Tyler
Salgo del camerino y miro a mi alrededor un momento, fijándome en las personas que se mueven de un lado a otro y en las miradas curiosas que hay alejadas de nosotros. Hoy vamos a grabar fuera de nuevo y muchos curiosos se han acercado a mirar qué es lo que ocurre. Supongo que no todos los días se puede ver un rodaje desde tan cerca.
Mi mirada se detiene en Nora, a quien no he visto llegar, pero a quien ya veo colocando una de las cámaras. Pero creo que algo va mal. Apenas habla con la chica con la que siempre suele estar, y la sonrisa que le dedica no es del todo sincera. Y lo sé porque no es la misma con la que sonreía a mi hermana la otra noche.
Está… no sé, rara.
Frunzo un poco el ceño hasta que otra persona se pone en mi campo de visión y me obligo a apartar la mirada de ella. Es Bonnie, por supuesto.
–¿En qué piensas?
–En nada –me limito a decir.
–Ya veo… –pone los ojos en blanco–. ¿Vamos a mi camerino a repasar texto?
Ya, claro. Repasar texto.
Repasar texto en la boca del otro.
Por supuesto.
–Voy a ir a hablar un momento con Marcus –le digo, pasando por su lado.
–Tyler, en serio, no hay quién te entienda.
–Me lo dicen mucho. Sobre todo, tú. Todas las semanas –la miro de reojo–. Nos vemos en un rato, cuando grabemos.
Dejándola allí, me acerco a Marcus, quien se encuentra hablando con el co-productor de la película. Pero en cuanto me ve acercándome hacia ellos, le da un apretón en el hombro amistoso y se dirige hacia mí.
–Marcus, quería hablar contigo de una cosa –le digo nada más estar frente a él.
–No me digas que dejas la película, eres el mejor actor que tengo aquí –bromea, soltando una risa que no me parece para nada sincera.
–No, no es eso –vuelvo a mirar a Nora de reojo, quien ahora se mantiene a un lado sin hacer nada y pasándose una mano por el pelo–. ¿Te acuerdas de la idea que dijo tener Nora para la película? –le digo directamente, volviendo a mirarle a él.
–Eh… sí. ¿Por qué lo preguntas?
–¿Y habló contigo sobre ello?
–No. ¿Lo ha hecho contigo?
Y lo pregunta con tanta incredulidad que me apetece poner los ojos en blanco y decirle que deje de ser un capullo. Pero me contengo.
–No, no ha hablado conmigo de eso –digo finalmente–. La escuché hablando por teléfono con alguien el otro día y escuché parte de esa idea que tuvo. No quise entrometerme en la conversación y tal –le explico, mintiendo, obviamente, sobre lo que realmente ocurrió–. Te lo digo porque por lo poco que escuché me pareció una buena idea. Igual deberías escucharla.
–Tyler, quedan muy pocas semanas para terminar el rodaje de la película. No es un buen momento para introducir algo nuevo en el guion.
–Bueno, yo sólo aviso de que a la gente le podría gustar bastante. Al menos, habla con ella.
Marcus se queda callada un momento, pensando en lo que acabo de decir. Sé que finalmente acabará diciendo que sí, que hablará con ella. Y, de hecho, es eso lo que hace.
–Hablaré con ella –me dice y yo asiento con la cabeza, a punto de largarme y empezar a colocarme en mi posición–. ¿Te puedo preguntar por qué tienes tanta insistencia en que hable con ella?
–No es nada –digo simplemente, encogiéndome de hombros–. Bueno, me voy a preparar.
Él asiente con la cabeza y, tal y como he hecho con Bonnie hace unos minutos, le dejo ahí para colocarme en mi sitio, donde no tarda también en aparecer Dylan.
–Parece que estos últimos días no nos hemos visto –comenta él, a mi lado.
–He estado ocupado.
–Ya veo –me mira de reojo.
–Ya saldremos algún día –le miro yo también antes de volver a mirar al frente, fijamente, inevitablemente, en la figura de Nora detrás de una de las cámaras–. En algunas fiesta.
–Cómo no –él ríe.
Dylan y yo nos llevamos bien. No somos los mejores amigos, pero sí que hemos salido en alguna ocasión de fiesta juntos; sobre todo, a las que suelen ir gran parte del cast de la película. Y tiene razón cuando ha dicho que estos últimos días apenas nos hemos visto. Sólo hemos coincidido en el rodaje, ni siquiera nos vimos en la fiesta del otro día en casa de Bonnie ya que él no fue.
–Por supuesto –sonrío de lado.
–¿Sigues con Bonnie?
–No tengo nada con Bonnie, Dylan. Sólo lo pasamos bien juntos, ya está.
–Una forma muy discreta para decir que sólo os veis para follar –enarca una ceja.
–Ya lo has dicho tú.
Él niega con la cabeza, riendo, y los dos miramos al frente. Todos se están colocando en sus respectivas posiciones; estamos a punto de comenzar la primera grabación del día.
Me concentro en lo que tengo que hacer en los próximos minutos, no sin antes lanzarle una nueva –y última– mirada a Nora. Ni siquiera sé por qué he decidido contarle a Marcus lo de su idea. Ha sido un impulso. Cuando el otro día me la contó, sí que era cierto que pensé que era una buena idea. Me gustaba.
Y ha sido verla tras salir del camerino que lo primero que se me ha ocurrido ha sido ir a hablar con Marcus.
Un minuto más tarde, la voz de Marcus se hace eco entre todos nosotros y, por fin, comenzamos a grabar.
* * *
–Que no, Bonnie. Que no quiero ir a tu casa ahora –repito, con tono cansado–. Ya hablamos de esto. Si no tengo ganas, no voy a ir.
–Mira, Tyler. Me estoy cansando de tu mierda de actitud –me suelta. Vale, está enfadada.
–Pues para estar cansándote de mi mierda de actitud, sigues insistiendo.
–Eres un imbécil.
–Gracias –sonrío de lado, irónicamente–. ¿Me dejas ir a mi coche?
Pasa por mi lado, cabreada, y yo pongo los ojos en blanco. Da igual las veces que le repita que lo que tenemos no va más allá de acostarnos; ella va a seguir insistiendo más, cuando desde un primer momento parecía estar de acuerdo con ello.