Tal Vez Sea El Destino

14

Tres vueltas al Carrusel 

 

Lys  

Conduzco el auto de Jack, con Ryan junto a mí. El muy idiota no paraba de insistirme para acompañarme.  

Mi celular comienza a vibrar y la pantalla se ilumina con el nombre de la única persona que me puede transmitir un poco de normalidad en estos momentos. 

—Hola Sam, estoy manejando, ¿Qué pasa?  

—Holaaaa. Perdón que te moleste justo ahora, pero tengo que contarte algo. —, dice con una gran emoción.  

Me rio, —Entonces cuéntame. Ya sabes que soy muy impaciente. —, Ryan sonríe.  

—Bueno.... ¡Evans me pidió de ser la novia! —piso el freno a fondo, reaccionando a lo que me acaba de decir.  

Ryan se avalancha hacia el frente, pero vuelve a su asiento gracias al cinturón. Me mira con cara de preocupación y también con cara de enojo.  

—¿Y que le dijiste?  

—¡¿Qué crees que le dije tonta?! ¡Obvio que le dije que sí!  

Miro a Ryan y él no logra descifrar que le digo con la mirada, —¡Que bueno! Me alegro mucho por ti, Sam. Escucha debo colgarte porque estoy manejando y morir no es mi idea, pero espero que Evans te haga feliz porque te lo mereces.  

Ella ríe y suspira, —Si, él es muy lindo y bueno conmigo, estoy segura de que esto con él va a funcionar. Le tengo fe. Bueno, te dejo tranquila. Nos vemos mañana, ¡chau! 

Separo el celular de mi oreja y trato de procesar lo que acabo de escuchar.  

—¿Rose? —, pregunta Ryan.  

—Sam y Evans están juntos. —levanto la mirada, —Sabes lo que podría significar eso ¿no?  

Al instante que el escucha mis palabras, entendió por completo lo que quería decir. —La está usando.  

Asiento y nos quedamos en silencio, pero no por mucho ya que Athan comienza a mandarme mensajes.  

—Es lo más probable. —afirma Ryan, —Recuerda que él trabaja para los Nightshal. Tal vez esa era su tarea. Para acercarse a vos, se acercaría a tu amiga.  

Suspiro profundamente. No sé qué hacer, no tengo idea.  

—Después resolveremos esto, no te preocupes. —me asegura Ryan apoyando su mano derecha sobre mi rodilla. —Pero antes, tienes algo que hacer.  

 

Estaciono frente a mi casa. Me despido de Ryan y él toma el volante.  

Cruzo la calle y me dirijo a la casa de Athan Antes de que mis nudillos lograran tocar la puerta, alguien la abre. Liam.  

—Hola, Rose. —me saluda con una sonrisa.  

—Hola, Liam. —le devuelvo el gesto.  

—¿En qué te puedo ayudar?  

—Vengo a buscar a Athan. Íbamos a salir.  

Asiente, —Bueno, él se está bañando, asi que tendrás que esperar un rato más. ¿Quieres pasar? —pregunta apartándose de la puerta.  

Aunque esto no me dé buena espina, acepto y me adentro a la casa.  

Estudio con mis ojos el lugar a mi alrededor. Es una casa simple pero moderna. Es bastante espaciosa. Las paredes son grises, pero de un tono claro. Las ventanas tienen un marco blanco. Al entrar, te encuentras con un pequeño pasillo, y luego, a tu derecha tienes la sala de estar, con un sillón negro y una gran televisión colgando de la pared.

A tu izquierda, se ve un pasillo largo con varias puertas. Todas son iguales, excepto la del fondo que es negra a diferencia de las otras que son blancas. Luego están las escaleras que te llevan al segundo piso. Bajo ellas, hay una puerta. Debe ser para el sótano. Y por último está el comedor, con una gran mesa de vidrio con cillas negras.  

Liam me invita a pasar a la cocina, que se conecta con el living room a través de una puerta. Es una cocina sencilla y muy moderna. Tiene una mesada de mármol gris en el centro con butacas negras. Las paredes son blancas y todos los muebles son grises, hasta la heladera.  

—¿Algo para tomar? —pregunta.  

—No, gracias. —niego.  

—Asi que, ¿tú y Athan? —pregunta cruzándose de brazos. Debo ser cuidadosa con lo que digo, ya que no puedo olvidar con quien estoy tratando.  

—Solo somos amigos.  

—No es lo que él me dijo. Con mi hijo nos contamos todo. Hasta las cosas de trabajo. —dice.  

—Qué bueno que sean cercanos. Es importante llevarse bien con tus padres.  

—¿Cómo es la relación con tu padre, Rose? —pregunta.  

¿Dónde estás Athan?  

—Simple.  

—¿Simple? —repite.  

Asiento, —Nos llevamos bien. Tenemos una buena relación, pero con su trabajo no lo veo mucho, y la distancia a veces afecta las relaciones.  

Sonríe, —Eso es verdad. ¿De que trabaja tu padre? No te escuche mencionarlo en la cena.  

Esto no me da para nada buena espina, —Es contador.  

—Ah, ya veo. ¿Vos trabajarías de lo mismo que tu padre?  

—Por ahora no tengo razones de trabajar con él o lo mismo que él. Pero ¿Quién sabe? Tal vez en el futuro quiera.  

—O para él. —me aclara.  

Asiento y sonrió, es obvio lo que está tratando de hacer. —¿Se llevaba bien con su padre, señor Nightshal?  

Se sienta en una de las butacas frente a mí, —No. Nuestra relación no era una de las mejores. Llegamos a un punto tal de no entendernos, que simplemente lo aceptamos.  

—¿De que trabajaba?  

—También era un contador.  

—Que coincidencia.  

—Pienso lo mismo.  

La tensión la podías cortar con un cuchillo. Tenía al famosísimo Liam Nighshal frente a mí. Era obvio lo que intentaba hacer, pero no iba a dejar que se saliera con la suya.  

—¿Y qué hay de tu madre?  

—¿Qué quiere saber?  

—¿Tienes una buena relación con ella?  

—Si, siempre la tuvimos.  

—¿De que trabajaba? Se me olvido.  

—Ella... —soy cortada por la entrada de Athan a la cocina. Nos mira a ambos tratando de analizar lo que estaba sucediendo.  

—Ya deberíamos irnos. —me dice, luego de saludarme con un beso en la mejilla. Le clava la mirada a su padre.  

—Fue un placer conocerte mejor, María.  




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