Take Me: Tómame

Capítulo 32

Vemos una mujer de negro, ocultarse en la oscuridad, ni siquiera la cámara puede verla con claridad, si no la hubiéramos visto llegar, no sabríamos que está ahí. Pasan los minutos y Sitriuc tiene que adelantar el vídeo hasta que vemos llegar a otras dos mujeres, una con el pelo corto y rubio, se ve más grande que la otra que tiene el cabello más largo y negro, comienzan a besarse y abrazarse, empieza a volverse incómodo de ver hasta que la asesina sale de su escondite, la mujer de cabello negro no parece sorprendida, incluso por su postura, podría apostar que está llorando.

La valquiria hace lo que tantas veces he visto hacer, le corta la cabeza con facilidad, se quita la tela que cubría su rostro y envuelve la cabeza, no me doy cuenta en que momento pongo mi mano sobre el hombro de Sitriuc y la aprieto con fuerza, ansiosa porque la asesina levante el rostro hacia la cámara, pero lo que continúa es más perturbador que solo ver su rostro, una mujer se forma de la nada, es pequeña, cubierta con una capucha, algunos mechones rubios se asoman, habla con la asesina y de pronto, levanta la mirada hacia la cámara, sus ojos resplandecen iluminados por la luna y de un momento a otro la imagen tiene interferencia hasta que todo se vuelve negro, es como si con solo su mirada hubiera logrado romper la cámara.

—¿Qué demonios?

 

Aiden Meyer

Las butacas del teatro son bastante cómodas, pese al tiempo que llevan abandonadas, desde que Burak se apoderó de este lugar, la única espectadora de esa danza macabra que interpretaban las rusalkas era Dusha, ahora… el escenario está solo, las únicas mujeres que se suben son las que consigue Darla, como carne para los leones.

—Doc… ¿qué hace aquí solo?—, la voz irritante de Grendel llega a mis oídos, ni siquiera lo volteo a ver.

—Nada que te interese…

—Creo que entre nosotros dos hay demasiada hostilidad…

—Hostilidad que yo no comencé— no pienso responsabilizarme por algo que no tuve nada que ver y mucho menos si se trata de Grendel. Juro que cuando esto termine, yo mismo me haré cargo de él.

—Las cosas no han sido fáciles doc, pero deberá comprender que… es difícil controlar a esa bestia que vive dentro de nosotros, me sorprende como lo hace tan bien, tanto como humano como bestia— ve mis manos sobre los descansa brazos y sonríe —aunque usted no siempre es humano por completo, ¿me equivoco?, guarda sus garras debajo de esos guantes de piel, es la única forma en la que sobreviviría viéndose como humano ante un ataque…

—La bestia siempre está conmigo… en menor o mayor razón, pero un fragmento de mi mente siempre le corresponde, así como mi corazón— respondo con ese sabor amargo en la boca, sabiendo lo que significa esta maldición.

—¿Es por eso que la controla tan bien?

—¿A dónde quieres llegar?—, lo veo de reojo, por primera vez en todo el tiempo que llevo de conocerlo, puedo ver una pizca de humanidad, un sentimiento de arrepentimiento, su arrogancia desaparece, se vuelve dócil.

—No puedo controlarme… no puedo… domar a la bestia, cualquier emoción o impulso termina trastornando mi cerebro y ese monstruo termina apoderándose de mí… no… puedo… besar a una mujer, no puedo hacerle el amor sin que termine destruyéndola, no puedo sentir amor, no puedo sentir alegría, porque de inmediato me transformo… ¿cómo lo haces?, ¿cuál es tu secreto?, soy más viejo que tú y sin embargo nunca he podido domar a la bestia.

—Porque no se trata de domar… se trata de…— suspiro con pesadez, ¿en verdad sé de lo que se trata?, —…se trata de… acoplarte a ella, adaptarte a ella… no eres el único que tiene un monstruo en su interior, no eres el único con una lucha interna, si los demás pueden dominar a sus demonios, ¿por qué tu no?—, me levanto de mi asiento, no quiero seguir tocando este tema con él.

—Supe que tuviste un amorío con quien fuera la enamorada de Burak…— sus palabras me congelan, me quedo a la espera de que continúe —…dicen que era una agente y que… te enamoraste de ella y ella de ti, ¿cómo hiciste para no lastimarla?, ¿cómo hiciste para no matarla?

­—Tú mismo lo dijiste… me enamoré— pareciera no ser una premisa fácil de digerir para él, ¿nunca se ha enamorado?, no me sorprendería —cuando amas a una mujer… no quieres lastimarla, incluso quieres protegerla de ti mismo… así de sencillo, haces lo imposible porque tus defectos no la hieran… verla sufrir por tu culpa se vuelve un peso muy grande en tu corazón, te sientes miserable… incluso el monstruo que vive dentro de ti sufre.

—Pareciera que enamorarse es sufrir para nosotros los wendigos…

—No… enamorarse no es sufrir, pues nunca me sentí tan dichoso y pleno con alguien como me sentí con ella…— recordar su aroma, su calor, vuelve a encender mi alma.

—Yo también recuerdo lo que sentía al estar a su lado…— Burak se mete en nuestra plática y aunque su intromisión me molesta, no hago nada por darlo a notar —…aún recuerdo lo feliz que era con ella, es un bello recuerdo que jamás perderé… lo que hubiera hecho si ella me hubiera aceptado, pondría el mundo a sus pies.

—Jajajaja ¿cómo es posible que una mujer muerta los ponga así?—, Grendel pierde el encanto de la plática, termina mofándose de nosotros y no lo juzgo, es una criatura infantil, es como un niño en el cuerpo de un hombre, de un hombre que puede convertirse en monstruo ¿qué tan peligroso puede ser eso?




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