Narrador
«15 años atrás...
Era una tarde tranquila, la madre de Fernando y Luka, Emily veía como su hijo mayor jugaba en un inflable, mientras que el pequeño Fernando estaba enfermo
—Mira mami que tan alto brinco —decía el pequeño Luka de ocho años.
—Si mi amor —decía Emily.
—Disculpe señora —decía la empleada—. Él niño Fernando ya se despertó y pide verla.
—Está bien, ahorita voy.
—Si señora, con permiso.
Mientras que Emily iba a ver a Fernando, a Luka se le había ocurrido una idea
—Y si le hago una broma a mi mami —pensaba Luka.
Emily ya había regresado de ver a Fernando y Luka pondría en marcha su broma
—Mira mami... —brincando—. Que tan alto brinco... —finge que se cae.
—¡Luka! —grita preocupada.
Emily corre hacia su hijo, pero tropieza cayéndose en la alberca y golpeándose la cabeza. Guillermo que venía llegando observa toda la escena
—¡Emily!
—¡Mami! —grito el pequeño Fernando. Su nana lo traía de la mano y pudo presenciar la escena
Guillermo había llevado a su esposa al hospital, ya habían pasado horas y todavía no sabía nada de ella.
—Familiares de la señora Emily Montenegro —anunciaba el doctor.
—Soy yo, yo soy su esposo. ¿Cómo está mi esposa? —pregunto angustiado.
—Lamento informarle que su esposa cayó en estado de coma, no sabemos cuándo va a despertar.
—No, no puede ser —jalando se el pelo.
La mente de Guillermo pensaba en como decirles a sus hijos del estado de su madre. Miraba a un punto fijo, su mano derecha, Francisco, le informo del estado de sus hijos, Fernando no dejaba de llorar y preguntar por su madre, mientras que Luka se había encerrado en su habitación. Pidió a sus hombres que mantuvieran vigilado el hospital
¿Estaría pagando algún tipo de karma? Probablemente si, no había sido un santo en su vida, había hecho sufrir a muchas personas y era hora que pagara ese sufrimiento.
Llego a su mansión que compro específicamente para su esposa y que ahora se sentía sola, vacía. Llego a la habitación de uno de sus hijos: Fernando, esta dormido abrazando una almohada, no lo despertó, solo lo observo dormir unos minutos y se fue a la siguiente habitación, la de Luka. La de este no la tocó para saber si su hijo estaba dormido o despierto, ni siquiera entro, solo la observo y se fue a su oficina donde dirigía todos sus negocios, lavado de dinero, trata de blancas, venta de droga y transporte ilegal de armas, todo lo de narcotráfico. Se sentó y abrió una botella de licor, la bebió directamente de la botella, no molesto en servirse.
Unos golpes en su puerta hicieron que alejara la botella de los labios.
—Adelante —detrás de la puerta estaba Fernando, tenía los ojos hinchados de tanto llorar, con su pijama puesta y el cabello castaño revuelto.
—¿Y mi mami?
Guillermo suspiro, ¿cómo se lo diría?
—Tu mamá estará un tiempo en el hospital, está enferma —quizás no es la mejor explicación, pero es lo que un niño de cinco años entiende.
—¿Ella va a venir?
—Vendrá —hecho para atrás el cabello de su hijo, tenía la frente caliente de seguro por la fiebre.
Fernando se acercó a su padre y le dio un abrazo, Guillermo necesitaba ese abrazo...
Luka también necesitaba ese abrazo, pero se abstuvo de ver solo a su padre y hermano mientras que él se sentía solo.
» Meses después...
Los meses habían pasado y el estado de Emily no mejoraba, hasta que un día, el corazón de Emily había dejado de latir, trayendo con ello un mar de tristeza para su esposo e hijos. Los meses pasaban y Luka ya no era el mismo de antes, se había vuelto frío y distante, ya no jugaba con su hermano y Fernando con trabajo entendía las cosas. Guillermo se hundió en una profunda depresión, y solo le prestaba atención a su hijo menor, ya que él era el que no entendía muy bien las cosas, eso hizo que Luka creciera con un profundo odio y rencor hacia su hermano.
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Editado: 24.08.2025