Narra Ritsu.
Esa noche después de dejar a Julián en la habitación me fui a la mía. Dentro de mis sabanas no podía dormir, miraba el techo recordando las preguntas que me había hecho Julián durante la cena. Mis pensamientos se fueron en mi hermana, la extrañaba tanto y me sentía tan solo y perdido. No quería estar en México, quería estar en Corea con ella.
Vi las horas pasar sin pegar un ojo, a pesar de que había hecho amigos en mi primer día de clases, llegar a mi casa y no tener a nadie a quien contarle le quitaba la emoción a ese logro. Si mi hermana estuviera conmigo seguro me compraría un pastel y celebraría que por primera vez he hecho a mas de un amigo, luego me besaría la frente y me cantaría una de esas extrañas canciones sobre amistad.
Me puse de pie y caminé un rato por la cocina, tenía mi teléfono en la mano con el número de mi hermana listo para marcar, lo pensé unos segundos; ya era muy de noche para despertarla.
Al final oprimí el número y decidí que si no respondía lo dejaría y me iría a dormir. Para mi sorpresa apenas marque ella respondió, para haber tomado la llamada así de rápido era seguro que no estaba durmiendo.
— ¿Jinhe? ¿Estabas durmiendo? — pregunté para confirmar.
— Ritsu, hola. — su voz sonaba cansada — no, no te preocupes, estaba revisando unas cosas del caso... pero ¿que pasa? Es tarde deberías estar durmiendo.
— Oh, eso... yo no podía dormir, quiero regresar a corea...
— No puedes Rtsy. Quédate ahí solo un poco mas ¿si? Resolveré todo aquí y podrás volver pronto.
— Pero yo no quiero volver pronto, quiero volver ahora... te extraño, no quiero estar aquí, me siento solo y no tengo a nadie. Déjame regresar contigo Jinhe por favor. — no me di cuenta cuando las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos.
Escuché suspirar a mi hermana del otro lado.
— Lo sé, lo sé Rtsy, también te extraño... pero no puedes volver, no puedo permitirlo, no hasta que logré resolverlo todo. — ella estaba cansada, podía escucharlo en su voz y yo solo le daba mas problemas con mis cosas.
Caminé al lavado para tomar un vaso y beber algo de agua, lo necesitaba para calmarme.
— Escucha Ritsy, estoy algo ocupada aquí, ¿si? Las cosas son mas complicadas... debo irme, pero te llamaré después ¿esta bien?
— Esta bien — le dije y ella cortó el teléfono. Apenas acepte el móvil sobre la losa me desplomé en llanto otra vez. La extrañaba, y ella se escuchaba tan mal y yo no podía evitar sentirme culpable.
Jinhe ni siquiera estaba durmiendo por mi culpa y nunca la había escuchado hablar de esa forma, su voz parecía como si ella hubiera estado llorando y yo solo hice que se sintiera mas culpable.
Las lagrimas salieron de mis ojos sin control alguno, mis manos temblaban en ese momento. Intenté sujetar el vaso para tomar agua y calmarme, pero al sujetarlo se me resbaló y este cayó al suelo rompiéndose en un gran estruendo.
Me agaché rápido a levantar el desastre, pero no podía hacerlo con las lágrimas en mis ojos y terminé por cortarme. Entonces Julián apareció y reprimí mi llanto.
° ° ° °
Esa noche cuando Julián hablaba conmigo tenía la cabeza en otro sitio, solo pensaba en mi hermana y no escuchaba del todo lo que él decía. No hasta que sentí la humedad de sus labios en mi dedo, entonces reaccioné.
Al principio me sorprendió, luego me avergonzó y finalmente mi pulso se aceleró.
El me soltó y yo podía sentir mi cara roja, y eso no ayudaba a calmar mis nervios. Julián se disculpaba y pensé que lo mejor sería irme antes de poner las cosas mas incomodas.
Entonces me fui a mi habitación, una vez dentro cerré la puerta y llevé una de mis manos a mi frente.
Solté un suspiro y puse una curita en mi dedo, pero cada que miraba mi dedo recordaba la sensación de sus labios y eso no ayudaba a mi sistema a calmarse.
Lavé mi rostro y me fui a la cama, estaba dispuesto a olvidar eso.
° ° ° °
Cuando amaneció, Julián seguía durmiendo y yo preparé el desayuno. Decidí evitar mencionar lo de la herida con tal de no hacer incomodo nada de eso. Era mi primer amigo y no quería perderlo por algo como eso. Luego de un rato el se asomó a la cocina, estaba recién levantado.
— Gracias por dejarme dormir aquí — dijo Julián rompiendo el silencio.
— Esta bien, he hecho el desayuno ya. Come todo lo que quieras. — dije dejando los platos con comida en la mesa, el se sentó y no emitió ninguna palabra. Hice lo mismo y me quedé callado. Cuando acabamos de comer, levanté los platos.
— Ya tengo que irme, mi mamá dice que necesita que haga algo, nos vemos el lunes Rits.
— Si... gracias por ayudarme aquí
— Esta bien, nos vemos — y sin mas, Julián se marchó.
Yo guardé los platos y me senté en una de las sillas. No era para tanto, ni para que estuviéramos tan serios ¿no? ...