Tal vez es ahora

Capítulo 17

Nora

–Y… ¡corten! –exclama Marcus y detengo la grabación de la cámara, separándome después de ésta. Me sorprendo cuando me mira después a mí–. Buen trabajo, Nora.

Le sonrío, agradecida y emocionada a partes iguales. No estoy acostumbrada a que me elogie cuando hago algo bien. Él asiente una vez con la cabeza y comienza a dar las indicaciones; nos tenemos que desplazar a otra zona del muelle.

Hoy hemos venido a grabar a la playa. Sí, a la playa. Llevamos aquí desde media mañana, apenas he comido medio sándwich; pero ya no nos queda mucho más aquí antes de que el rodaje de hoy termine. Menos mal que a pesar de que el día está soleado, no hace demasiado calor, cosa que agradezco.

Me apresuro a colocar la cámara donde me avisa y miro a través de la lente para enfocar antes de que comience la grabación. Y me detengo cuando, a través de la lente, veo a Tyler mirando en mi dirección. Lentamente, aparto la mirada de ahí para mirarle a él directamente. No sé en qué momento hemos empezado a buscarnos con la mira, pero lo hemos hecho desde que llegué esta mañana.

–Espero que tuvieses una buena noche con tu hermana –comentó él, pasando por mi lado.

–Qué capullo eres –le dije, enarcando una ceja.

–Oh, gracias.

–Te dije que no dijeras o hicieses nada, y tú sales con toda tu confianza, ¡y me abrazas!

–Fue un abrazo sin maldad –se encogió de hombros, sonriendo de lado, divertido.

–¿Acaso olvidaste lo que te dije de mi hermana? No veas la noche que me dio. ¡Incluso llamó a mi mejor amiga! De verdad, creo que necesito cambiar de hermana y de amiga. Son muy pesadas –suspiré–. Lo hiciste por eso mismo, ¿verdad? Porque sabías lo que iba a pasar si lo hacías.

–Puede ser. O igual porque simplemente me apeteció.

–Lo dudo mucho. Eres Tyler Wayne, el chico serio y aburrido que no da abrazos.

–¿Y eso cómo lo sabes?

–Porque te estoy empezando a conocer, aunque intentes ocultarlo –me puse frente a él y me detuve un momento–. Y sólo te he visto siendo un poco cariño con tu hermana. Con nadie más.

–Entonces, deberías sentirte una chica afortunada, ¿no?

Me quedé mirándole, sin dejar de sonreír en ningún momento, y él siguió con la misma expresión divertida desde que comenzamos a hablar.

Pero claro, no pudimos hablar  mucho más ya que Marcus nos interrumpió y cada uno se tuvo que ir a su respectiva posición para hacer su trabajo.

Inconscientemente, sonrío un poco y aparto finalmente la mirada de él para seguir con lo mío. Marcus está bastante amable hoy conmigo e incluso me ha elogiado hace nada, no tengo que menospreciar la oportunidad que hoy valore lo que hago. Así que vuelvo a colocarme tras la cámara, asegurarme de que todo está bien, y avisar de que yo ya estoy preparada.

Un rato más tarde, la última grabación del día comienza. Miro concentrada a través de la cámara, enfoco las zonas indicadas y pongo toda mi atención en hacer esto bien.

Aún me sorprende que yo esté justo aquí, tras una cámara y participando en la grabación de una de las películas más famosas de los últimos dos años. Desde siempre me ha gustado el mundo del cine y la televisión; siempre he estado al día en todas las noticias relacionadas con ello, en mantenerme al día o ir al cine siempre que he podido.

Creo que nunca dudé en que quería dedicarme a esto. Y por ello me emocioné bastante –sí, lo hice, lloré– cuando conseguí entrar en la carrera de Comunicación Audiovisual. He disfrutado de cada clase, de cada hora, de cada trabajo e incluso examen que he hecho.

El cine es arte. Y a mí es lo que más me apasiona. El poder ver una historia, poder crear una historia. Y por ello llega a emocionarme saber que he conseguido llegar hasta aquí, después de haberme esforzado mucho por ello; estoy en una de las compañías de cine más conocidas con apenas 22 años, haciendo mis prácticas.

Ni siquiera sé lo que pasará después de esto, cuando termine las práctica, pero me quiero centrar en el ahora. Sí que en su momento quise cambiar de lugar para hacer las prácticas cuando vi que no me tenían en cuenta para nada, pero ahora que eso ha cambiado, estoy bastante feliz de poder estar aquí, ocupándome de grabar parte de una escena.

Escucho la voz de Marcus interrumpiendo la grabación de nuevo y, al levantar la mirada, da el visto bueno de mi trabajo. Así que, por fin, han terminado las grabaciones de hoy.

–Nora, ocúpate de llevar estas mochilas a la furgoneta, por favor –me avisa cuando me acerco a él.

–Vale.

Me acerco a esas cuatro mochilas, las cuales están llenas de cables –muchos cables– y me las cuelgo como puedo –además de mi bolso–, dos en cada hombro y brazo. Pesan un poco, así que me apresuro a recorrer el muelle –donde muchas miradas curiosas miran hacia la zona de grabación– para llegar a la furgoneta.

Miradas que se dirigen directamente a mí cuando la suerte que tenía hoy se esfuma al tropezar con una de las tablas del muelle. Y ya os podéis imaginar el resto.

Intento mantener el equilibro y frenar el golpe, pero el peso de las cuatro mochilas que cargo no ayuda y al suelo. Intento apoyar ambas manos en el suelo para frenar un poco el golpe, pero no ayuda demasiado. Me quedo medio tumbada y en mi rostro se instala una mueca de dolor al instante.

–Nora, ¿estás bien? –Dylan aparece a mi lado, agachándose un poco.

–Sí –murmuro, quitándome las mochilas de encima y levantándome con su ayuda–. Gracias.

–¿Te has hecho mucho daño? –me pregunta.

–No… no mucho.

Miro mis piernas. La tela de mis vaqueros se ha rasgado un poco y veo una pequeña herida en mi rodilla derecha. Además, las palmas de mis manos están enrojecidas y me está empezando a doler el tobillo; debo de habérmelo doblado justo cuando he tropezado.

–¿Segura? –él también mira mi pierna derecha.



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En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 04.01.2021

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