Tal Vez Sea El Destino

5

María

 

Liam Nightshal.  

Ese nombre resonaba en mi cabeza. Hacía ruido y molestaba.  

Él estaba sentado en la misma mesa que yo, comiendo la misma comida que yo, hablando con mi mama y compartiendo anécdotas de Athan y Eryx.  

Todos se reían, todos la pasaban bien, excepto yo. 

Sí, soy dramática. No se quejen, le da un poco de sabor a la historia.   

Terminé de hablar con Ryan afuera. Preferí salir de la casa para lo que, según él, era importante que nadie escuchara.  

Me encontraba tensa, pensando a mil por hora.  

Ryan me había pedido hacer algo. Otro de sus favorcitos. No me agrada la idea de lo que me pidió que hiciera, pero es eso o que me encontraran muerta.   

Lo que tenía que hacer no era nada de otro mundo. Era fácil, y conociéndome, era solo entrar y salir.  ¿El problema? Era como entrar a la boca del lobo y esperar a que no me mordiera. 

Ya tenía mis días contados. Ryan me lo dijo. El me sito mañana por la noche para que pudiéramos hablar sobre su plan.  El grupo también estaría ahí, ya que ellos están tan metidos y jodidos como Ryan y, al parecer, como yo.  

Tomo un sorbo de mi vaso con agua. Necesito concentrarme. Necesito llevar a cabo un plan perfecto.  

Eryx me mira con el ceño fruncido, —¿Estas bien? Te noto … tensa.  

Tal vez porque lo estoy. Lo miro y finjo una sonrisa, —Estoy bien. Creo que la comida me cayó un poco mal. —Athan frunce el ceño mientras me mira pero luego de unos segundos, desvia la mirada. 

En unos pocos minutos los Nightshal se despiden de nosotros.  

—Nos vemos en historia, Lys. —me susurra Athan. Me quedo completamente paralizada, y él me dedica una sonrisa antes de irse.  

Cierro la puerta y respiro hondo. Esta noche tiene que terminar.  

Ayudo a mi mama a limpiar todo, subo a mi cuarto y me encierro.  

Me siento en la orilla de la cama.  

¡Usa tu cabeza Rose! — pienso — Ya lo hiciste una vez, puedes volver a hacerlo. No dejes que tus emociones tomen el control.  

Me despierto alrededor de la madruga por el sonido de mi celular.  

La luz de la pantalla me hace entrecerrar los ojos. ¿Quién me llama a esta hora?  

Numero: Desconocido.  

Decido no contestar. Ryan me dijo que por mi bien tendría que andar con cuidado, ya que muchas personas saben que estoy trabajando con él y por eso pueden tratar de matarme con tal de llegar a él.  

Vuelvo a acostarme, pero antes de cerrar los ojos, alguien me manda un mensaje.  

¡Carajo! ¡Solo quiero dormir!  

Dos mensajes. Lo abro... 

Desconocido 

Buenos días preciosa, espero que hayas soñado con los angelitos. Cuida tu espalda y ten cuidado en quien confías, porque muy pronto iremos por ti. - 1:40 

Tienes algo que nos pertenece. Puedes tratar de esconderte, de escapar, pero te encontraremos y te cortaremos la cabeza para que nos entregues lo nuestro. No quiero ponerme violento así que no me tientes. -1:41 

 

¿Pero qué mierda...?  

Saco captura de pantalla y se lo mando a Ryan. El me metió en esto, él tiene que sacarme. Responde mi mensaje en unos minutos.  

Ryan  

Lo hablamos en la noche. Recuerda, solo tratan de asustarte, no van a hacerte nada. Si te atacan, contraatacas con un tiro a la sien.  

Que motivador. Ryan no se da más de estúpido.  

Le contesto su mensaje con un simple: Ven a buscarme y reúne al grupo, no puedo esperar hasta la noche.  

Con tan solo 17 años ya estoy metida en un millón de líos. Es por esto que el año pasado no quería involucrarme con el jefe, pero de cierta manera siempre lo estuve. No me llevaron por un buen camino. Me enseñaron todo lo que se, soy fuerte gracias a ellos, pero también hay desconfianza por mi parte.  

Ryan me avisa que está afuera. Me termino de cambiar, poniéndome un jean negro, unas botas negras y un buzo gris.  

Son las dos de la mañana y yo me pregunto qué carajos estoy haciendo.  

Bajo la escalera tratando de no hacer mucho ruido. Si mi mama se entera que me volví a escapar, voy a terminar encerrada igual que Rapunzel. El frio mañanero choca contra mi cuerpo cuando abro la puerta.  

Entro al auto de Ryan y el arranca enseguida.  No hablamos en todo el viaje. Llegamos a su edificio y decido romper el silencio. Abre su puerta para salir, pero lo detengo.  

—¿Te pasa algo?  

—¿Por qué lo preguntas?  

—Tal vez porque presiento que te pasa algo.  

Respira hondo, vuelve a entrar al auto cerrando la puerta, —Eres una de mis mejores amigas, y te quiero como si fuéramos familia. Lamento haberte metido en esto, ya tienes suficiente con lo que sucedió con... 

Alzo la mano para detenerlo, necesito que deje de hablar. —Lo que paso no puedo cambiarlo. Cargo con eso todos los días, pero es parte del pasado. — sujeto su cara con mis manos — Tú me metiste en este lio, pero yo decidí seguirte, así que deja de lamentarte e ideemos un plan para salvar nuestros culos.  

Asiente y salimos del auto.  

Entramos a su departamento y todos ya están reunidos en la cocina. Puedo escuchar cómo se insultan y gritan.  

Pueden ser las dos, tres o siete de la mañana y estos animales no pierden la energía.  

—¡María! —grita Lui, cuando me ve.  

Hace mucho que no me llamaban así.  

Se abre de brazos y yo lo recibo emocionada. Ser parte de este grupo hizo que todos sean como mis hermanos mayores. Me protegen y aconsejan, nunca dejan mi lado y es por esto que nos gusta considerarnos familia.  

Lo aparto y le sonrió, —¡Espero que me hayas extrañado mientras estabas en Brasil! — digo pellizcándole las mejillas. Odia que haga eso, jej.  




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.