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Fernando

Te quejas de que tus padres no te dejan salir con tus amigos a divertirte. No hay muchas diferencias entre los dos.

Mi padre no me ha dejado salir en mi vida, literal parezco Rapunzel ¿el motivo? Mi familia es líder de la mafia Montenegro, una de las más grandes del continente. Mi hermano y mi padre trabajan en eso, yo soy la excepción, no me llama la atención participar en el negocio, aunque estoy considerando participar porque me estoy aburriendo de estar encerrado todo el día.

En los últimos meses he pensado en escaparme, si quiera perderme un rato en la ciudad, pero cuando regrese —porque no pienso irme toda la vida eh—, ya no volvería a salir.

Así que voy a intentarlo por las buenas, ya tengo diecinueve —casi veinte —, ya no soy un niño.

Salgo de mi habitación y camino a la oficina donde está mi padre trabajando, toco la puerta y espero a que me dé el pase.

—Padre, quiero hablar contigo.

—¿Qué pasa hijo?

Mi padre, Guillermo Montenegro, uno de los más grandes narcotraficantes del país, era temido por todos sus enemigos.

—Quiero salir a conocer el mundo —jugaba con mis dedos nervioso por su respuesta.

—No tienes necesidad de hacerlo, aquí tienes todo.

—Lo sé, pero quiero conocer lo que hay afuera de la mansión conocer gente y hacer amigos.

—Es muy peligroso para ti que andes afuera, recuerda que tenemos muchos enemigos.

—Lo sé, pero puedo salir con Luka o con guardias —dije insistiendo.

Tenía que conseguir ese permiso.

—¿Que? ¿De nuevo Rapunzel queriendo salir del castillo? —entro Luka burlándose de mí.

—Luka deja en paz a tu hermano —dijo serio mi padre sin voltear a verlo.

—Yo solo vine a dejarte estos papeles y me voy.

Luka deja lo papeles en el escritorio de nuestro padre y después se dirige a la puerta.

—Adiós Rapunzel —burlón.

—¡Luka!

—Si, si "deja en paz a tu hermano" —grita a lo lejos.

—Entonces papá, ¿puedo salir? —volví a preguntar.

—No Fernando, y mejor vete a tu cuarto —volvió a decir serio.

—Padre...

A la mierda mis planes de conocer al mundo

Paulina

Revisaba con preocupación las noticias sobre mi ciudad, cada día, más mujeres perdían la vida y eran privadas de su libertad.

Aunque yo no haya sido víctima ninguna de los dos, si había visto el daño de una prima al ser abusada y secuestrada, ese día quise poner mi granito de arena para acabar con los feminicidios y los secuestros. Mi meta, era que las mujeres podíamos vivir sin miedo.

—No puedo creer, los feminicidios y los secuestros van en aumento.

—Y las autoridades no hacen nada —decía mi mejor amiga Alejandra, ella también me acompañaba en esto.

—Tenemos que presionar a las autoridades.

—¿Y de qué sirve?, si no hacen nada —decía Alejandra.

—Pues algo tenemos que hacer para que esto se detenga.

—Es una lástima que la policía no haga nada.

—Lo sé —regreso a ver mi laptop.

—Cambiando de tema, ¿Cómo te va con Max? —sonríe pícara.

Max es un compañero de clases de la universidad, ha mostrado más de una vez su interés en mí y yo más de una vez le había mostrado que no quiero nada con él.

—Pues el insiste en ser mi novio, pero yo solo lo quiero como amigo.

—Ay amiga tienes que darte una oportunidad en el amor, no todos los hombres son iguales.

—Pues para mí sí lo son.

—Algún día te veré enamorada de alguien vas a ver.

—Eso nunca va a pasar.

Fernando

El plan era sencillo, salir al patio, burlar a los de seguridad y escapar.

Nunca lo había hecho antes, pero ya me harté de vivir encerrado como Rapunzel, solo me faltaba la larga cabellera.