Tal vez jamás...

7.

Ya casi es hora de que empiece a dedicarte mis demonios.

-Mario Benedetti

Creo que si existiera un libro que te enseñara como vivir tu vida sin estropearla lo compraría, así dejaría de meter la pata cada que respiro. Pero si te poner a pensar, si aquel libro existiera no sería vida, no habría nada que vivir y no sería vida sino monotonía.

Contradictorio ¿eh?, hasta en mis pensamientos era la persona más indecisa de la tierra.

Llevaba caminando treinta minutos y estaba cerca de llegar a las afueras de Lovely hills, el día como si representara mi estado de ánimo se encontraba frío y oscuro y no vacilaba al decir que llovería tarde o temprano.

A una calle de mi destino ya podía percibir aquellos dos muros que tenían tallado el nombre del lugar. "Cementerio de Lovely Hills".

Dicho lugar donde se encontraba mi madre, su lápida se encontraba con unas flores viejas que cambie por unas amapolas y margaritas frescas.

"Elizabeth Andrews por ser la mejor madre, hija y compañera de vida".

Este era mi lugar de paz cuando me sentía ahogada de la cruda realidad, venía y me sentaba a hablar con mi madre.

Bueno a hablarle a la lápida de mi madre, pero era reconfortante venir y contarle todo lo que me asfixia e imaginar que tal vez ella está ahí, sentada al lado mío escuchándome y viéndome con ternura con esos ojos cariñosos color ambar.

-Hola mami. -Suspiré tomando fuerzas-, creo que no nos vemos hace tanto, hay muchas cosas que contar y que no se por donde empezar, probablemente que he metido la pata de la peor manera.

La lluvia empezaba a caer y no me importaba mojarme disfrutaba la calidez que era estar aquí junto a ella, como si estuviera en casa.

-Conocí a un chico sabes, ahora creo que lo he dejado ir y no se que hacer. Ese chico en tan poco tiempo me a hecho sentir más vivía de lo que me sentí desde tu partida y se que no debería ser así, pero las cosas han cambiado mami, la vida ya no es tan bonita desde que te fuiste. Aun me duele recordar tu partida y no dejo de afirmarme que aquella tarde fue mi culpa, aun después de ocho años no hay noche que no tenga ese recuerdo mientras duermo.

Por que no podía llamarlos pesadillas, esos eran sueños malos, cosas que nunca pasaron, las míos eran recuerdos de una fatídica tarde que nunca debió ocurrir.

-Y la he liado en grande, se llama Aiden me gusta su nombre aunque ahora le digo Didi cómo lo llama su madre, ella es muy linda como tu. No puedo evitar sentirme mal por que he herido a Aiden y tu siempre me recordabas que no era bueno herir a la gente. Otra vez te falle mami, pero me excuso en que lo arreglare no se que deba hacer por que no estas para aconsejarme pero no me rendiré, no me cerraré a el.

Luego de hablar con mi madre y actualizarla de todo lo que sucedía en casa y  mojarme hasta quedar hecha un manantial salí caminando sin rumbo fijo, aun no quería llegar a casa Belia salía a las cinco de la alcaldía y papá volvería a las seis así que no importaba faltaban aún tres horas para llegar a casa.

Me encontraba pateando una roquita de camino cuando un auto aparco frente a mi, por un momento pensé que aquel auto era el de Aiden y si lo era, pero no lo conducía el.

-¿Vi?. -Preguntó Paul mirándome desconcertado, aunque yo tambien lo estaria si me viera como una loca que acabo de salir de un psiquiátrico,

-La misma que viste y calza.

-Súbete. -Inspeccione el auto frente a mi llevaba su descapotable puesto así ninguno de los dos nos mojaríamos, abrió la puerta y me volvio a insistir a entrar.- ¿Que hacías mojándote?.

-No lo sé, me gusta pescar resfriados. -Alegue a la par que él conducía.- ¿Puedes llevarme a casa?

-Claro, pero ¿Has sabido algo de Aiden?.

-No. -Menti.- ¿Por que la pregunta?

-Nos envió un mensaje a los chicos diciendo que recogiéramos el auto, lo andamos buscando suele perderse por dias y no nos dice a donde va.

-¿Y por qué lo hace?.

-Probablemente por que se siente triste, su vida a sido dura Vi. Aiden llegó a Lovely Hills con la intención de comenzar de cero, hemos hecho cosas las cuales nos arrepentimos y por ello venimos con el, es nuestro amigo y siempre debemos estar para el, buscamos un lugar donde nadie lo conociera para comenzar, pero no hay un lugar donde nadie sepa quienes somos y lo entiendo somos cuatro dioses griegos -Río- . Los rumores llegarían tarde o temprano y aun asi el se quedo, el por que no es mi deber decírtelo, pero no se rindió cambio y comenzó de cero como se prometió y nos lo prometió.

-Yo... creo que fui yo, le hable sobre....

-Emily Harmoon. -Finalizó por mi.- Habla con el Sunshine, pero antes que nada debes recordar que no se puede juzgar a quien no sabes su historia.

Sus palabras se quedaron en mi mente, nos mantuvimos en silencio hasta llegar a casa le agradecí por traerme y baje del auto hacia mi casa.

La noche llego y con ella mi preocupación por no saber qué hacer o decir para arreglar las cosas con Aiden, Belia aun no llegaba y mi padre o hermana menos.

Trate de dormir pero el sueño no llegaba, el timbre resonó por la casa y tuve que ir a abrirla.

-Olivia, porque andas asi por la casa hazme el favor de vestirte bien. -Belia entró empujándome y sin saludar al igual que Calíope que al ver mi aspecto se rio en mi cara y siguió derecho.

-Hola Cali, yo estoy bien espero que tu tambien. -Refunfuñe, lo que hizo que ella se detuviera a mitad del pasillo camino a su habitación.

-Saludarte o hablar contigo seria como hacer de cuenta que me importas Cole, -Replicó mientras caminaba a mi.- y no me importas en lo más mínimo solo compartimos casa, no esta de mas si te suicidas y me dejas la vida en paz.

-Suicidarme sería darte el gusto Cali y no lo haré. -Discutir con Calíope era uno de mis pasatiempos favoritos era mi manera de lidiar con el dolor que me causaba su constante desprecio hacia mi.- Viviremos en esta casa durante mucho tiempo, somos familia.




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