Tal Vez Sea El Destino

2

El universo sí que está en mi contra 

 

—¡María Lys Rose! ¡Despierta o llegarás tarde! —mi mamá grita al pegarme otra vez con una almohada  

—¡Ya voy!¡Deja de hacer eso! —le digo haciendo que dejara de pegarme —¡Ya me desperté! 

Salgo de la cama y mi amorosa madre sale de la habitación para que pueda cambiarme.  

Nos llevábamos bien, casi todo el tiempo. Mi padre, Jones Rose, se encontraba en Japón por un viaje de trabajo. Es algo a lo que estoy acostumbrada. Ya saben, que no esté presente.  

Rápidamente me pongo un buzo blanco con unos jeans negros. Ato mi pelo y agarro mi mochila.  

Después de ir al baño y terminar de desayunar, me dirijo a la puerta y antes de salir mi mamá me dice:  

—¿Eso es lo que vas a usar?  

La miro con mala cara —No empieces, son las ocho de la mañana. —ruedo los ojos y abro la puerta.  

 

Bajo del auto y corro hasta la entrada del colegio. Antes de poder abrir la puerta, la recepcionista la abre por mí. Me repasa con la mirada… 

—¿Otra vez tarde? ¿Debo recordarte cuantas veces has llegado tarde este mes?  

—No es necesario. Me quedé dormida. ¿Puede dejarme entrar que tengo clase? —digo con voz neutra. Esta recepcionista me cae … para el culo. Sí, no hay otra manera de explicarlo. Siempre se comporta mal con los alumnos, y cuando le contestas dice que estás siendo irrespetuoso. Claro, a mí me valía mierda. Tenía clase y no podía llegar tarde. —Mire, yo sé que no le caigo bien, pero tengo que ir a clase, y aunque me encanta esta charla tan divertida que estamos teniendo, estoy segura de que usted tiene cosas más importantes que hacer. Así que, ¿Por qué no se aparta de una vez por todas?  

Me mira con el ceño fruncido y se aparta para que pudiera pasar.  

Corro por los pasillos para llegar a mi aula. Tal vez no había comenzado la clase aún. Tal vez … 

Finalmente llego y abro la puerta. El profesor me mira confundido y luego suspira. Antes de que pudiera regañarme por haber llegado tarde, hablo:  

—Sí, ya sé que llegué otra vez tarde. No me diga nada por favor que son las ocho de la mañana y no estoy de humor.  

Con eso, cierro la puerta y me dirijo a mi asiento. Sam me mira con cara de “¿qué carajo fue eso?” pero también con “es por esto que me caes bien”.  

El profesor continua con la clase. Trato de concentrarme, pero mis ojos se desvían al chico con pelo negro que pasa por el pasillo y se detiene en nuestra puerta.  

No, por favor no. ¡Virgencita, Diosito, ¡ayúdenme! 

El chico toca la puerta y el profesor murmura por lo bajo “no me pagan suficiente”.  

Cuando abre la puerta, pude ver a mi vecino de ojos verdes parado con una leve sonrisa.  

—Disculpe la tardanza, es que me perdí.  

—Descuide, pasa siempre con los nuevos. Tú debes ser Nightshal.  

—Así es, Athan Nightshal.  

El profesor le dijo que tomara asiento. Podía ver a todas las chicas embobadas por el nuevo. Cuando comenzó a caminar para tomar asiento al fondo del aula, todas lo miraban y susurraban.  

¡Ay, pero sean más discretas queridas!  

Yo solo rodé los ojos y me concentré el mi cuaderno.  

Entendía que el fuera lindo, pero si hablamos de personalidad … no gana en ese departamento. Después de hablar con él, solo lo veía como un chico atractivo que tenía el ego por los cielos. No sabía bien porqué, pero no me caía bien.  

El profesor continuó explicando la increíble historia y sucesos de la Guerra Mundial. Noten el sarcasmo por favor.  

Trataba de concentrarme, pero podía sentir su mirada. Podía sentir que me observaba. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el timbre.  

Salgo de la clase con Sam y me dirijo a mi locker. Trato de evitar hacer contacto con Athan. Algo me dice que debo alejarme de él.  Tal vez es un sexto sentido femenino.  

Mientras guardaba los libros y sacaba los que necesitaba para la próxima clase, Sam dijo: 

—¿Viste al nuevo? Es re lindo.  

Suspiro —Si, y también es un idiota.  

Ella se veía confundida —¿Por qué decís eso?  

La miro —Porque es mi vecino y ayer hable con él. Tiene un ego que le llega hasta el cielo y además tiene una pinta de ser un hijo de- 

—Que linda manera de hablar de tu vecino. Y yo que pensaba que te caía bien.  

La única reacción que tuve por parte de Sam, fue pegarse la cabeza con el libro de física. Suspiro y me doy vuelta para encontrarme a Athan parado con los brazos cruzados.   

Su cuerpo no estaba muy lejos del mío, pero como era tan jodidamente alto tuve que levantar la cabeza y clavar mi mirada en él.  

—Bueno, parece que además de ser idiota, tienes problemas de comprensión.  

Él se lame el labio inferior —Estoy seguro que con el tiempo te voy a caer bien.  

Me rio —¡A mira vos! Pena que eso nunca va a pasar.  

El da un paso hacia delante. Sus codos estaban tocando mi pecho y podía escuchar su respiración.  Otra cosa que podía escuchar, eran los susurros y murmuros de la gente que se encontraba en el pasillo.  Enserio, la gente no sabe ser discreta.  

—Solo necesito dos segundos con vos en un cuarto y te juro que te caería bien. —dice con una sonrisa.  

—¿Tan seguro? 

—Demasiado.  

Él se acerca un poco más, pero yo doy dos pasos atrás.  

—Parece que sos más estúpido de lo que pensaba. —digo cerrando el locker con un poco más de fuerza de la necesaria. Con eso, paso por al lado de él y me dirijo a mi próxima clase.  

Idiota.  

Todas embobadas con él … ¡JA! ¡Como si fuera un dios griego!  

 

Termino con mis clases. Gracias a dios que solo comparto historia con Athan, sino sería un infierno.  

Antes de subir al auto de Sam, alguien grita mi nombre. Me doy vuelta y Sam mira atrás de mí y suelta unas risitas.  




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