T O R R E [ #2 - Los Aliados ]

Capítulo IV

—Julie, ¿por qué lloras? No es bueno que estés triste todo el tiempo.

Una mujer de unos treinta años se acercaba a una pequeña Julie mientras esta estaba acurrucada en un rincón de una gran sala blanca. Había lágrimas recorriendo las mejillas de la niña, mientras su respiración se escuchaba agitada.

—A ver, hija. ¿Qué es lo que sucede? ¿Me lo contarás a mí?

La dama se arrodilló junto a Julie, tratando de calmarla. La abrazó y comenzó a hablarle.

—Es que, me acaban de quitar algo —decía entre sollozos.

La mujer, llamada Lanessa, abrazó a Julie mientras ella se acurrucaba en su pecho. El sentimiento de perder algo que era tuyo no es muy agradable, y a una corta edad, te darán ganas de llorar.

Es parte de la vida, ¿no lo crees?

—Esa no es razón para ponerte triste, habrá cosas mucho más dolorosas en el futuro, así que no tienes por qué preocuparte por eso.

Siempre que hay un concurso, habrá inconformes. Gente que lo da todo para no ganar nada, que pierde por escasos centímetros o segundos.

Claro, nadie quiere perder, y todos quieren ganar. Eso es completamente imposible, no puede hacer muchos ganadores, no sería justo para los que realmente se esfuerzan en alcanzar el objetivo.

Las competencias actuales te dan la ventaja de dar tres premios, aunque solo hay un ganador. Y los otros participantes, ¿qué reciben ellos después de su esfuerzo hecho por años?

Creo que esa parte es llamada “premio de consolación”, dado únicamente a los perdedores. Es la única manera que existe de recompensa para ellos, y no es muy grata que digamos. Después de todo, nadie quiere el premio de consolación, sino el de primer lugar.

Aunque a veces es mejor recibir lo que te den a no obtener nada.

—Créeme, no todo estará de tu parte, y tendrás que sobreponerte.

—Pero, mamá.

—Hija, es parte de crecer. Ya tienes edad suficiente como para razonar correctamente. No te pido que no le des importancia, pero tampoco que te la pases toda la vida amargada.

Lanessa limpió lentamente las lágrimas que corrían por las mejillas de Julie mientras esta trataba de calmarse un poco.

Aunque nadie quiere estar del lado del perdedor, es necesario que haya gente que tome ese rol.

—Toma, te daré esto, asegúrate de cuidarlo.

Lanessa tomó una pequeña cadena de su bolsillo y la colocó alrededor del cuello de Julie. Este adorno tenía grabado el nombre de Julie en una pequeña placa que colgaba del frente del collar.

—Te lo iba a dar en tu cumpleaños, pero creo que ahora es un buen momento.

Poco a poco, Julie comenzaba a dejar de llorar. Aún con su corta edad, ella sabía muchas cosas que su madre se había encargado de enseñarle en sus ratos libres mientras trabajaba. Su padre también andaba por ahí, pero no era capaz de ver mucho a Julie debido a que este estaba mucho más ocupado que su madre.

Aunque eso no era impedimento para que se llevaran bien como familia.

—Vamos, deja de llorar. ¿Qué te parece si, al terminar mi turno, salimos un rato a ver las estrellas? ¿Te gustaría?

—¡Sí!

Julie afirmó con todas sus fuerzas. Desde pequeña le había fascinado la naturaleza, y observar las estrellas se había convertido en su actividad favorita.

—Entonces, tenemos un trato.

Pero esa ocasión no llegó, y la promesa se quedó en el aire.

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Oigo pasos que se aproximan por el pasillo, pero ni siquiera levanto la cabeza para ver de quién se tratan. No quiero que nadie me mire cómo estoy.

Me siento derrumbada, aunque una mejor manera de describirlo sería rechazada.

Si tan solo esto fuese un mal sueño. Desearía que Kay llegue y me diga que todo está bien, que nada de esto está sucediendo en realidad.

—Tu deseo será cumplido.

Escucho una dulce voz cerca de mi oído. Al levantar mi vista, distingo a una mujer de unos treinta años parada frente a mí. Su cabello blanco cae por ambas partes de su rostro, mientras que sus ojos son de una tonalidad cercana al gris. Si me lo preguntas, es bella.

—Soy Vanessa, Vanessa Moon. Sé que has escuchado de mí, así que seré breve. Mi tarea era cuidar a Kay, ya que él es el portador de mi perla, pero creo haber fallado en eso. Alguien ha tomado mi forma y ha hecho un gran daño a Kay. Sé que no puedo remediar el pasado, así que lo más que haré será consolarte. Ven, levántate, mira quién está frente a ti.

Trato de ponerme en pie. La altura de Vanessa es casi similar a la mía.

—Mira, te daré esto cuando estés a solas, así que no esperes mucho.

Podía escuchar un par de pasos que se acercaban a mí, diferentes a los que había oído hacía unos momentos. Al fijarme en la silueta que se aproximaba, me quedé helada.

—¿Kay?

Una persona similar a Kay estaba parada frene a mí. Sé que eso no es posible, ya que él debe estar dentro de la habitación junto a Amelie. ¿Qué es lo que está sucediendo?



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En el texto hay: pasados oscuros, manipulacion, trianguloamoroso

Editado: 26.05.2021

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