Tyler
Siento un brazo rodearme por la cintura conforme me despierto y voy abriendo los ojos lentamente. Al instante en que lo hago y miro a mi izquierda, sonrío un poco al ver a Nora totalmente dormida y abrazada a mí. Le paso una mano por la mejilla, apartándole el pelo de la cara, y ella se revuelve un poco, pero sigue durmiendo.
Hacía mucho tiempo que nadie se quedaba a dormir aquí, en mi habitación. Conmigo. De hecho, la última persona que lo hizo fue Jessica antes de que nuestra relación terminase. Nora es la primera chica que lo hace después de ello.
Con la mirada fija en ella, pienso en todo lo que hemos vivido. Incluso anoche por fin ocurrió lo que tenía ganas desde hace bastantes días. Sinceramente, hace unas semanas estaba seguro que no quería empezar ninguna relación con nadie; ahora… no me importaría que eso ocurriese con Nora.
Admito que la chica que tengo ahora mismo a mi lado me gusta bastante. Demasiado. Me di cuenta hace bastante, pero supongo que me costaba admitirlo ya que no quería que esto ocurriese. Pero esta chica, con todo lo que ella engloba, ha conseguido –sin siquiera intentarlo– que tenga ganas de estar con ella cada momento. Incluso protegerla. Sabía que algo pasaba cuando en la playa me di cuenta de su inseguridad o de cómo se refirió a su casa la noche que durmió en la mía.
Y ahora que sé su historia… por supuesto que quiero estar con ella.
Joder, si incluso parezco más amable y “sonrío más”, según me dijo mi padre ayer en el cumpleaños de Ashley.
Sí, yo también me he dado cuenta.
Yo también.
Ahora mismo lo estás haciendo.
Cierto. Casi ni me había dado cuenta de que estoy mirando a Nora totalmente embobado, sonriendo.
Es justo en ese momento cuando ella empieza a moverse y lleva una mano a su rostro, pasándose los dedos por los ojos durante varios segundos. Espero a que se despierte completamente, mirándola.
–Buenos días –saludo poco después, y ella se sobresalta–. ¿Te vas a asustar cada vez que te hable?
–Es que me pillas desprevenida –ríe por lo bajo, mirándome con los ojos entrecerrados–. Buenos días.
Sonrío divertido al darme cuenta de que me mira de tal manera ya que no consigue ver nada. Me inclino hacia ella y dejo un beso en sus labios que yo mismo me encargo de alargar lo máximo posible y que ella corresponde.
Pero cuando la beso, me sorprendo a mí mismo haciéndolo de forma… casi tierna. ¿Cuándo había yo deseado a alguien con ternura? Ni siquiera sabía que pudiera hacerlo.
Al separarnos, permanezco con mi mano en su mejilla varios segundos más hasta que ella se separa un poco y se acerca a coger sus gafas.
–Hace mucho que no te pones las lentillas –comento cuando vuelve a mirarme.
–Me da pereza –se encoge de hombros–. Y si las utilizo tanto, tengo que renovarlas cada dos semanas, y no me las regalan, precisamente.
–Estás muy bien así –digo con naturalidad y sus mejillas se sonrojan. Me apresuro a cambiar de tema, intentando no reír–. ¿Has dormido bien?
–Sí, admito que tu cama es bastante cómoda.
–Y la compañía mejor –añado y ella ríe.
–Vale, sí. Eso también.
–Estoy de acuerdo –hago una pausa–. Pues debes saber que eres la primera chica en mucho tiempo que duerme aquí –añado, incorporándome un poco.
–¿La primera chica?
–Vale, no me esperaba tanta sorpresa. ¿Qué pensabas, que traía una chica aquí cada noche? –enarco una ceja, bromeando–. Pero no, no lo hacía. La última fue mi… ex-novia.
Ni siquiera sé por qué le cuento todo esto. La única persona q con la que he podido hablar algo de Jessica es con Otis, y aun así no siempre le cuento todo.
Pero ella me contó ayer su historia. Quiero hablarle también de mí.
–No sabía que hubieses tenido novia.
–Sí, pero hace mucho que lo dejamos.
–¿Qué pasó?
–Quería ser modelo. Vio la oportunidad de irse de la ciudad y me dijo que tenía que dejarme porque sería una carga estar en otra ciudad, con pareja, sin poder verse… bah, esas tonterías –me encojo de hombros y me levanto de la cama. Me pongo unos pantalones de chándal–. Llevo sin saber nada de ella desde hace 4 años. Lo único que sé es que consiguió un contrato con una agencia de modelos, nada más.
–¿De verdad se fue por eso? –pregunta y yo asiento con la cabeza. Sigue sentada en la cama, con las sábanas tapando su cuerpo aunque dejando sus hombros al descubierto–. Me parece fatal. Si realmente quieres a una persona, luchas por estar con ella. Aunque estéis en ciudades diferentes.
–Supongo que ella no pensaba así.
–Pues es ella la que acaba perdiendo, ¿no? –busca su camiseta alrededor de la habitación–. Quiero decir… al no estar contigo. Yo hubiese luchado por la relación, sinceramente.
Me quedo mirándola mientras ella sigue buscando. Ahora os dais cuenta de por qué esta chica me gusta tanto, ¿verdad?
Nos dimos cuenta hace mucho.
Veo su camiseta a un lado de mi habitación, en el suelo, y me acerco a cogerla junto a su sujetador antes de acercarme a ella. Me sitúa frente a ella, con las cosas en mis manos, y sonríe mientras lo coge.
–Gracias –murmura y se lo pone todo rápidamente.
–A ti –le digo, refiriéndome a las palabras que ha dicho antes–. Venga, te voy a llevar a un sitio a desayunar.
–¿Dónde?
–Ahora lo ves.
Pone los ojos en blanco y me pongo una camiseta limpia del armario rápidamente antes de entrar en el baño. Apenas estoy dos minutos dentro y, cuando salgo, veo a Nora ya vestida, mirándose en el espejo que tengo en la habitación, totalmente concentrada.
Recuerdo su cuerpo desnudo bajo el mío, mis dedos por su piel, los suyos por la mía, sus pechos desnudos frente a mí, los besos por cada rincón de su cuerpo al igual que las caricias… Vale, tengo que dejar de pensar en lo que pasó anoche si no quiero que sea otra cosa la que se despierte.