Tal Vez Sea El Destino

4

La llamada que lo cambió todo 

 

—Bueno, ¡A comer! —dice Charlotte.  

 

Todos comenzaron a servirse la comida preparada por Athan y mi querida Luci.  

—Lucinda, ¡esto está delicioso! —dijo Charlotte, comiendo … no sé qué está comiendo.  

Los creadores de esta cena no hicieron comida como pastas, ensaladas, carne, pollo, pizza, no. Decidieron hacer algo mucho más “sofisticado” y “elaborado”. Claro, yo no tenía idea de lo que estaba ingiriendo. Lo único que, si conocía, era una increíble botella de vino blanco que había traído Liam.  

—Dile Luci. A ella no le gusta mucho que le digan Lucinda. —digo. El alcohol siempre me hace más honesta.  

Liam me mira con extrañeza, —¿Por qué? 

—Bueno, lo mismo pasa con mi nombre. Yo me llamo María Lys Rose, pero todos me dicen Rose.  

—¿Y por qué todos te dicen Rose? María o Lys, ambos son bonitos nombres.  

—Solo las personas muy importantes para mí, pueden llamarme Lys. Ahora, María, simplemente … no me gusta. A mi madre nunca le gustó mucho el nombre Lucinda, así que todos le dicen Luci.  

Todos los presentes asintieron.  

Unos minutos pasaron. Liam y Charlotte estaban hablando de mi madre sobre las nuevas empresas de que no sé qué y luego aparece la economía, y yo ya me perdí. Es por esto que me quede hablando con Eryx y, de vez en cuando, Athan interrumpía nuestra conversación.  

Me río, —¿Por qué te sorprende que me guste leer?  Desde chica que compraba libros y me quedaba horas leyendo.  

Athan levanta una ceja, —¿Qué te gusta leer?  

Desvío mi mirada de Eryx, y la clavo en Athan, —¿Por qué lo preguntas? 

—Porque, te imagino leyendo historias románticas que siempre tienen un final feliz.  

Sonrío, —Bueno, estas equivocado. Me encanta leer historias de misterio y suspenso. Siempre fueron mis favoritas.  

El asiente, —Me sorprendes Rose.  

Nuestras miradas están clavadas en el otro. Siento esta fuerte … tensión. Él no quiere romper el contacto visual y yo tampoco. Esto es lo que me pasa por ser competitiva. Lo miro de la manera más intensa posible. Estudio cada parte de su rostro. Sus ojos, sus mejillas, su mandíbula… sus labios... 

—Se te está desviando un poco la mirada Rose, ¿no lo crees? 

Lo miro a los ojos, —No es mi culpa que estés bueno.  

¡Pero idiota no se lo digas! ¡Lo piensas no lo dices!  

Una leve risa se escapa de sus labios, —Creo que el alcohol te hace más honesta.  

—¿Eso crees? 

—Si, eso creo. Hasta te hace más linda.  

¿Acabo de escuchar bien? ¿El acaba … de …? 

Podía sentir como mis mejillas se calentaban, así que decidí cambiar de tema.  

—¿A ti te gusta leer?  

El frunce el ceño, confuso ante mi pregunta, —Si, mucho.  

—¿Qué lees?  

El me mira por unos segundos. Sus ojos reparan mis labios, levanta la mirada otra vez hacia mis ojos, se relame los labios y dice, —Romance.  

¿¡Pero que!? 

—¿Enserio?  

—¿Qué? ¿Sorprendida?  

—Mucho. Pensé que leerías algo de asesinatos o algo así.  

Se ríe, —Bueno, me gustan las historias de asesinatos, pero no mucho como una historia de romance que termina en tragedia, o una en la que el villano se enamora de la protagonista.  

Trago grueso, —¿Y por qué los libros de romance?  

El suspira, —Porque, las historias de romance, me hacen creer que el amor puede cambiar a todas las personas, tanto para bien como para mal.  

Wow, ¡eso sí que no me lo esperaba! 

No podía creer lo que estaba escuchando, y al parecer, él se dio cuenta, —¿Alguna vez te pasó? 

—¿Qué?  

El apoya los codos sobre la mesa y se inclina hacia delante, en un susurro dice, —Cambiar por amor.  

No contesto al instante, no tenia una respuesta. Estaba demasiado perdida en sus ojos verdes y en las palabras que acababa de escuchar, —Si, cambie por una persona.  

—¿Te arrepientes?  

—Si y no.  

Frunce el ceño, —¿Si y no? —repite.  

Asiento, —Sí, me arrepiento porque esa persona me jodio como ninguna otra, y no, porque aprendí a nunca volver a ser una idiota y a bajar la guardia solo por amor. —el asiente, — ¿Y vos? ¿Alguna vez cambiaste por amor?  

—No, pero creo que podría llegar a hacerlo.  

Lo miro confundida. Estábamos sentados en una mesa con otras cuatro personas. Ellos hablaban, comían, se reían, y aunque estuviera allí sentada, solo podía enfocarme en Athan.  

—¿Y qué tipo de romance te gusta más?  

—¿Cómo?   

—Amor trágico, amor toxico, amor...  

Sonríe, —Entendí. Creo que las historias en las que el villano se enamora son mis favoritas. 

—¿Por qué?  

— El villano sacrificaría todo por la persona que ama, joderia a todo el mundo solo por su amor. Son ese tipo de cosas que me hacen creer que las historias de romance son las mejores.  —me quedo callada, no sabía que contestar a eso. El seguía sorprendiéndome, —¿No lo crees?  

Reacciono, —¿Qué cosa?  

Se inclina más hacia delante, —¿Qué el amor de un villano es mejor que el de un héroe?  

Me encojo de hombros, —Creo que ambos amarían de maneras diferentes, una más sana y otra más catastrófica.  

—El héroe salvaría al mundo sacrificando a su amor, el villano no le importaría el mundo sin la persona que ama.  

Abro la boca, pero las palabras no salen, tiene razón. Él tiene razón.  

—¿Y de quien te enamorarías? ¿Quién dejarías que te amara? ¿El villano o el héroe?  

No tuve que pensarlo, ya sabía la respuesta. No podía mentirle, y tampoco quería, como dije, el alcohol me hace más honesta.  

—El villano.  

La comisura de sus labios se eleva, —Creo que por fin estamos de acuerdo en algo.  

Por unos segundos nuestras miradas no se desviaron. El mantenía sus ojos clavados en los míos, y no pude evitar sonrojarme. Athan era un chico muy atractivo, idiota pero atractivo. No podía creer que acabáramos de tener una conversación civilizada, sin pelearnos ni insultarnos.  




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