Take Me: Tómame

Capítulo 24

Segunda parte del plan, tal vez la más ambiciosa, convencer a las nornas de que me ayuden, porque claramente no entraré así como así a ese prostíbulo, tendría que hacerme de fama para que me escogieran como parte del grupo de mujeres que irán con Burak y para que eso pase tendría que esperar mucho tiempo y meterme con muchos hombres para lograrlo. Necesito tomar la identidad de una que sea candidata o que ya haya ido y esté dispuesta a regresar, pero primero lo primero.

—No tendrías por qué preguntarte por la magia, tenemos suficientes corazones para crearte a imagen y semejanza de quien tu consideres, pero aquí lo importante es que consigas a alguien que no vaya a mostrarse en ese momento, sería difícil de explicar… ¿entiendes?—, me advierte Urd.

—La escogeré bien… iré a ese prostíbulo y averiguaré quien irá a esa reunión de Burak, cuando la tenga… veré la forma de que no vaya— lo digo como si fuera muy  fácil.

—Yo la acompaño— de inmediato se apunta Ragnar levantando la mano emocionado.

—Ragnar…— dice Tyra con esa voz ronca que le sale cada vez que va a regañar a alguien.

—¿Qué?, es en serio, no me da confianza dejar a la niña sola en un lugar de esos— se me acerca y me abraza con un solo brazo por encima de mis hombros, haciéndonos ver como si fuéramos muy unidos.

—Puedo ir sola— le digo echando a perder su plan.

—¡Cállate!, no te dejaré sola…— me toma por los hombros obligándome a voltear hacia él —…el abuelo Ragnar irá contigo para protegerte— me da un golpecito en la nariz como si fuera una pequeña niña.

—Quien debería de acompañarme sería alguna de las nornas pues tienen que ver como se ve la prostituta en la que me tienen que convertir— me cruzo de brazos molesta, Ragnar solo piensa en sacar ventaja en todo lo que se hace, a veces es molesto.

—No es necesario, con ver tus recuerdos será suficiente, solo… vela bien y podremos trabajar con eso— me dice Urd tranquila, como si la insistencia de Ragnar no le causara ni gracia ni molestia.

—Es lo genial de ser una norna y saber cómo manipular el seidr— me dice Verdandi con esa cara de que le gusta salirse con la suya.

 

—¿Seidr?, escucho que lo repiten mucho, pero…—, le pregunto a Ragnar estando frente a la rosa roja, el prostíbulo de donde salen las prostitutas para Burak y sus hombres. El lugar alguna vez le perteneció a Top Dollar, eso me hace recordar el consejo que le dio Fun Boy Hannah para cuando tuviera que entrevistar ese maldito.

El lugar es un edificio pequeño de tres pisos, parece un hotel de paso, pero no cualquiera, aunque es pequeño y pareciera sencillo, los acabados de lugar, la limpieza, todo es demasiado ordenado, no ves a ninguna prostituta ofreciéndose afuera y carros bastante elegantes entran ahí con hombres aparentemente solos.

—Se me olvida que eres una ignorante— resopla Ragnar antes de contestarme —“seidr” es la magia nórdica, hechicería que en su mayoría practicaban las mujeres, videntes, volvas… ¿entiendes?

—¿Hechiceras vikingas?

—Algo así, mujeres que nacieron como mortales e hicieron más estrecha su unión con la naturaleza y no solo eso, practicaban el seidr y aparte eran videntes; creando mezclas de plantas y otras cosas para tener visiones y estar en contacto con los dioses, también eran consejeras del jarl o el gobernante del lugar, la brujería siempre ha estado muy relacionada con la política aunque parezcan cosas opuestas…

Avanzamos hacia el lugar, vine vestida de civil, sin mi placa ni mi arma, no quiero llamar la atención, mientras que Ragnar decidió disfrazarse de Torstein, con su acostumbrada manzana, camina lleno de confianza hasta la puerta y la abre para mí.

—Entonces… las nornas ¿son videntes?

—Sí y no… comenzaron como todos nosotros, como mortales con una afición, en su caso, ser videntes, practicar con el seidr y ser consejeras de sus respectivos pueblos, cuando murieron descubrieron que no solo renacieron como nosotros, sino que su experiencia previa las hicieron dignas de conocer el pasado, el presente y el futuro y… manipularlo.

Llegamos a un recibidor bastante amplio, con muebles forrados de terciopelo rojo y telas rojas y rosas traslucidas colgando de las columnas hacia las paredes mientras pétalos de rosas reposan en cada esquina, claramente el lugar hace honor a su nombre, todo apesta a rosas. Unas escaleras llevan a lo que parecen habitaciones y una chica curvilínea con un corsé rojo y negro bastante ajustado y medias de red está pegada a un atril negro con la figura de una rosa pintada en el centro.

—Buenas tardes, ¿en qué podemos ayudarlos?—, nos guiña un ojo, se recarga sobre el atril mostrándonos sus atributos.

—Muy buenas tardes encantadora dama…— Ragnar se acerca con exceso de confianza a mi parecer, toma uno de los mechones de la castaña cabeza de la mujer y comienza a jugar —…venimos buscando un poco de diversión— le guiña un ojo logrando que la chica se sonroje.

—¿Vienen juntos?—, pregunta la chica sin quitarme la vista de encima.

—Algo así…— Ragnar me voltea a ver sin poder encontrar una mejor respuesta.

—¿Qué buscan?, ¿hombres o mujeres?

—Mujeres— respondo acercándome a ellos, a la chica le nace un brillo lujurioso en la mirada, solo Dios lo que se le está ocurriendo que haremos.




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