Tal Vez Sea El Destino

6

¿Qué escondes Nightshal?  

 

Podía sentir su mirada. Sus ojos perseguían cada movimiento que hacía.  

Podía sentirlo.  

Podía sentirlo a él.   

Maldigo por lo bajo, no quiero hacerlo, pero debo. No tengo otra opción.  

Debo hacerlo. Soy yo o el.  

Tú puedes Rose. —me dije —Tú puedes.  

No, Rose no. Ya no soy Rose.  

—Hazlo. —dijo.  

La sangre... la escena... todo era tan … trágico. Él debía morir. Yo debía ser quien lo matara.  

Soy yo o el.  

Soy yo o el.  

Me repito y me repito tratando de convencerme de lo que voy a hacer tiene una razón. Pero para mí solo suena a una excusa. Una excusa que uso para ocultar el hecho de que debo matar a alguien.  

El hombre sonríe, —¿Qué pasa Rose? ¿No puedes hacerlo? ¿No puedes matarme? —pregunta. —Date vuelta y enfrenta al monstruo que se enamoró de ti.  

Dudo, no quiero hacerlo.  

No puedo. Yo... 

Me doy vuelta con el arma en mi mano derecha. Analizo su rostro. Sus labios rojos, su cabello marrón oscuro, esa sonrisa pícara tan característica de él, su mandíbula...  

Por último, me atrevo a mirar sus ojos color miel. El calor y amor que solían desprender de ellos cada vez que me miraba.  

Aparto la mirada, me acerco a él y clavo el cañón entre sus cejas.  

—Hazlo Rose.  

Giro mi cabeza y lo miro. Débil y pálido. Que él se encuentre tan vulnerable … hace que odie esto aún más.  

Cierro los ojos, respiro hondo y vuelvo a abrirlos, pero no lo miro.  

Tengo que hacerlo.  

Clavando mi mirada en el suelo digo, —Ya no soy Rose, ahora soy María.  

Llevo el dedo al gatillo y … 

 

Me despierto sobresaltada. Mi cuerpo todo sudado y mi respiración agitada.  

Me froto la frente con los dedos.  

No otra vez, por favor.  

Siempre es la misma pesadilla. Desde hace unos días volvieron. No tengo idea porque, solo aparecieron de la nada.  

Siempre es lo mismo. Siempre es la misma noche. Siempre es el mismo puto recuerdo.  

Prendo mi celular fijándome la hora.  

5:40  

Perfecto.  

 

Si las personas que me están buscando no me matan primero, la falta de sueño seguro lo termina haciendo.  

Salgo de la cama y me dirijo a la ventana.  

El viento frio, las hojas de los árboles moviéndose levemente, el silencio …  

Respiro hondo y apoyo mis codos sobre la madera fría.  

Miro afuera. No hay nadie. Literalmente la calle esta desolada, o, al menos eso pensaba.  

Athan Nightshal en su esplendor. Se encontraba sentado en la entrada con un cigarrillo en su mano. Se lo lleva a sus labios. Inhala y exhala.  

Bajo la luz de la luna se ve tan …  

Aparto mi mirada, esto no es correcto. No debería mirarlo de la manera que lo hago.  

No puedo negar que Athan es atractivo. No soy ciega, pero el problema no es el, sino su padre.  

Liam Nightshal era mi objetivo, él era el enemigo que tenía que enfrentar.  

Algo me decía que acercarme a Athan no sería fácil, mucho menos a Liam. Pero debía intentarlo, usar mi don de manipulación con una sonrisa bonita en mi rostro, y usar a Athan como anzuelo para hacer que Liam caiga.  

Ya sé, ya se. Todos me dirán que me voy a enamorar de la persona que quiero destruir, pero este no es el caso. Ya asesiné a alguien que me importaba, alguien que amaba, ¿Por qué esto tendría que ser diferente?  

Liam no se metió conmigo, pero si con mis amigos, y si hay algo que me jode, es que se metan con las personas que amo.  

No sé qué carajo tienen esos archivos que todo el mundo está centrado en tenerlos y dispuestos a matar por ellos.  

Locos dementes. Pero si quieren jugar al gato y al ratón, con mucho gusto juego. Solo espero que sepan, que yo no seré una presa fácil.  

Bajo las escaleras y abro la puerta de atrás. Camino despacio sobre el césped mojado. Abro la cerca y salgo. Me quedo observando a Athan por unos segundos, analizando como me llevaría a cabo mi plan.  

Él sabe que no me cae muy bien, y él tampoco es la persona que más aprecio en el mundo, pero, debido a las circunstancias, voy a tener que ser más astuta que él, más rápida.  

No sé si él está enterado del trabajo de su papi. El hijo de puta es un criminal que camina por el mundo con un traje caro y una sonrisa inocente. Se cree indestructible, pero él no sabe que yo también puedo jugar su juego. También puedo ser peligrosa.  

Athan levanta la mirada, y sus ojos se encuentran con los míos. Sonríe con descaro, seguro piensa que lo estaba admirando.  

Camino hacia su casa y me detengo frente a él.  

Levanta una ceja, —¿Con que ahora me acosas? —sonríe, —Me sorprendes.  

—¿Y que si lo hago? —pregunto. Las palabras dulces no sirven con un chico como Athan. Conozco a personas como el, y la única manera de entrar a su cabeza, es siendo igual o más hijo de puta que él.  

—No me molesta, —dice con una sonrisa levantándose. Da un paso hacia mí y dice, —en realidad, creo que me agrada que me acoses.  

Fijo una sonrisa, —¿Y por qué te agradaría?  

Otro paso hacia mí, —¿Qué haces despierta a esta hora Rose? —cambia de tema y se separa de mí.  

Genial.  

—No podía dormir. ¿Y tú? —se me queda mirando por unos segundos con el ceño fruncido. Necesito convencerlo de que no me estoy acercando a él por interés.  

—Déjame analizar todo un segundo. Hace un rato decías que no te caía bien, pero ahora estas frente a mí, sin señal de querer pelear, discutir o insultarme. Tampoco mencionaste mi ego que llega, según vos, hasta el cielo, y hace un rato te vi irte en un auto y volver alrededor de las cuatro. Dices que no podías dormir, y en eso te creo, pero hay algo que no me cierra.  




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