Tal vez jamás...

5.

Parte 1

-Todos estamos rotos, así es como entra la luz.

-Ernest Hemingway

Olivia

Y heme aqui, sintiendome como una idiota por pensar que tal vez a la que iba a presentarme era a su novia, literalmente había quedado como el emoji del payaso.

-Ella es Olivia, eres mas linda en persona querida, Didi me a hablado mucho de ti -Se acercó y me abrazo cariñosamente.

No sabía cómo sentirme al saber el hecho de que le había hablado de mí a su mama. Me sentía especial.

-¿Didi?. -Inquirí.

-¡Oh lo olvidaba así es como llamo a Aiden desde que era un bebé!. -Hablaba con tanto ilusión de su hijo que me hacía sentir vulnerable y extrañar a mi madre aun más.

¿Que se siente contarle a tu madre sobre el chico que te gusta?, ¿Que te haga pasar el ridículo con aquel chico?, eran preguntas que quedarían inconclusas el resto de mi vida.

-¡Mama! -Exclamó Aiden y no pude evitar reír al ver como sus mejillas se teñían a un rosado pálido.

-No te avergüences de tu madre Didi. -DIje.

-Tu no Sunshine, no te lo permito. 

-Basta de juegos que el almuerzo se enfría pasen que ya he servido. -Riéndome aún más de la cara de Aiden seguimos por el pasillo y fuimos hasta el comedor que hace unas horas no se encontraba ahí.

El comedor era de seis puestos, Aiden abrió mi silla ayudandome a sentar frente a él y con su madre en la punta de la mesa. Ojee el plato frente a mi y no pude evitar que se me hiciera agua la boca, la lasagna siempre había sido mi plato favorito y hace tanto que no lo comía.

-¿Te gusta?. -Preguntó la madre de Aiden.- Este es el plato favorito de Adien.

Y me preguntaba si todo había sido planeado o era una basta casualidad me puso el destino.

-También es el mío señora Jones. -Al decir esto Aiden levantó la mirada de su plato y dejó de comer unos segundos para prestarme atención.- Mi madre también solía hacérmelo.

-¡Que bonito! algun dia tengo que conocer a mi futura suegra Didi. -Contestó mirando a su hijo quien no sabia donde meter la cabeza de lo avergonzado que se encontraba.- ¿Y como se llama tu madre linda?.

-Mi madre se llamaba Elizabeth. -Respondí tajante.

-¿Se llamaba? por... Oh. -Los ojos de Aiden me miraban expectantes a mi reacción, aprendí a controlar mis emociones frente a hablar de mi madre ya llevaba mucho tiempo escuchando los comentarios de los demás diciendo "lo lamento" o "Que triste".- Linda yo lo siento estos temas no deben tocarse, además Aiden nunca me dijo, perdoname.

-Aiden tampoco sabia señora Jones así que no se preocupe. -Conteste para alivianar la tensión entre Aiden y su madre.

-Nada de señora Jones, yo me Lily Williams, pero dime Lily si gustas. -El resto de la velada pasó entre risas y discusiones de Aiden y su madre ya que esta no paraba de contarme historias de él cuando pequeño.

Y ya tenía mi favorita, su madre contaba que cuando tenía ocho años aún no se sabía limpiar la cola con el papel así que una vez que su madre estaba en visita se tuvo que limpiarse la cola con la mano y le dio tanto asco que se vomitó y se desmayó del asco, su madre lo encontró minutos después con los pantalones abajo, vomitado y seminconsciente.

Despues de todas esas historias conmovedoras, nos encontrábamos subiendo las escaleras ya que Aiden insistía que lo acompañara a ver unas cosas.

-¿A donde vamos Aiden?.

-Te mostrare la casa. -Contestó cuando llegamos al segundo piso.- Mira este es el segundo piso.

-No te lo puedo creer Didi, pensé que era el tercero. -Ironice.

-Déjame proseguir Sunshine y me vuelves a decir Didi y te tiro a la piscina.

-La neta, la neta que mala vibra traes maestro, ni una chancita se te puede hacer prosiga su majestad. 

-Antes de que me interrumpieras, decía que este piso tiene tres habitaciones, la de mi madre, la de Ethan y Judy y una para los  invitados.

-¿Judy vive con ustedes?. 

-Por supuesto. Ella vino aquí este año para terminar su último año con Ethan, llevan siendo novios desde los once les fue difícil para ellos separarse un año.

Que locura cuánto puede durar la gente, llevaban cerca de siete años. No entendia como podian llevar tanto tiempo juntos y no entendía aún más cómo podía durar tanto tiempo el amor.

Subimos otra vez para llegar al tercer piso donde se encontraba su habitación.

-Y este es el último piso, mi habitación. -Señaló aquella puerta de color beige.- La habitación de Adam y la otra es la de Paul. -Abrió su puerta y con la mano me hizo un ademán invitándome a pasar.- Y aquí termina el recorrido.

Visualice su habitación pulcramente ordenada, su cama era de color negro al igual que sus cortinas, que aunque estuvieran totalmente abiertas no entraba mucha luz. Me llamo la atención el conjunto de libros y muñecos que se encontraban en una repisa así que ansiosa decidí inspeccionarlos.

-Son todos los libros de Harry potter. -Indicó cogiendo algunos libros y mostrandome la tapa de ellos en diferentes colores.

-Me parece que Harry Potter está sobrevalorado. -Dije a modo de juego y lo que no me esperaba era su reacción.- Es mejor Narnia.

-¡Qué dices!, ¡Cómo dices! ¡Como va a esta mejor la historia de un montón de niñatos drogadictos que se meten a un armario a alucinar!, ¡Haz roto mi corazon Sunshine!.

Que dramático puede ser este chico, al parecer sus muñecos de brujas y dragoncitos eran muy importante para él, pero para su mala suerte quería reírme de su dramatismo un rato más.

-No hay nada mejor que Edmund, Harry es feo y no hay tiene nada de villano el calvo con nariz de loro ese Voldemort.

-¡Pero Sunshine no puedes nombrarlo!, -Era gracioso verlo como se salía de quicio, en tanto se calmaba yo seguí mirando la repisa, hasta que encontré un frasco con un nombre en particular.




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