T O R R E [ #1 - Los Objetos ]

Capítulo XV

Mi cuerpo hizo un ruido sordo cuando cayó al suelo, convenciendo a Aly de que había acabado conmigo.

Mientras estaba en el suelo, hice un plan para acabar con ellos. Aly estaba confiado en que me había herido y no me podría mover. Confiaba en que me debilitaría debido a mi pérdida de sangre.

Pobres ilusos.

Obviamente, no era mi sangre, pero ellos no se darían cuenta.

—Lo siento, Mia, pero alguien tiene que pagar.

De verdad que era un iluso.

–Ja, ja, ja, ja.

Comencé a reírme ante lo que sucedía, y retiré mi bufanda, dejando mi pieza al descubierto.

–No saben lo que han hecho.

No era muy conflictivo, pero, ya que nada de esto se reflejaría en mi presente, podía darme ciertas libertades.

Lentamente, algo comenzó a brillar desde mi cuello. Una perla.

En ese tiempo aún la tenía conmigo, por lo que debo poder usarla perfectamente.

Usando la materialización, hice aparecer en mi mano izquierda una espada, cuya hoja era de color dorado. La perla era capaz de crear dos tipos de armas, las cuales eran usadas contra objetivos específicos.

Si el filo del arma brillaba en dorado, podría dañar a todas las personas y objetos, con la excepción de otros portadores de la perla. Por el contrario, si este se materializaba en forma de metal, sería capaz de herir a todo lo que se pusiera enfrente.

Me levanté con un salto y corté el arma de Aly con un solo movimiento de abajo hacia arriba. Él se sorprendió y saltó hacia atrás mientras sostenía el resto de su rifle.

–¿Qué demonios?

Ninguno de ellos se esperaba que sobreviviera al primer disparo, por lo que habían bajado su guardia.

En ese momento, cambié de arma, transformando la espada en un arco. Una de las características de mi perla era la variedad de armamento que tenía, siendo capaz de aparecer una espada, una daga larga y un arco. Eso era más que suficiente.

Sin darme cuenta, Riley se acercó por mi espalda y comenzó a disparar. Debido a que el cañón de su arma también estaba cubierto, no podía hacerme daño. De hecho, nadie podía, así que los obligué a combatir mano a mano, el terreno que yo dominaba.

Aly tiró el resto de su arma y tomó una pequeña daga que guardaba en su cintura. Tiré de la cuerda del arco y una flecha apareció.

–¡Muere!

Eduard presionó el gatillo de su ametralladora M60, pero ninguna bala salió de ella. Camille hizo lo mismo con su FN SCAR-L, obteniendo un resultado similar.

Adler había entendido más o menos lo que sucedía, así que tiró su arma al suelo y corrió a enfrentarme mano a mano, una opción verdaderamente estúpida.

Al momento de que Adler salió hacia mí, solté la cuerda, arrojando la flecha hacia Eduard. Esta dio en el objetivo, perforando el hombro de Eduard y arrojándolo al suelo.

Una vez hecho su trabajo, hice desaparecer el arco en partículas de luz.

–Tres Torres, un Caballo y dos Peones, parece que ni siquiera me toman en serio.

–¿Qué dices? ¿Crees que podrás contra todos siento solamente un Caballo?

–Obviamente.

Tiré mi chaqueta hacia atrás, tapando el rostro de Riley, para luego golpearlo directamente en el rostro con una patada.

Me deshice también de mi camisa, mostrando mi pieza.

–¿Qué harán contra un Rey?

Cambié mi arma a una espada y salté contra Aly, el cual se defendía con solo una daga.

–Esto es estúpido.

Corté su daga a la mitad y también parte de su brazo con un solo movimiento. Aly cayó al suelo mientras sangraba.

Adler no se detuvo y siguió corriendo.

–En honor a tu valentía, te enfrentaré.

Deshice la espada en mi mano izquierda y me preparé para combatir mano a mano. Él, ya que era caballo, tenía una fuerza superior al resto.

–¡Toma esto, maldito!

Con todo el impulso que traía, lanzó un golpe con su mano derecha tratando de golpear mi rostro. Podía ver cómo todo se ralentizaba hasta el punto de que su movimiento se detuvo.

–Muy lento.

Usando toda la energía cinética que pude conseguir girando mi cintura, lo golpeé con mi mano izquierda con un gancho desde abajo, impactando de lleno su mandíbula. Sería imposible que él me detenga.

El tiempo regresó a la normalidad en el momento en que lo toqué. Al recibir el fuerte golpe, su cuerpo salió en dirección hacia atrás, cayendo estrepitosamente sobre su espalda.

–¿No lo entiendes?

Sé que no debería hacer esto, pero, puedo justificarlo como defensa propia.

La siguiente en aproximarse fue Camille, la cual era muy buena con el uso de armas blancas, como dagas y cuchillos, además de ser experta en el combate cuerpo a cuerpo.



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En el texto hay: clasessociales, trianglo amoroso, aliados y enemigos

Editado: 19.11.2020

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