Take Me: Tómame

Capítulo 21

—¿Sí?—, me asomo lo suficiente, pero sin mostrar más del interior de la morgue, no quiero que vean a Aiden. El chico de laboratorio levanta un folder color amarillo y parece horrorizado.

—Tengo el resultado— me lo ofrece y no paso por alto su rostro de asco.

—¿Todo bien?

—Véalo por usted misma… creo que es desagradable, pero… bueno… mejor me voy, intentaré dormir aunque creo que no podré— de repente se sacude como si una corriente eléctrica lo atravesara, da media vuelta y se aleja lentamente.

Cierro la puerta y veo el folder frente a mí, tengo algo de temor por abrirlo, ni siquiera recuerdo lo que pedí que buscaran. Cuando giro sobre mis talones temo que Aiden se haya esfumado como si todo hubiera sido un sueño, pero sigue ahí, curioso.

—¿Todo bien?—, me pregunta mientras abro el folder y entonces recuerdo.

—Les pedí que investigaran los alimentos que había dentro del refrigerador de Fun Boy, Glozz y Koskov…— paso las hojas, unas tras otras —…había lo que cualquier persona guardaría ahí, algunos lácteos, verduras, frutas, huevo, pero… también unos trozos de carne que no estaban emplayados como cualquiera que consigues en el autoservicio— levanto la mirada hacia Aiden, parece haber olvidado su dolor por un momento, se me acerca con curiosidad —al parecer cada pedazo de carne es de origen humano… estaban comiendo carne humana— le digo con desagrado, pero después recuerdo quien es y lo que es y busco la forma de abordar el tema con tacto o por lo menos desviarlo un poco del hecho de que es un acto grotesco —¿por qué estarían comiendo carne humana?

—Por órdenes de Burak— dice apretando la mandíbula con fuerza.

—¿Para que obligaría a sus hombres a comer carne humana?—, cuando termino la pregunta me doy cuenta de la respuesta, de lo que me ha comentado Cárter con respecto a ciertas criaturas llamadas…

—Wendigos… quiere crear wendigos… que cada uno de ellos sea casi imposible de matar— responde Aiden molesto, caminando de un lado para otro.

—Supongo que los que ya están en cargos importantes llevan tiempo suficiente comiendo carne humana, siendo muy peligroso enfrentarlos… y quienes aún no toman su nuevo trabajo, siguen siendo más humanos que bestias…

—Ignoraré que sabes lo que es un wendigo y que no te da miedo pensar en que existen y agregaré que… no es tan fácil, no solo dependen de comer carne…— camina hacia mí con los brazos cruzados sin quitarme la mirada de encima —…tienes que alimentarte de alguien a quien quieras, a quien ames, solo así te conviertes en esas bestias— levanto los hombros e intento sonreír de forma inocente, pero claramente no pasará por alto esta plática.

—¿Algún familiar?

—La mayoría de las veces…

—Bien, les pediré que busquen similitudes genéticas con las víctimas— dejo el folder en el escritorio.

—¿Quién te habló de los wendigos?, ¿por qué no les temes?

—Doctor… prometo responder todas sus preguntas, pero… solo le pido que vaya con Ortega, haga que se quite los lentes y tal vez no sea necesario que venga a interrogarme después, creo que entenderá muchas cosas… véalo como un regalo, tal vez me meta en problemas, pero creo que vale la pena— le guiño un ojo dejándolo desconcertado.

 

Aiden Meyer

Camino por las calles con las manos dentro de los bolsillos de la gabardina. Llego hasta el lugar donde evité que Grendel matara a la teniente Ortega, aún hay marcas en el pavimento del incidente, sigo el rastro de llanta quemada y mis pasos me llevan a una casa de tamaño considerable, con sus paredes blancas, un par de sillas de mimbre descansan en el pórtico, la única luz prendida es la de una habitación superior, la ventana está a plena vista y desde este lado de la acera logro ver la silueta de la teniente, parece estarse preparando para dormir.

Recuerdo la petición de Karime, quiere que hable con ella, pero es fundamental quitarle los lentes o más bien que ella se los quite, no tiene sentido, nada de lógica, pero aun así algo dentro de mí me dice que lo intente. Una bruma negra se levanta alrededor mí, como si estuviera en el centro de una hoguera y el humo termina cubriéndome por completo mientras que mi cuerpo se disuelve junto con él; al principio la transformación era un proceso doloroso, pues sentía como mis tejidos se separaban para después desgarrarse, volverse partículas pequeñas mezcladas con ese humo mágico que siempre me envuelve y reconfigura mi estructura anatómica, desvaneciéndose para mostrar a esa bestia peluda y desagradable.

Incluso siento que mi mente cambia, es como si mi consciencia luchara por mantener el control de mi cerebro y mis impulsos, las ganas de cazar, de comer, de destruir se vuelven una prioridad, lo poco que queda de humanidad en mí los suprime lo suficiente para no cometer errores, pero a veces es agotador.

De nuevo levanto la mirada hacia la ventana, escucho mi respiración a través de mi cráneo expuesto y puedo detectar el olor de la teniente aunque estemos muy lejos el uno del otro, ese aroma a cítricos tan similar al de Cárter y a la vez tan diferente, ¿es acaso que me he vuelto loco?, supongo que es mi necesidad de encontrar a Cárter de alguna manera, por lo menos lo más cercano a ella, lo que me haga sentir menos miserable.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.