Tyler
Suspiro y me levanto de la cama, quedándome sentado en el borde de ésta. El cuerpo de Bonnie sigue al otro lado de la cama, semidesnudo y tapado algunas partes con la sábana mientras duerme. Ni siquiera sé por qué acabo durmiendo aquí cuando ella sabe que no me gusta que lo haga. Supongo que la fiesta de ayer tendré algo que ver.
Y eso que no me apetecía ir a una de las muchas fiestas a las que Bonnie me invita. Pero después de una semana de rodaje me apetecía una noche en la que lo único que hiciese fuese beber. Bueno, y acostarme con Bonnie.
Aunque hoy también tengamos que grabar un par de escenas antes del mediodía.
–¿Ya te vas? –escucho al voz de Bonnie, de repente, detrás de mí.
–Sí –me limito a decir y me dispongo a levantarme, pero Bonnie me interrumpe cuando me rodea con sus brazos, abrazándome por detrás–. Bonnie…
–Quédate un rato más –me pide, dejando un beso en mi cuello.
–Me tengo que ir. Grabamos en dos horas y tengo que ir antes a mi casa.
–Puedo hacer que empieces el día de una manera estupenda –insiste y pasa por mi lado, arrodillándose frente a mí–. Sólo dame 5 minutos.
Lleva sus manos a mis bóxers y comienza a masajear esa zona con lentitud, con una intención bastante clara. Y mi cuerpo responde casi al instante en el que ha comenzado sus caricias.
Sonríe de lado, pícaramente, y agarra la tira de mis bóxers, tirando de éstos un poco hacia abajo hasta que mi erección queda a la vista. Al instante, la sujeta con suavidad y acompaña el movimiento de su mano con sus labios. Agarro las sábanas con fuerza mientras cierro los ojos, disfrutando de esa sensación de placer que me provoca con sus labios alrededor de mi erección.
Y, efectivamente, en esos 5 minutos consigo correrme y ella se aparta un poco, sonriendo orgullosa mientras se pone de pie.
Me tomo un minuto para calmar mi respiración agitada. Cuando lo hago, me levanto y me pongo rápidamente los pantalones y la camiseta. Ella sale del baño, donde había entrado, y se acerca a mí, sonriendo.
–Nos vemos en un rato –me rodea con sus brazos y me besa con ganas–. Ha sido una gran noche. Ya era hora de recuperar algo del tiempo perdido.
–Claro –asiento–. Hasta luego, Bonnie.
Vuelve a dejar un beso en mis labios, sólo que éste es más rápido, y salgo de la habitación y de su casa a paso rápido. No debería haberme quedado a dormir aquí. Eso sólo va a provocar que Bonnie quiera llegar a algo más que a ratos de sexo entre los dos, y yo no quiero nada más que eso.
Cuando llego a mi casa, me apresuro a subir a mi habitación, entrar en el baño y quedarme unos minutos bajo el agua. Al salir, me visto con unos vaqueros nuevos del armario, una camiseta de manga corta negra y unos deportes como calzados, negros también.
No me molesto en peinarme, así que me pongo desodorante y ya, por fin, salgo de la habitación también.
Apenas he tardado media hora en llegar, ducharme y vestirme para volver a salir; voy con tiempo suficiente. Pero, como cada día de rodaje, tendré que estar un rato en vestuario y maquillaje. Así que cojo mis llaves, la cartera y el móvil, y salgo de mi casa yendo de nuevo hacia mi coche.
Llevo conduciendo cinco minutos hacia el estudio cuando una llamada entra en mi móvil. Acepto al instante en el que veo que es mi madre a través del manos libres del coche.
–Hola, mamá –la saludo–. Qué raro que me llames tan pronto.
–Hola, Tyler. Te iba a llamar más tarde, pero Ashley quería hablar contigo ya.
–Pásamela, entonces –le pido.
Un segundo más tarde, escucho la voz de mi hermana:
–¡Hola, Tyler! –exclama con su característica alegría.
–Hola, enana. ¿Qué tal? ¿Querías hablar conmigo?
–Sí.
–Pues dime.
–Quiero cenar esta noche contigo y con tu amiga –dice simplemente.
Por un momento, frunzo el ceño a no saber a lo que se refiere, hasta que recuerdo cómo le dije que Nora vendría a venir otro día con tal de que no insistiese demasiado. Pensaba que se le había olvidado… pero no.
–Bueno, no he hablado con ella, Ashley.
–Pero me lo dijiste –insiste–. Y puede ser esta noche.
–No lo creo, enana.
–¡Tyler, me lo dijiste! ¡Y quiero cenar esta noche!
Me paso una mano por la cara, suspirando. No debería haberle dicho nada de cenar otro día con ella y con Nora. Pensaba que no se acordaría, pero mi hermana es demasiado lista. Y tendría que haberme imaginado que acabaría insistiendo.
–Ashley…
–Por fi, Tyler. Quiero cenar con vosotros –insiste de nuevo, bajando un poco el tono de voz y cambiándolo a ese con el que sabe que no podré decir que no.
–Hablaré con ella, pero no te puedo prometer nada –digo finalmente, soltando un suspiro al final de la frase.
–¡Vale! –exclama, volviendo a su alegría.
–Luego llamo a mamá y le digo.
–¡Sí! ¡Y quiero cenar pizza!
Niego con la cabeza, sonriendo de lado, y acabo despidiéndome de ella, prometiéndole que hablaré con Nora. Unos segundos más tarde, mi madre vuelve a la llamada.
–¿De qué es esa cena de la que habla Ashley? –me pregunta.
–El otro día, cuando estábamos en la playa, nos encontramos con una chica que trabaja en el rodaje de la película. Bueno, está de prácticas. La saludé y Ashley habló con ella, quería que viniese a cenar. Le dije que otro día pensando que no se acordaría, pero ya veo que no se olvida de nada –le explico rápidamente, cambiando de marcha y llegando al estudio.
–Tu hermana se acuerda de todo, Tyler. Ya deberías saberlo –dice ella, con un tono de voz divertido.
–Ya veo ya –disminuyo un poco la velocidad–. Bueno, te dejo que estoy llegando. En un rato te llamo y te digo si Ashley cena conmigo.
–Está bien. Adiós, cariño.
–Adiós, mamá –y cuelgo.
Saludo a Michael cuando paso por su lado y dejo el coche donde siempre suelo dejarlo. Apenas un minuto más tarde, ya me dirijo a vestuario, donde me encuentro con los actores y actrices que estarán presentes en las escenas de hoy. Les saludo con un rápido hola y voy a mi posición, esperando a que me avisen de lo que debo ponerme.