[¿Iniciar simulación?]
[Sí] [No]
Kai seleccionó "SÍ" en el gran vacío que se extendía frente a ella. En cuanto comenzó la simulación, pixel por pixel la negrura infinita fue reemplazada por un desierto que ella conocía de memoria.
Se encontró en una calle holográfica de color naranja. El cielo no se había esclarecido; estaba ahora cubierto de millones de estrellas, incluso algunos planetas como Urano y Telyon se mostraban más o menos grandes y brillantes. Una nebulosa violeta seguía el movimiento de la calle hasta más allá de donde la vista permitía, indicando cómo sería el recorrido. La calle proyectaba suficiente luz por si sola para permitirle ver sin enceguecerla.
Dunas de arena se extendían por diestra y siniestra. Entre sus plantas secas sobresalían hologramas de al menos diez metros de alto en los que se enseñaban primeros planos de vehículos de carreras. Algunos estaban en acción, liderando filas con un piloto al que el casco le cubría la cara, pero otros estaban como modelos enseñando una nueva colección de ropa. Sus imágenes eran ásperas gracias a la arena detrás, pero esta se volvía invisible a medida que Kai se acercaba. Dio un salto para bajar de la holocalle, suspendida sobre la arena a la perfección. Al llegar junto al más cercano, la imagen fue pura, sólida, incluso si ella podía atravesarla con la mano.
Kai deslizó los dedos al costado y la imagen acompañó el movimiento, cambiando por un vehículo distinto. Presionó la imagen de uno que le gustó y el cartel entero se apagó.
Unas enormes letras verdes de neón, similares a las del principio, aparecieron en el cielo. Destellaron varias veces, captando su atención.
[Buscando servidor disponible...]
Kai aguardó con paciencia sobre la calle, aprovechando el momento para examinar el mapa que otro cartel enseñaba. Estaba siguiendo el recorrido con el dedo cuando la paz desapareció.
Su cuerpo no se movió, ni el área o siquiera el cielo, pero se encontró de la nada en medio de un gentío. En la calle había ahora dos hileras con cinco vehículos cada una, donde se encontraba al final la motocicleta que antes había seleccionado, con una flecha de neón señalándola. Nadie siquiera la miró cuando apareció en la arena de la nada, igual que hacían otros tantos que iban apareciendo con sus respectivos vehículos o con las manos vacías.
Un reloj iba contando en reversa entre las estrellas, destellando también. Kai, tras comprobar que tenía unos cinco minutos antes de comenzar, se acercó a su motocicleta a chequear su estado.
La cubría en su totalidad, desde las ruedas al cuerpo, una coraza de un metal desconocido. En su color negro se reflejaba el de la calle. Una sola línea recta de luz amarilla seguía la forma de la moto y formaba un hexágono en las cubiertas de las ruedas, representando lo que no se podía ver. Kai las cambió por unas moradas en el panel sobre el manubrio.
Se sentó encima y aguardó a que la cubierta se moldeara como plástico caliente a su cuerpo. Se hizo un espacio para que su pie encajara con comodidad en el pedal. La ligereza del manubrio le sorprendió. Cuando giraba, el metal se movía como goma.
—¿Es la nueva lightning–5? —preguntó alguien detrás de Kai—. Es una terrible elección.
El cabello de Kai voló al dar la vuelta y tardó un rato en aterrizar por la falta de gravedad. Estaba hecho de filamentos de plata, tan finos como cabello real, y reflejaba las luces que de todos lados la abordaban. El naranja de la calle, el violeta de la moto, el verde del reloj en el cielo, incluso los carteles publicitarios que se extendían a ambos lados del camino.
Un hombre estaba inspeccionando su motocicleta. Sus pupilas tenían un punto rojo titilante en el borde, señal de que estaba revisando en la web mientras la observaba. Solo miró a Kai cuando esta hizo ruido con el talón.
—Por suerte no te pregunté, ¿no?
Una sonrisa de genuina diversión apareció en los labios del desconocido. Kai hizo que se desplegara junto a él un tablero con los escasos datos públicos que tenía.
Ryd3r, decía en su perfil. Le sorprendió que tuviera oculto su experiencia.
Tuvo que arreglárselas con lo que veía para saber algo de él. Tenía en el cabello un tono tornasolado, oscilante entre celeste, verde y azul. Sus ojos compartían los mismos tonos.
—Kitty, ¿no? —dijo el nombre de usuario de Kai en voz alta—. Tienes bastante experiencia, ¿cómo es que elegiste... esto?
Hizo referencia a la moto entera. Kai alzó la vista al cielo para comprobar que todavía le quedaban unos minutos para perder.
—Es rápida.
El sujeto, Ryder, pareció bastante sorprendido. Probablemente tomó a Kai por una tonta.
—Es demasiado ligera —agregó él—, los demás te van a aplastar en un par de metros.
Ella no podía discutirlo realmente. Había probado cada vehículo disponible en su catálogo, desde automóviles hasta las bestias, y sabía que las motos eran las más propensas a perder. Las tomaban los inexpertos que desconocían cómo huir de los demás. Los expertos las evitaban por las malas experiencias del principio. En parte, su desuso era otra ventaja.