Completamente alejado de toda la celebración que ocurría en la torre principal de Central, una persona vestida con el uniforme distintivo del ejército deambulaba por el desierto mientras el sol se encontraba bajo.
Las corrientes de aire no se cansaban de arrojar arena a su rostro, dificultando su visión.
Sobre él, a unos cuantos metros, sobrevolaba una persona con una silueta un tanto singular. Varias protuberancias crecían desde todo su cuerpo, principalmente de su espalda. Se mantenía casi flotando en el aire analizando todo el lugar.
Se trataba de una chica montada con un dispositivo retráctil que le permitía volar. Las deformaciones que salían de su espalda tenían la forma de pequeñas alas delta que permitían moverse sin problemas mientras surcaba el aire. En sus pies, unos pequeños propulsores se mantenían constantemente activos para evitar que la chica cayese a tierra.
–Capitán, ¿puedo saber por qué decidió no ir a la presentación?
Una voz un poco mecánica fue pronunciada la chica mientras reducía gradualmente su velocidad.
–No me interesa aparecer en televisión por el momento, Ana, tengo cosas mucho más importantes que hacer. Además, debo de cumplir con la última voluntad de mi amigo.
–¿Aún sigue pensando en ello?
–No puedo olvidarlo, tengo que hacerlo pagar.
La chica, identificada como Ana, no era un humano en todo el sentido de la palabra, sino que había sido creada en un laboratorio y se le había implantado un exoesqueleto de combate que ocupaba la mayor parte de su cuerpo si estaba guardado. Mientras este estaba fuera, casi todo su interior estaba vacío.
Había gente que incluso bromeaba sobre esta cualidad, llamándola “Caracola vacía” o “Contenedor de alma”.
Ana descendió hasta estar a la vista del hombre que afrontaba a pie los furiosos vientos desérticos.
–Capitán Edge, ¿está seguro de todo esto?
Edge se detuvo, su cabello rojizo estaba oculto bajo el gorro de su chaqueta, la cual le servía como protección ante el ambiente hostil. No tenía que preocuparse por los ojos, ya que poseía un pequeño visor casi holográfico que cubría su vista al mismo tiempo que le proporcionaba información del terreno y le permitía estar en constante comunicación con Ana.
–Lo estoy. Es increíble que esos cuatro lograran escapar completamente ilesos.
La misión de Edge era sencilla, seguir el rastro e identificar el paradero del Rey Negro y la Reina Negra, cuyos nombres son Kay King y Julie Dossen respectivamente.
Su motivo es muy fácil de comprender. Julie se había encargado de matar a su mejor amigo y compañero, el Capitán Mager, y darse a la fuga. En el momento en que Edge los encontró, Kay se las arregló para golpearlo con una roca en la cabeza, causándole una herida que lo molestaba al hacer algún gesto.
Esto era una venganza. Edge no descansaría hasta tener el cadáver de Kay en sus manos.
Ya no sentía el odio invadir su cuerpo por completo, se había tomado el tiempo de pensar e idear un plan con la cabeza fría, evitando hacer algo de lo que se pudiese arrepentir.
Las botas se hundían levemente en la arena fina, causando que su velocidad se viese limitada.
Los minutos transcurrían mientras Edge continuaba caminando. Él sentía cómo la arena comenzaba a filtrarse hacia el interior de su ropa.
Ana se limitaba a dar pequeños reportes sobre las condiciones meteorológicas y del terreno, facilitando la navegación de Edge.
Todo iba normal hasta que Ana divisó a una persona pocos metros más adelante.
–¡Capitán! Tengo lecturas de un objetivo biológico frente a nosotros.
Edge rápidamente se puso alerta y cambió su vista en la pantalla a la de Ana. Un pequeño cuerpo apareció tirado en la arena. Sus signos vitales estaban muy débiles, por lo que había que atenderlo rápidamente.
–Lectura negativa, no es el objetivo.
Ana había escaneado al cuerpo mientras se acercaba para identificarlo. Su misión se haría más sencilla si fuese Kay el que estaba derribado en la arena.
Edge se aproximó rápidamente. Pudo divisar el cuerpo semienterrado en la arena, por lo que acudió en su auxilio. Aunque se tratase de Kay, tenía que atenderlo para luego disfrutar su venganza.
–Oye, ¿estás bien?
Ana aterrizó a un lado de Edge, levantando arena. En el momento en que sus pies tocaron el suelo, se hundieron levemente debido al terreno. Ella se apresuró a crear una especie de domo que los protegía del viento, para facilitarle a Edge el poder atender a la persona.
Una débil respuesta fue lo único que obtuvo.
Edge se apresuró a retirar la arena, revelando el rostro y parte de las facciones de la persona. Se trataba de una chica de poco menos de quince años de edad, estaba tiritando debido a su muy baja temperatura corporal.
–Ayúdame, Ana. Identifícala para saber si es del grupo de Kay.
La chica androide se dirigió rápidamente al lado de Edge y extendió su mano, colocándola frente a la cara de la chica. Un pequeño escáner fue desplegado desde la palma, registrando el rostro de la muchacha.