Narra Julián.
Son las seis con cuarenta, el sonido ensordecedor de mi alarma me saca de mi sueño profundo.
— ¡Mierda! Se me hizo tarde — exclamé saltando de mi cama. Me puse el uniforme del colegio y salí corriendo de mi casa tan rápido como pude — Vaya forma de comenzar mi semana — dije para mi mismo entre dientes — necesito un taxi.
Me las arreglé como pude para llegar apenas, por sueste el profesor no había entrado al aula. Entré al salón corriendo y me tumbe en mi butaca para recobrar el aliento. De forma inconsciente buscaba a Ritsu, después de verlo llorar la noche del sábado a irme de prisa el domingo había quedado con la preocupación de si todo estaba bien él.
Lo encontré, senté correctamente en mi escritorio y voltee a su dirección para verlo, el solo me miró y sonrió, para después regresar a su mundo.
Narra Ritsu:
Después de la llamada de mi hermana no había podido dormir correctamente esa noche.
Llegué temprano a la escuela y solo me senté mirando la parte de naturaleza que tenia el colegio.
El profesor entró al aula apenas el reloj marcó las siete, entonces regresé a mi mismo. Busqué a Julian, quería darle las gracias por haberme consolado el sábado, pero no estaba por ninguna parte.
El maestro sacó sus listas y anunció que iba a tomar los nombres de asistencia. No lo pensé tanto, sería una buena forma de agradecerle. Me puse de pie y caminé hasta llegar al lado del escritorio del maestro.
— Buenos días — Debi pensarlo mas, ni siquiera sabia que iba a decirle para ganar tiempo — Como usted sabe, soy nuevo en el aula, la directora me dijo que a cada docente debo pedirle las tablas de evaluación para ponerme al día con el sistema y modo de trabajo de cada uno de ustedes entonces quería saber si usted me puede proporcionar las que corresponden a esta materia... — no sé de que estaba hablando, pero recé para que el maestro no me cuestionara de más. Era todo lo que podía hacer, si Julián no llegaba después de esto, ni modo.
— Buenos días, claro, déjame ir por ellas, las dejé en la dirección — Suspiré aliviado.
— Esta bien — Emití y regresé a mi lugar.
El profesor tomó sus cosas y salió del aula, al parecer fui capaz de darle algo más de tiempo. Afortunadamente Julián entró corriendo por la puerta segundos después.
Para ese entonces yo estaba encimismado en mis pensamientos.
De reojo me percate de su mirada, a lo que solo sonreí en respuesta y seguí con lo mío.
Las horas pasaban con cierta rapidez hasta que la campana del descansó sonó.
Yato y Julián me esperaron en la puerta. Agarré mi lonchera y salí, esta vez, traje yo mismo mi almuerzo
— eh, chicos — saluda Yato apenas ve al resto sentados en el mismo lugar.
— ¡Hasta que llegan! — exclama Rica. Comienzo a darme cuenta que ella es la dramática del grupo.
— Vamos, siéntense — dice Lewis mientras Sam señala los lugares al mismo tiempo.
Todos tomamos nuestro asiento, yo mantuve mi distancia con Julián, no quería incomodarlo. Tomé el lugar disponible junto a Ray aunque él no pareció notarlo. A decir verdad, ha estado muy distraído desde que lo conocí y no parecía su forma de actuar normalmente.
— Eh, Ray — habló Lewis con un tono preocupado — Estás bien?
Ray parece no escucharlo, y la pregunta recién hecha me confirma que le pasaba algo. No sabía tenía el derecho de preguntar qué es lo que le sucedía, pero quiero poder ayudarlo. Le doy unos pequeños toques y le señalo a Lewis mientras le repito la pregunta.
— Dice Lewis que si estás bien. — le dije.
— Ahh, sí, lo estoy, no tienen de que preocuparse — respondió tranquilamente. Por la cara que puso Lewis, pareció no creerle, pero tampoco insistió. Yo lo miré unos segundos.
— Ray — le susurré mientras le doy pequeños golpecitos para llamar su atención.
— ¿Qué pasa? - me preguntó.
— ¿Puedo hablar contigo? — respondí con cautela.
— Claro, ¿Ahora? — dijo sorprendido por mi repentina pregunta.
— sí, ahora, de preferencia, en un lugar privado.
— Bien, sígueme — dijo, para después levantarse.
— En un momento volvemos — Informé al resto mientras seguía de prisa a Ray.
Caminamos un momento hasta que llegamos a una zona desolada de la escuela, aproveché el momento para empezar con mi diálogo.
— Ray, ¿Estás seguro que estás bien? — pregunté con miedo de que me reclame por meterme en su vida — entiendo si no quieres decirme, después de todo, sólo nos conocemos por tres días.
— Ritsu, hay cosas que deben quedarse como secretos por el bien de los demás — dijo con un tono frío, pero tranquilo y ligeramente cariñoso — y aveces por el bien propio — No entendía a que se refería Ray con esas palabras. Asi que solo guarde silencio unos segundos buscando que responder.
— Pero en ocasiones, contarlos también pueden ayudar al bien propio, guardar las cosas pueden ser dañinos para la salud, Ray. — dije por fin. El solo se quedó en silencio. — Puedes contarlo, si no a mí, a alguien mas ¿Qué tal Lewis? Parece que se llevan bastante bien — Al escucharme su expresión pareció tornarce triste, él bajó la vista y luego respondió.