Apenas regresé a tiempo a la residencia King. Salí a eso del medio día, por lo que la noche ya estaba cayendo cuando regresé.
Si quería que mi plan saliera a la perfección, no podía permitir que ellos sospecharan de mí. De la que más tengo que cuidarme es de Julie, ya que es mi rival en esto. Con Alessandra no tengo muchos problemas, ya que ella y Ray están a favor de lo que hacemos.
Al igual que su esposo, ella estaría encantada de tener dos nueras.
—Eso es algo que no sucederá.
Entré a la casa por la puerta principal, dirigiéndome hacia la izquierda en el pasillo central. Debido a la estructura de la casa, las escaleras al segundo piso estaban muy alejadas de la entrada.
No tardé mucho en atravesar la sala, llegando rápidamente al piso superior. Justo al terminar las escaleras giré hacia mi izquierda, apareció mi cuarto.
Entré despreocupadamente a mi habitación, arrojándome sobre el colchón. Estaba cansada y quería dormir, así que cambié mi ropa a un pijama que había recuperado de mi antigua casa. Este era de dos piezas y completamente blanco.
—Por fin visto algo familiar.
No tardé en quedarme dormida mientras pensaba en lo que había sucedido el día de hoy.
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Cuando volví a abrir los ojos, el sol ya había salido. Ni siquiera me molesté en revisar el despertador junto a mi cama.
Cambié mi ropa a un conjunto de pantalones cortos y una camisa un tanto larga de un color rosa claro. Até mi cabello en una cola alta y salí de mi cuarto con dirección a uno de los dos baños que había en la casa, ubicado justo a un lado de las escaleras.
Cuál fue mi sorpresa que, al girar hacia la derecha, logré ver a Julie entrar a su habitación. Ella estaba vestida con una especie de traje color negro con un pequeño diseño en su muslo izquierdo.
—Ella sigue igual.
Debido a su hábito de entrenar por las mañanas, el tiempo que pasa con Kay se reduce cada vez más, por lo que podré hacer mi movimiento sin preocuparte. Ella parece estar muy confiada en su relación para permitir esa abertura.
Lo lamentarás.
Sin darle más importancia, recorrí las escaleras para descender al primer piso. Algo que me molesta es que mi habitación es la más alejada del comedor de las cinco.
Atravesé la sala y el pasillo principal, llegando al comedor en casi un minuto. Debido a la hora, no había comida, por lo que tuve que preparar algo para mí.
–Aaah, ¿por qué me pasa esto?
Como parte del día a día de la residencia, había un rol de tareas para que todos ayudaran. En la cocina siembre estaba Alessandra, pero descansaba algunas veces, siendo reemplazada por Julie. No puedo decir nada de la calidad de su cocina, ya que apenas se preparar platillos.
No es porque no tenga la habilidad necesaria, sino porque no estoy acostumbrada. Cuando vivía con Vanessa, ambas nos turnábamos para preparar la comida, por lo que sé preparar platos muy básicos con los ingredientes del bosque. Incluso había semanas en las que solo comía de lo que recolectaba por el bosque.
Es normal que, comparado con Alessandra y Julie, quienes han vivido una gran cantidad de tiempo en la ciudad, mi cocina sea de un nivel inferior.
Bueno, eso no tiene mucha importancia si solo preparo para mí.
Abrí la puerta de la cocina para encontrarme con un mundo completamente diferente al que conocía. Sin duda, nada bueno iba a resultar, así que lo dejé por la paz.
—Otra vez tengo que depender de Alessandra para mis comidas.
Salí de la casa en dirección al jardín frontal, donde se encontraba Kaly corriendo por todos lados mientras Alessandra la cuidaba. No podía ver a Melissa por ningún lado, así que deduje que estaba en su habitación como siempre.
Lentamente, caminé hacia donde Alessandra se encontraba, tratando de hacer el menor ruido posible. Era vergonzoso tener que pedirle a alguien más que te haga de comer cuando ya deberías saberlo. En mi defensa, Vanessa no me enseñó y no estuve el tiempo necesario en casa de mis padres.
Al llegar junto a ella, se percató de mí y me dedicó una sonrisa. Estaba arrodillada en la tierra mientras arreglaba una planta llena de flores rosas.
–Oh, Amelie. ¿Qué necesitas, hija?
Ella habló mientras sus manos continuaban trabajando en un pequeño rosal. Podía ver que tenía muchos años haciendo lo mismo, ya que era capaz de voltear hacia otro lado mientras hacía correctamente su trabajo.
Cierto, no estoy aquí para elogiarla por sus habilidades de jardinería.
–Pues…
No quería decirle que necesitaba que alguien me prepare algo de comer, es muy vergonzoso. No importa qué actitud tenga contra Julie, no puedo enfrentarme a Alessandra.
–Este…
Seguía dudando. Kaly nos vio y corrió hacia nosotras. Ella no parecía entender lo que sucedía entre Julie y yo, por lo que actuaba de manera normal, justo como lo haría alguien de su edad.