al dios al borde de la muerte.

—Hermano, sin ti estorbando, completar nuestra labor será sencillo —dijo Polcra con frialdad—. Ha sido un honor pelear contigo.

El dios, sin embargo, no se rendiría sin luchar. Desató un tornado gigantesco, atrayendo los truenos y el viento a su tridente dorado. Luego, disparó un rayo mil veces más poderoso que cualquier ataque visto antes.

—¡Yo puedo soportarlo! —gritó el Coloso, endureciendo su cuerpo hasta convertirse en un metal indestructible.

Pero el rayo lo desintegró por completo. Los enemigos quedaron paralizados ante el poder del dios, quien cayó exhausto. El androide, furioso, le disparó un rayo de energía, pero el dios lo devolvió con su tridente. El androide apenas pudo esquivarlo.

—Acabemos con esto de una vez —declaró Polcra—. ¡Yo seré quien elimine a mi hermano!

Creó un tridente colosal y lo lanzó con una fuerza devastadora. El dios, debilitado, no pudo hacer nada para detenerlo. La lanza lo atravesó por completo.

Chtu sintió un dolor insoportable en la cabeza.

—Mi padre... ya no siento su presencia en este mundo —susurró, desconsolado.

Los demás se miraron sin esperanza.

—Ahora que mi hermano ha muerto, podemos continuar con nuestro trabajo —declaró Polcra.

Cráneo Verde se acercó al cuerpo del dios para absorber su poder, pero la energía simplemente desapareció junto con él.

Los Caballeros Sombríos se teletransportaron de vuelta al palacio.

Días después, los pocos sobrevivientes de la Orden seguían refugiados. Chtu estaba destrozado, consumido por la ira y el dolor. Finalmente, la frustración estalló contra Ninja.

—¡Todo esto fue por tu culpa! —le gritó, acusándolo de haber dejado morir a su padre.

Ninja, enojado, le lanzó una patada y comenzaron a pelear con fiereza. Clo corrió a avisar a Luminor, y ambos llegaron para detenerlos.

Pero Ninja fue más rápido. Derribó a Chtu con un golpe brutal y, antes de que pudiera reaccionar, le clavó sus dos espadas en el estómago.

—Lo he hecho —susurró con una sonrisa victoriosa—. Y sí, no teletransporté a tu padre. Quería que sufrieras su pérdida. Todo esto fue planeado por mi jefe, tu tío Polcra. Y ahora, su misión estará completa con tu muerte. Estoy seguro de que se alegrará al ver tu cadáver...

Un cuchillo silbó en el aire y atravesó la garganta de Ninja. Detrás de él, con una mirada fría, estaba Luminor.

—Fracasamos —dijo Sir Luminor, en un tono grave.

—Tienes razón —susurró Clo—. Creo que esto es el fin.

En la Atlántida, el Rey Chtulhu no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados. Convocó al consejo para preparar su próximo movimiento.

Mientras tanto, en un vacío interminable, Chtu despertó. Gritó, preguntó dónde estaba, pero no obtuvo respuesta. Hasta que sintió una presencia detrás de él. Se giró y lo vio.

Era su versión oscura.

Continuará...



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En el texto hay: ciencia ficcion, guerra, aliengenas

Editado: 15.03.2025

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