Take Me: Tómame

Capítulo 13

Tres años atrás﴿

Me mantengo serena, sentada con las piernas cruzadas al borde de un peñasco, cierro mis ojos y respiro el aire fresco del lugar, escucho el pasar del aire por los árboles y hago mi mejor esfuerzo por meditar como me recomiendan. A mi lado descansa la cabeza de Gideon, dentro de una bolsa de tela negra, el olor a carne podrida llega a mi nariz, pero decido ignorarla.

Escucho pasos detrás de mí, el pasto es aplastado, la tierra cruje sutilmente, en un momento normal, no los escucharía, pero bajo la meditación es como si aumentara mi agudeza auditiva. Quien se acerca a mí parece confiado, escucho el metal de un arma siendo apuntada, lentamente el percutor se coloca en posición, mi agresor busca hacer todo con minuciosidad y cautela, es una rusalka, lo sé.

Antes de que recargue el cañón en mi cabeza abro los ojos y con un movimiento rápido giro mi cuerpo, con una mano tomo el arma que libera una bala, esta se clava en la tierra mientras yo me apoyo en el brazo de mi atacante para ponerme de pie y con la misma inercia le doy un rodillazo en las costillas para después golpear su brazo y hacerla tirar el arma.

La tomo por el cuello de su camisa blanca impecable y le doy un cabezazo tan duro que incluso a mí me duele y me ataranta, termina en el piso, confundida, con las manos en la cabeza, pero aun así no me confío; tomo el arma por el cañón y después levanto su cabeza tomándola por el cabello, cuando estoy dispuesta a empezar a golpear su rostro con la cacha escucho unos aplausos cada vez más cercanos.

—¡Bravo!, ¡excelente!, ¡no esperaba menos!—, levanto la mirada y me percato de Óscar avanzando con su elegancia, traje y guantes de piel, incluso se ve extraño rodeado por árboles y naturaleza.

—Te lo dije…— Dusha camina detrás de él, ataviada con sus acostumbradas prendas, vestido de falda larga, una estola de seda roja y su abanico que parece no soltar.

—La última valquiria…— pronuncia con precaución, dándole una entonación mística a sus palabras —…siempre creí que era una leyenda, pero… ahora que te veo bien, creo que puedo creer en ella.

—¿Leyenda?—, suelto la cabeza de la rusalka y desarmo la pistola dejándola caer frente a ella.

—Simone Cárter no solo recibió un entrenamiento como rusalka, también se formó en las filas de la policía y no solo eso, estuvo seis meses en la milicia… no me imagino cuantas artes marciales debe de dominar, además de su excepcional manejo de armas, ella puede pilotear cualquier auto, helicóptero e incluso avión— añade Dusha orgullosa.

—¿Por qué te rehúsas a regresar a tu hogar?—, pregunta Óscar con curiosidad.

—Porque no tengo hogar y si te refieres a la mafia, bueno… se pueden ir al diablo.

—Tiene tu misma arrogancia, Dusha, es una tristeza que no quiera estar con nosotros— pone una cara de puchero que parece más de burla.

—Tengo otras cosas que hacer…— regreso a mi lugar de meditación y alcanzo la bolsa —…pero eso no significa que no le pueda dar lo que me pide, señor— camino hacia él mientras abro la bolsa —creo que ambos podemos vernos beneficiados de esto— me hinco siguiendo los consejos de viejos vikingos y expongo la cabeza de Gideon para él, como si fuera un rey, bajo la cabeza y espero.

—Me traicionarás en cuanto tengas oportunidad…— toma la cabeza de Gideon y lo ve más de cerca, reconociéndolo —…harás conmigo lo mismo que hiciste con él.

—Tal vez… pero no mientras siga recibiendo su ayuda…— levanto la mirada, sin miedo de mostrar mis cartas.

—Entonces… la colaboración durará mientras estés en guerra con Burak.

—Muerto Burak, puedes empezar a preocuparte por tu cabeza— le guiño un ojo y contrario a lo que esperaba, no parece tener miedo, supongo que está acostumbrado a este tipo de convenios.

—Bien… me parece justo— extiende la cabeza hacia un lado y una de las rubias que lo acompañaban la primera vez, toma a Gideon y retrocede, desaparece detrás de él.

—Te entregué a Gideon… mi plan es hacer caer a cada uno de los colaboradores fuertes de Burak… empezando por los topos que me traicionaron dentro de la policía— Óscar ladea su cabeza hacia un lado, prestándome toda su atención —el agente de asuntos internos, René Glozz y el director de servicios especiales Elías  Koskov.

—Tú lo has dicho, solo son topos…

—Me traicionaron... los quiero muertos…— pronuncio cada palabra envenenada —…Gideon solo fue la declaración de guerra, pero ellos serán una advertencia, un recordatorio de que no soy la estúpida que creen.

—Si los matas, sabrá que eres tú.

—Esa es la idea— sonrío satisfecha con su deducción.

—Claro… ¿qué más terrorífico que el fantasma de un viejo enemigo vaya tras tu cabeza?, jajajaja muy bien valquiria, te brindaré lo que necesites para llegar a ellos… te daré a Camille, mi mejor rusalka…— voltea hacia un lado y la otra rubia que conocí aquella vez camina hacia mí, su rostro ya no destila desprecio, al contrario, parece comprometida —…te daré Zora, a mi mejor berserker…— a su otro lado sale un hombre alto, de cabello rubio y ojos castaños, es un moloso con una horrible marca atravesando su rostro, tiene un gesto frío y pareciera estar desconectado de su entorno —…ellos deben de ser suficiente para encontrar a esos topos, darte su localización y ayudarte a llegar a ellos… seguirán tus ordenes al pie de la letra…




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