Tal vez es ahora

Capítulo 30

Nora

–Si todo sigue yendo como ahora, en… dos semanas, o tres como mucho, habremos terminado el rodaje –termina de decir Marcus–. Para antes de Navidad tiene que estar todo listo, por supuesto. Y, en cuanto terminemos, haremos una pequeña despedida, para decirle adiós definitivamente a esta trilogía de películas –hace una pausa, mirando a todos–. Pero bueno, nada de sentimentalismos por ahora, ¡nos vemos el próximo día!

Recojo mis cosas y salgo del set de grabación como cada día, acompañada un minuto más tarde Tyler, quien se sitúa a mi lado.

–Hoy es el cumpleaños de tu hermana, ¿verdad? –me pregunta.

–Exacto –le miro–. Te has acordado.

–Tengo buena memoria –sonrío–. ¿Harás algo con ella?

–Sí. Esta noche voy a ir a cenar con ella, mis padres y Selena a un restaurante –le explico rápidamente. Me despido de Carol con la mano antes de volver a centrarme en Tyler–. Olivia me ha estado repitiendo que te diga si querías venir, pero sé que igual tienes algo que hacer, así que le diré algo de tu parte y…

–Iré –me interrumpe.

Al instante en el que lo dice, me detengo y me giro completamente hacia él.

–¿Cómo?

–Que voy a ir a la cena –repite–. Vaya, pensaba que te haría más ilusión.

–A ver, espera. ¿Has escuchado bien? no sólo voy con mi hermana, van a estar mis padres. Y, bueno, te recuerdo que mi hermana es muy… intensa. Como Selena.

–Ya –se encoge de hombros–. Pero me apetece ir a esa cena. Además, tú fuiste al de mi hermana. Yo tengo que ir al de la tuya.

–Pero… ¿te apetece de verdad o lo dices porque yo fui al de Ashley?

–Me apetece de verdad –sonríe de lado y señala el aparcamiento–. Venga, vamos. Te paso a recoger a la hora a la que tú me digas.

Sonrío yo también y seguimos de nuevo el camino hasta el aparcamiento. Quedamos en que pasará a recogerme a las ocho y, tras una rápida despedida, me meto yo en mi coche y él en el suyo.

Al llegar a mi casa, dejo el bolso a un lado y cojo mi teléfono para llamar a Selena. Ya hace varios días desde el entierro de Tara y parece estar mejor, cosa que me alegra mucho. Acepta la llamada a instante y, tras hablar un poco, decido darle la gran noticia.

Ella, por supuesto, también va a venir a la cena. Al igual que considero su familia parte de la mía, para ella es recíproco. Sea de quien sea el cumpleaños, la una siempre invita a la otra; de hecho, no hace invitación, sabemos que estamos invitadas a cualquier fiesta que se haga. O incluso a cualquier viaje.

Recuerdo los veranos que solíamos pasar juntas cuando éramos pequeñas en la casa de los abuelos de Selena cerca de la playa. Nos quedábamos allí un mes entero y no había día que no tuviésemos planes que hacer: ir a la playa, a la piscina que tenía esa casa –mucho más pequeña que la de Tyler, pero suficiente para los dos– o cualquier juego que nos inventábamos para divertirnos. Incluso las tardes en las que no hacíamos prácticamente nada eran divertidas.

Dejamos de ir a esa cada cuando un año, después de que los abuelos de ella falleciesen, vendieron la casa. Aun así, siempre hemos tenido algún sitio al que ir en verano, ya sea por parte de mi familia o por la suya, y siempre hemos estado invitadas recíprocamente.

Siempre lo he dicho, más que amigas parecemos familia. Nos conocemos desde que teníamos, literalmente, 3 años. Son muchos años juntas.

Vuelvo a la conversación cuando Selena termina de contarme lo que ha hecho hoy en una sesión de fotos y que tiene ganas de enseñármelas ya que está contenta con el resultado. Hace una pausa y yo, finalmente, veo el momento de decírselo.

–Tyler va a venir a la cena –digo rápidamente.

Se forma un silencio al otro lado de la línea tan largo que pienso que se ha cortado la llamada. Miro un momento la pantalla y al ver que la llamada sigue en curso, me acerco el teléfono. Mala idea, porque justo en ese momento, grita.

–¡¿Qué?!

–Vaya, ya echaba de menos tus chillidos –río–. Pues eso, que… Tyler va a venir a la cena. Se lo he dicho antes y me ha dicho que le apetece venir.

–Entonces, ¿ya es oficial?

–¿El qué?

–Que la Tierra gira alrededor del Sol –dice irónicamente–. ¿Qué va a ser? ¿Estáis juntos, en plan, oficialmente?

–No lo sé –me encojo de hombros–. No hablamos de eso nunca.

–Bah, a veces no hace falta hablar las cosas. Sólo hace ver lo que uno vive y, por supuesto, vosotros dos estáis viviendo algo muy bonito y especial.

–Vaya, hoy te has levantado romántica.

–Yo siempre –ella ríe y me siento en la cama–. Además, tú le dijiste que le querías.

Al recordarlo, las mejillas se me sonrojan y me tumbo boca arriba en la cama. Me quedo mirando el techo varios segundos sin decir nada.

–No me lo recuerdes, qué vergüenza –digo finalmente.

–¿Por qué? Si se lo tomó bien.

–Ya, pero… no sé. Tampoco hemos hablado de eso. Ni he vuelto a decírselo, obviamente. Y él tampoco. Y hace ya casi una semana de eso.

–Pero ya lo dijiste una vez. Ya sabe lo que sientes. Y si él no dijo nada en contra de ello… será porque puede sentir lo mismo, ¿no?

Me quedo un momento callada pensando en su respuesta. Sí es cierto que tiene razón. Si no sintiese lo mismo, si tuviese la intención de no ir más allá de lo que sea que estamos viviendo juntos… me lo hubiese dicho. Pero, en cambio, no dijo nada. Al contrario, Selena podría tener razón en lo que dice.

Pues claro que la tiene.

Como estés todo el rato molestando en la cena…

No puedes hacer nada, soy tu conciencia.

Me incorporo finalmente, suspirando, y miro la hora.

–Supongo que tienes razón –me levanto de la cama–. Bueno, te dejo que voy a empezar a prepararme y esas cosas. Te veo en un rato.

–¡Vale! Ponte algo corto o muy escotado, para que se le vayan los ojos.



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En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 04.01.2021

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