Take Me: Tómame

Capítulo 14

Caro Ortega

Voy sola, en silencio dentro de mi auto, las calles están llenas de nieve y ningún alma alrededor, espero a que el semáforo cambien de color para continuar con mi camino mientras mi mente se concentra en lo que vimos en ese departamento. Volteo hacia el asiento del copiloto donde están todos los papeles encontrados, los tomo y los paso uno por uno, la copia del contrato para tomar su cargo, algunas conversaciones de whatsapp que ni siquiera me molesto en leer y de pronto se escurre una hoja de cuaderno algo arrugada con el número y nombre de Hannah, supongo que para hacerle una entrevista por su nuevo cargo o eso espero.

El semáforo me indica que puedo continuar, tomo mi celular y comienzo a marcar el número de la hoja, sin olvidarme de estar al pendiente de mi entorno, ¿qué me puede pasar?, ¿morirme por un accidente automovilístico?, puede ser, la idea me da gracia. Escucho en las bocinas del auto el sonido de llamada, espero pacientemente hasta que la irritante voz de esa reportera suena.

—¿Quién habla?

—Soy la teniente Caro Ortega, fui hace unos días al edificio del diario “Gravity” y tuvimos la oportunidad de platicar, me acompañaba la agente Doherty…— se queda en silencio, pero puedo escuchar su respiración —…me comunico porque quisiera intercambiar información.

—¿Por qué?

—Am… porque quiero información…— su nerviosismo la hace preguntar cosas tontas.

—Lo siento, es muy noche, ¿ya vio la hora?, además mañana tengo que realizar una entrevista muy importante, lo siento…

—Espero que su entrevista no fuera a Michael Massee…— de nuevo su silencio y su respiración entrecortada.

—Nos vemos en el bola 8 en 20 minutos— me dice con la voz más decidida.

—Estoy ahí en 15— le cuelgo y corrijo mi ruta.

Ese maldito lugar de mala muerte, lleno de alcohol, tratos ilícitos y gente conflictiva, no me sorprende pues su dueño es la fiel representación a todos los pecados que se llevan a cabo ahí. Pese a la mala fama del lugar y el aspecto desagradable siempre tiene una fila enorme para poder entrar.

Estaciono mi auto afuera y prendo un cigarro mientras veo esos focos neón titilando y a dos gorilas imponentes en las puertas decidiendo quien entra y quién no. Me acerco arrogante y confianzuda, me planto frente a ellos y les muestro mis credenciales, parece no ser suficiente puesto que uno me señala la fila para entrar.

—Lo siento, tengo prisa, no me tomará mucho tiempo— les digo mientras intento colarme.

—¿No entendiste?, a la cola, policía— uno me empuja del hombro haciéndome retroceder.

—No quiero llegar a la violencia, pero si es necesario…— guardo mis credenciales y comienzo a quitarme la chamarra, decidida a medir mi fuerza.

—Déjenla pasar— una voz resuena detrás de los tipos enormes que no me permiten ver más allá de sus corpulentos cuerpos hasta que se hacen a un lado, dejando a la vista al dueño, Tony —supongo que tiene algo importante que hacer esta alma en pena— me hace un movimiento con la cabeza invitándome a entrar.

Con la frente en alto y acomodándome de nuevo la chamarra paso entre los guardianes y el ruido de la fiesta llega hasta mis oídos antes que las luces de colores y el humo. Caminamos por un pasillo que lleva hacia el núcleo del entretenimiento y los excesos, un conjunto de cuerpos sudorosos y vibrantes se aglomeran en la pista llena de color mientras que los más aburridos y alcohólicos se reúnen alrededor de la barra.

—Creí que no volvería a verte después de lo que vi en las noticias…— dice Tony intentando hacer conversación.

—No quiero hablar de eso.

—Todos te dieron por muerta, ¿segura que no quieres hablar de eso?

—Segura… es más ni siquiera me voltees a ver— mi respuesta lo hace voltear y hacer justo lo que le pedí que no hiciera. Se cruza de brazos y ladea su cabeza hacia un lado, divertido por mi actitud.

—Has cambiado, espero que para bien, espero que eso te llene el alma y te haga mejor persona, para ti…

—Vaya, eso significa mucho viniendo de alguien como tú.

—Jajajaja ¿qué necesita, agente?

—Vendrá la reportera del diario “Gravity”, Hannah Porter, necesito un lugar donde podamos platicar—. Voltea y me señala con la mano un privado en el fondo, con un tubo saliendo de la mesa y una cortina muy pesada que puede recorrerse.

—Espero sea de su agrado, le diré a los chicos de afuera que en cuanto llegue la hagan pasar con usted.

—Gracias— le digo algo apenada por mi comportamiento hasta el momento, pero sin dejar de mostrarme arrogante, creo que mi orgullo ha crecido desde la última vez que lo vi.

Asiente con la cabeza y me deja sola, camina de regreso hacia la entrada y por un momento me siento confundida, no sé si es la música tan alta, las luces, el humo, pero me siento desconcertada; sacudo la cabeza y camino hacia el lugar donde me señaló, paso entre las meseras con tragos extravagantes y las personas que han decidido regresar de la pista para tomar algo en la barra.

Llego al privado y corro la cortina la cual silencia un poco los ruidos exteriores, me siento en el sillón morado y cierro por un momento los ojos, estoy cansada, mi cerebro pareciera pesar más que otros días. Sin que haya pasado mucho tiempo, las cortinas se vuelven a abrir, Hannah ha llegado y sigue con el mismo semblante que la última vez, me ve con curiosidad y a la vez preocupada, sin decirme nada se sienta del otro lado.




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