Nora
–¿Se puede? –pregunto, asomándome por la puerta a través de la cual está Marcus.
–Sí, Nora. Pasa –me hace un gesto con la mano.
Cierro la puerta tras de mí cuando lo hago y me siento en una de las sillas que hay frente a la mesa tras la que está él sentado. Tiene varios papeles sobre la mesa que estaba revisando cuando yo he llegado, pero ahora los acumula en un pequeño montón y me mira, acomodándose un poco en su silla.
–Verás, te llamaba para comentarte lo que haremos después de finalizar con el rodaje –comienza a decir y le escucho, atenta–. Como sabrás, al igual que hicimos en las dos películas anteriores, cuando al película se estrene en cines, pasaremos por diferentes ciudades para promociones, eventos… ya sabes.
–Sí, lo vi en las redes sociales en las dos primeras partes.
–Genial, pues te explico. Entre febrero y marzo, si todo va bien, haremos un tour por diferentes ciudades de diferentes países, como preestreno antes de que le película se estrene finalmente. Obviamente, antes de ello está el trabajo de edición de la película, donde quiero que estés presente, por supuesto –me mira y asiento con la cabeza rápidamente–. Después, cuando comience esa pequeña gira, me gustaría que vinieses con nosotros.
Espera, ¿qué?
¿Quiere que vaya con ellos a esos eventos?
Eso es, exactamente, lo que ha dicho.
Pues, sinceramente, no me lo esperaba. Es decir, yo sólo estoy aquí de prácticas; existe la posibilidad de que cuando acabe aquí, me quede en mi casa sin hacer nada porque no querrán que siga trabajando aquí. En cambio, me acaba de decir que quiere que haga con ellos esa pequeña gira y que participe en la edición de la película.
¡No me lo puedo creer!
Como no contestes, va a pensar que estás loca.
–Oh, eh… ¿estás seguro? –pregunto.
–Sí, claro. Has trabajo y estás trabajando bastante bien con nosotros. Me gustaría que vinieses. Y, después de ello, hablaremos sobre tu continuidad trabajando aquí con nosotros. Todo a su tiempo.
–Está bien –digo al instante–. Sí, iré.
–Genial, entonces –da una palmada, sonriendo–. Pues dejo que te vayas ya a casa. Seguiré poniéndote al día y te avisaré con lo que sea.
–¡Vale! Gracias, Marcus.
Él hace un gesto sin importancia con la mano y, segundos más tarde, salgo de allí con una gran sonrisa en mi rostro. El día nublado y lluvioso de hoy acaba de mejorar muchísimo con esta noticia.
Al salir, abro el paraguas y me dirijo a mi coche rápidamente. Tyler se marchó un poco antes de que terminaran las grabaciones de hoy porque tenía algo que hacer, aunque me prometió que nos veríamos más tarde. Al llegar a mi coche, me meto apresuradamente para resguardarme del frío y de la lluvia, y espero a que la calefacción caliente un poco el interior del coche.
Cuando ya lo hace, saco el móvil del bolso y llamo a mi mejor amiga.
–¡Hola! –exclamo cuando acepte la llamada–. Te tengo que contar algo.
–¿Qué ha pasado con Tyler? –pregunta directamente.
–Pero, ¿por qué piensas que todo lo que te cuento tiene que ser algo relacionado con él? –pongo los ojos en blanco.
–Porque tus últimas semanas han sido así, más o menos.
–Pues no, esta vez no lo es.
Hago una pausa.
–¡Pero cuéntalo ya! –pide segundos más tarde al ver que no digo nada.
–He estado hablando con Marcus. Me ha dicho de participar en la edición de la película cuando termine el rodaje y… de hacer con ellos una pequeña gira donde irán a diferentes ciudades para promocionar la película.
–¡¿Qué?! –exclama–. ¡¿En serio?!
–¡Sí! Justo acabo de hablar con él –le explico sin dejar de sonreír en ningún momento–. Me ha dicho que, al igual que hicieron en las dos películas anteriores, viajan a diferente ciudades de diferentes países y crean un evento para el preestreno de la película antes de que se estrene oficialmente en cines. ¡Y voy a ir con ellos!
–¡¡Eso es genial!! –grita y yo río–. ¿Puedo esconderme en tu maleta e ir contigo?
–Dudo mucho que consigamos pasar el control de seguridad.
–Bueno, pues les dices que tienes una amiga fotógrafa que hace unas fotos increíbles.
–Lo tendré en cuenta –río y me quito la chaqueta–. ¿Tú qué haces?
–¿Ahora mismo? Comer con mis tías. Están aquí –hace una pausa y escucho voces al otro lado de la línea–. Dicen que hola de su parte.
–Salúdalas de mi parte también –espero y escucho como también las saluda por mí–. Oye, y… ¿estás bien?
–Sí, supongo que un poquito peor que mañana, pero mejor que ayer. No te preocupes –escucho como parece estar bebiendo algo–. Bueno, amor, me apetece seguir hablando contigo, pero tengo que hacer una cosas con mis tías. ¿Nos vemos esta noche? ¿Mañana?
–Sí, cuando quieras. Hablamos.
Nos despedimos y, un minuto más tarde, ya estoy saliendo de allí. Me despido de Michael como siempre y, cuando me incorporo en la carretera, conduzco unos minutos en dirección a mi casa, pero decido desviarme e ir a buscar a Tyler.
Me gustaría presentarme en su casa de sorpresa y contarle lo que ha estado hablando con Marcus.
Conduzco con la música de la radio de fondo, tarareando todas las canciones que suenan y repiqueteando mis dedos sobre el volante, sin dejar de sonreír. Sinceramente, estoy muy feliz ahora mismo.
Pareces una adolescente loca y enamorada que va a ver a su novio después de haber tenido la gran noticia de su vida.
Bueno, parte de eso sí es cierto.
Minutos más tarde, me detengo en un semáforo en rojo y espero paciente a que cambie de color y pueda seguir conduciendo, mirando al frente y a través de la ventanilla de mi lado. Pero, en uno de esos vistazos, me detengo cuando veo a dos personas sentadas en un bar hablando entre ellas. Dos personas que conozco demasiado bien; al menos, a una de ellas.