Take Me: Tómame

Capítulo 59

—Creo que después del coma tu cabeza pudo trastornarse un poco, es cuestión de tiempo para que todo esté bien, ya verás, en cuanto nazca tu bebé todo cambiará, será una nueva alegría y todo pasará —me sonríe llena de ilusión.

—Tienes razón —acaricio mi vientre y me siento ansiosa.

 

El día del carnaval ha llegado, frente a mi está el vestido que escogimos mi madre y yo en la tienda, es hermoso. Dudo por un momento en ponérmelo. Lo tomo con cuidado y lo deslizo por mi cuerpo, se ajusta a la perfección, me veo al espejo y de nuevo veo ese pequeño vientre abultado, no puedo evitar sonreír.

—Te ves hermosa —Burak parece maravillado, me ve desde la puerta, recargado, mientras me ve de arriba abajo.

—¿Me ayudas? —, le pregunto mientras le ofrezco mi espalda. Con cuidado desliza el cierre—. ¿Cómo nos conocimos? —, mi pregunta lo toma por sorpresa, parece dudar un poco.

—Nos conocimos por tu trabajo, eras policía y… yo andaba en malos pasos… —volteo hacia él con curiosidad, ¿habla en serio?—, …yo me enamoré de inmediato, pero tu dudabas de mí, no confiabas en que pudiera cambiar y tal vez tenías razón, dejar de ser un hijo de puta era demasiado difícil, pero al final, aquí estoy, haciendo mi mejor esfuerzo, para ti ­—le sonrío, recuerdo lo que vi en las noticias, no me siento segura de tocar el tema con él.

—Pues lo lograste, estoy perdidamente enamorada de ti —rodeo su cuello con mis brazos mientras él pone sus manos en mi cintura.

—¿En verdad me amas? —, sus ojos muestran tanto miedo como dolor.

—Te amo, Burak, te amo demasiado —me inclino hacia él intentando alcanzar sus labios. Nos fundimos en un beso tierno, pero ese sabor amargo del dolor lo inunda.

—Jamás creí que lograría que me dijeras eso, pensé que nunca podría tener tu cariño.

—Pues lo tienes por completo, te amo y estaremos juntos siempre —lo tomo de la mano y el asiente aun desganado.

Terminamos de ponernos nuestros antifaces. Burak se pone una máscara de galeno de la peste negra, con un sombrero de copa y un traje negro bastante elegante, cubre sus manos con guantes de piel y porta un bastón, en cambio yo me pongo un antifaz azul y una capa tornasol, pareciera la cola de un pavorreal, con colores verdes y morados. Salimos de la habitación y vemos a Sigyn en el pasillo, aunque lleva un vestido largo negro, no parece con intenciones de salir.

—¿No nos acompañarás? —, le pregunto algo confundida.

—No, prefiero verlo todo desde lejos, gracias… ustedes diviértanse, mañana buscaremos una casa cerca de aquí, así que no se desvelen mucho —me da un beso en la frente y nos deja ir.

Cuando llegamos al recibidor del hotel un grupo de cinco hombres nos escoltan, armados y disfrazados, son hombres de Burak que nos han estado protegiendo a dónde vamos. Ya me acostumbré tanto a ellos que después de un rato se vuelven imperceptibles.

Salimos al festejo, vemos a la gente disfrazada bebiendo y bailando, hay fuegos artificiales así como bufones en cada calle; llegamos a una explanada llena de color y festejo, la plaza de San Marcos, hay juegos como pescar manzanas en baldes de agua, de azar, escenarios con cantantes o actores representando alguna obra de teatro, también hay malabaristas, equilibristas y traga fuegos en cada esquina, simplemente es entrar a otra época.

Aunque me siento maravillada por la festividad, Burak parece fastidiado, no debo de verle la cara para adivinarlo. Camina hacia el puesto más cercano de cerveza e invita con la mano a acercarse a los hombres que nos escoltan. Se retira la máscara y empieza a beber el alcohol como si fuera agua.

—No deberías de beber tanto —pongo mi mano en su hombro, pero decide ignorarme—. ¿Burak?

—Salimos a disfrutar, si no te agrada mi manera de hacerlo, si no te agrada lo que soy, ¿por qué no vas a dar una vuelta tú sola? —, me dice molesto, despechado, pareciera un animal herido.

—Burak, ¿quién te dijo que no me agrada lo que eres?

—No hay que ser muy inteligentes para saber que una mujer como tú no puede tener un interés muy profundo en alguien como yo, dime Simone, ¿qué te puedo ofrecer en verdad?

—¿Simone?, ¿quién es Simone? —, frunzo el ceño y retrocedo un par de pasos.

—Jajajaja a eso me refiero, tú ya no eres Simone y yo no soy el mismo Burak, todo se está yendo a la mierda y aunque por fin te tengo, aunque por fin eres mía, no soy suficiente, ahora entiendo que solo soy un hijo de puta tratando de ser un caballero para ti y por ti —no le encuentro mucho sentido a sus palabras, vuelve a beber de su tarro y el cantinero lo llena de nuevo.

—Te tomaré la palabra, creo que ahora la que necesita aire soy yo… —retrocedo un par de pasos y no hace nada por detenerme, me da la espalda y sigue bebiendo con los hombres que me acompañaban.

Decido emprender la marcha, camino entre personas disfrazadas, paso por una pista de baile donde imitan esas danzas antiguas al ritmo de la bandolina y el pandero. Paso derecho por un callejón, alejándome cada vez más de los festejos, temo perderme en algún momento. Llego hasta un puente que atraviesa uno de los canales y por un momento me quedo viendo directo a la luna, enorme e iluminando el mar delante de mí, ¿qué está pasando?, me siento tan frustrada por no poder recordar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.