Narra Ray.
No creí preocuparme tanto por algo, ser homosexual no es del todo aceptado aún en la actualidad, no todos lo ven bien ¿Y si Lewis es una de esas personas?, Pero Ritsu tiene razón, no puedo seguir ocultándolo por siempre.
¡Ding, ding! El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Es un mensaje de...
— ¡Lewis! — Grité sin querer en mi cuarto.
*Mensajes*
[ Ray, ¿Estás ocupado? ]>
<[ No.]
[¿Podrías ayudarme? ]>
<[ Sí.]
[¿No preguntarás con que? ]>
<[No. ]
[ Eres más frío ]>
[¿Puedes venir a mi casa?]>
<[Sí. ]
[Jaja bien, nos vemos a las 5 ]>
<[ Sí. ]
*Fin de los mesajes.*
— Bueno, tengo una hora. — me dije a mi mismo mientras miraba mi reloj. Entre una y otra cosa el tiempo pasó y en menos de un segundo me encontraba en la casa de Lewis. Después de esperar unos momentos, por fin abrió.
— Al fin llegas — Me dijo lanzando una sonrisa, la sonrisa más hermosa que haya visto a decir verdad.
— Llevo aquí afuera cinco minutos, eres tú el que se tardó en abrir, de todas formas ya estoy aquí, ¿En qué necesitas ayuda? —
— Daniel necesita un baño. — dijo.
— ¿Me llamaste para ayudarte a bañar a tu perro? Debes estar bromeando — es una razón un poco tonta, pero en ese momento le agradecí a Daniel por ensuciarse.
— si no quieres ayudarme, puedes regresar. Le pediré ayuda a Julián — dijo cruzando sus brazos y haciendo una especie de puchero.
— ¡Qué va! Ya me hiciste venir y ahora me dices que vuelva, lo siento pero me quedo — no pensaba irme, no después de que el me invitara.
— Bien jaja, pasa. — abrió por completo su puesta y yo entré.
— ¿tus padres no están?
— No, fueron con la tía, estarán ahí todo el fin de semana, ¡me aburriré estando solo!
— ¿Aburrirte? ¿Has visto tu casa siquiera? Una persona normal no se aburriría en una casa como esta — los padres de Lewis son ricos, con todo lo que tienen, no sé cómo él puede aburrirse.
— ¿Por qué no te quedas el fin de semana? Así me haces compañía y no me aburro — lo dijo tan naturalmente... si supiera lo que esas palabras causan en mí, ¿Que dirías Lewis?
— Lo pensaré — le respondí mientras nos dirigimos a la bañera.
— ¡Vamos! Ray, le llamaré a tu madre y le diré que te quedas, somos de la misma talla, así que no te preocupes por la ropa. — así sin más, se dirigió a su teléfono y antes de que pueda tenerlo le marco a mi madre. Mi mamá era una especie de fangirl de Lewis, lo amaba como si fuera uno mas de sus hijos. Si Lewis le decía que quería que me quedara, ella sin duda aceptaría sin consultarme antes.
Cómo era de esperarse, mi madre aceptó, no me desagradaba la idea, pero me preocupaba. Después de colgar el teléfono preparamos el agua. El perro de Lewis era el hater número uno del agua y después de perseguir a Daniel por toda la casa, al fin pudimos meterlo en la bañera.
Daniel es un pero muy hiperactivo, comenzó a moverse de un lado al otro en la bañera, eso dificultaba darle una ducha.
— ¡Agárralo! — me gritó Lewis mientras Daniel intenta salir de la bañera
— ¡Lo tengo! — le dije mientras sujetaba al perro — ¡Rápido, lavale la cara! — ahora entendía porque necesitaba ayuda para bañar a Daniel. Incluso el demonio tendría miedo bañar a ese perro.
— ¡No! ¡Espera! — el perro se me resbaló de las manos y se abalanzó sobre Lewis dejándolo lleno espuma.
— No puedo ver nada, ¡El jabón se me metió en el ojo! — se quejó Lewis mientras intentaba desesperadamente limpiarse la cara.
— ¡Espera! — le dije mientras recogía un paño seco para limpiarlo. Él se veía tan lindo con espuma en la cara, comencé a retirar el jabón lentamente y el, sólo se quedó quieto. Su rostro era fino y delgado, sus cabellos eran una especie de color beige y ahora estaba empapado con algunos mechones goteando.
— Ray... — la voz de Lewis me saca de mí fantasía. Cuando regresé a la realidad me di cuenta de que él me estaba mirando. No sabía como reaccionar y solo lo miré de vuelta.
Sus ojos azules eran tan profundos, era como el mismo mar y causaba que en mi interior hubiera océano que se sacude con tanta fuerza que hace a mis músculos inutiles. No rompimos el contacto visual.
No me da cuenta, pero poco a poco comenzaba a acercarme a él. Lewis no retrocede, yo solo quería un poco mas de él, solo quería poder tenerlo incluso si fuesen por unos segundos. No puede detener mis impulsos y terminé por acercarme a tal punto que sentía su respiración en mi rostro.
Entonces Daniel regresó corriendo de la cocina y se abalanzó sobre Lewis rompiendo así, nuestra cercanía. El mundo a mi alrededor comenzó a girar de nuevo y yo noté el calor en mi rostro y mi corazón que latía tanto y tan rápido.
¿Qué fue eso? inquiero para mis adentros, por unos momentos pensé... Paresia como... Si, Lewis quisiera besarme también. No podía controlar mis emociones, era como mi sangre ardiera, pero no de rabia, más bien, de alivio, si Daniel no hubiese interrumpido ¿Que habría pasado? Es algo que no quiero saber.
— Ray — la voz de Lewis me saca de mi mente alborotada.
— ¿Qué? — digo mientras intento calmar mis nervios.
— Hay que terminar de bañarlo.
— Ah, sí.
Tomamos a Daniel y lo metimos a la bañera nuevamente. Durante el resto del baño ninguno de los dos dijo una sola palabra.