Tal Como Somos

CAPÍTULO IX

Jeremiah

 

—¿Un hijo? —permanece incrédula, no puedo culparla— Debes contarme todo, ya que el Jeremiah que conozco, no deseaba familia, hijos, menos una relación, solo pretendía ahogarse en su sufrimiento —recuerda lo patético que fui en ese momento y sonrío, por el hecho de que pensé de ese modo hasta que apareció Irene.

—Tener relaciones sin protección, tiene consecuencias —simplifico gran parte de lo sucedido.

—¿Un error? —replica al instante, provocando que el disgusto se instale en mi rostro— No me malinterpretes, pero la imagen que mi memoria posee de ti, es por completo distinta a la que tengo enfrente, ¡te observo y no creo que seas tú! —expresa.

No puedo refutarle, los años me cambiaron, la castaña de ojos verdes por la que estoy dispuesto a cometer cualquier locura, lo hizo.

—Tengo razón, tu semblante no es igual, te vi sonreír de ese modo y te juro que creí que estaba alucinando. El cambio te sienta bien y no es que desee reanudar lo que dejaste inconcluso; sin embargo, no paras de asombrarme —Sus palabras, me roban una sonrisa—. Ahora explícame, ¿cómo demonios tienes un hijo? Peor, ¿por qué no habías aparecido? Sospeché de algún parentesco por su nombre y por las fotos que pude ver en la casa, pero quise darme el beneficio de la duda.

Cuando vine aquí, no estuve en mi mejor tiempo. El desespero, el dolor y la decepción, son palabras que en su momento me describían, ahora también, pero es diferente.

—Primero, no fue un error, lo hablamos, fue una de las conversaciones más extrañas de toda mi vida, pero se llevó a cabo —recuerdo lo sucedido, fue mientras Camilo nos abandonó a sus hijos y nos interrumpieron en el mejor momento, justo cuando empezábamos a disfrutar de nuestro encuentro—. Acordamos tomar medidas para evitarlo, pero ninguno actuó al respecto…

***

—¿Quiere hijos Jeremiah? —Su interrogante me dejó estático.

Mi rostro se giró y el traqueo de mi cuello le causó diversión. Nos encontrábamos cobijando a los hijos de Camilo y soltó aquella cuestión.

—¿Por qué lo pregunta? —Me acerqué rápidamente, necesitaba descifrar que cruzaba por su mente al realizar esa indagación.

—En lo que va de esto, no se ha dignado a usar preservativo, por eso lo pregunto —fue directa.

—Creí que usted lo hacía —contesté.

—Me tiene mucha fe —bromeó al escucharme—. Pronto se cumplen dos años desde que terminé con mi ex, lo más cercano al sexo antes que usted, fue Trevon y tuvo la decencia de comprar preservativos —Explicó y una vez más me arrepentí de haber insistido en que hubiese algo entre ellos—, por otro lado, ¿por qué debo ser yo la que se cuide y no usted? —replicó y no me esperaba menos.

—Es usted la mujer, no yo —Mis palabras por poco hacen que su boca termine en el suelo.

—¡Ja, ja, ja! Tan chistoso el niño —soltó risas falsas.

—¿Quiere hijos, Irene? —Le devolví el interrogante— Si tiene suerte, podría darle el privilegio de ser la madre de los míos —agregué y un golpe recibí, por lo que comencé a reír y con su mano en mi boca, nos guió fuera de la habitación.

—Nunca quise hijos con Logan —confesó sujetándose de la baranda de las escaleras—, además, siempre he disfrutado de viajar y estudiar, con una criatura que dependa de mí, sería difícil mas no imposible —Me posicioné detrás y la abracé, ambos lo disfrutamos.

—Por un tiempo me negué a la idea de ser padre —comencé a relatar mi experiencia—, luego Gianna me convenció —Me reí un poco por lo desastroso que lo nuestro se tornó—, años después todo terminó, pero la idea y el deseo de serlo, permanece. Incluso Candy en un momento dio un falso positivo, creyó que me enfadaría y me lo ocultó por un tiempo hasta que encontré la prueba, realizamos otra en un centro de salud y el resultado fue negativo, fue decepcionante, pero fue mejor así, ya que como ella me lo dijo una vez: Jamás la amaría como se lo merece y lo necesita, y el primer requisito para formar una familia es ese, el amor, lo demás llega por añadiduras —revelé.

—Hay que ser responsables, Jeremiah —meditó la situación y por un vago impulso, deposité un beso sobre su cabello, luego ella se giró—; sin embargo, mi madre siempre me dijo que la leche es buena para los huesitos, así que estoy dispuesta a sacrificarme por la causa y a beber un poco —propuso torturando sus labios, haciéndome reír.
 

***

Las risas eran algo que nunca faltaba entre ambos, desde lo aparatoso que fue nuestro primer encuentro, hasta la mañana en que todo terminó. Nunca pude decirle lo que de verdad siento, no hasta ahora, cuando la estoy perdiendo.

—Me encanta verte así, sin embargo, en tu mirada, puedo notar el dolor y el arrepentimiento, eso es triste —Se atreve a acercarse para acariciar mi rostro y sin poder evitarlo, el suspiro que libero viene acompañado de un par de lágrimas.

—Tuve opciones, Emily, pero debía tomar solo una y esta es su consecuencia —La tristeza que llevo dentro, sale una vez más al exterior, por lo que ella no tarda en abrazarme.

—Entonces, corrige todo —indica como si fuese algo fácil de lograr.




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