Tal vez, si vuelvo a renacer.

Capitulo 11: Campamento.

Durante todo el recorrido Yato no dejó de hablar sobre que le gustaría hacer en el campamento. La carretera estaba desolada, ya estaba atardeciendo y no tardaríamos en llegar. En el fondo comenzó a sonar "Life is Life" de Opus y, en un instante, Yato se paró y comenzó a aplaudir al ritmo de la canción, todos los demás al verlo tan animado decidieron seguirlo.

— ¡¡When we all give the power!! (Cuando todos damos el poder) — comenzó a cantar Yato.

— ¡We all give the best! (Todos damos lo mejor) — terminó Rica.

Todos coreaban y cantaban a la par, el automóvil se animó en menos de un segundo, incluso el mismo Lewis nos seguía el ritmo con la canción.

— ¡¡Life is Life!! (Vida es vida) — dijo Ritsu, cosa que me sorprendió pues no lo imaginaba cantando algo que no sea K-pop. Todos aplaudimos cuando terminó la canción, pero también habiamos llegado a nuestro destino.

— Llegamos — Dijo Lewis apagando la furgoneta.

Nosotros entramos, era un sendero que te llevaba directamente a una cabaña, era tan bonita y elegante, además de grande. El camino estaba repleto de arboles cuyas hojas seguías teniendo el color del otoño.

— Lewis: Ya estamos aquí, es la casa de vacaciones de mis padres, podemos usar todo lo que hay, pero debemos dejarlo limpio después.

— Yato: ¡Genial! ¡Yo pido la habitación más grande!

— Rica: ¿Qué? No, esa habitación es para las chicas.

Yato le hizo un puchero a Rica mientras se cruza de brazos.

— Lewis: Tranquilos, hay tres habitaciones, nosotros somos siete, habrá un grupo de tres.

— Rica: ¡Nosotros! — dijo señalando a Sam y jalando a Ritsu del brazo — Ritsu dormirá con nosotras.

— Yato: ¿Qué? Vaya suerte, dormirás con las chicas — le dice a Ritsu mientras se cruza de brazos y hace nuevamente un puchero.

— Lewis: Bien, si a Ritsu le parece, está bien. Entonces continuemos.

— Yato: Entonces yo duermo con Julián.

— Julián: ¡¿Qué?! ¡No! Yo no quiero dormir contigo, te mueves demasiado.

— Lewis: Por eso no te preocupes, hay camas separadas en las habitaciones. Entonces, Ray y yo dormiremos en la última habitación.

Después de acomodarnos, entramos a la cabaña y, ¡Vaya! Que si por fuera era bonita por dentro es aún mejor. Había muebles al estilo rústico, macetas con plantas y todo estaba impecable.

— Lewis: Bueno, vayamos a acomodarnos en las habitaciones, después aremos la cena, pueden tomar una ducha cuando quieran.

— Yato: ¿No haremos nada está noche? — preguntó con un tono desanimado.

— Sam: podemos crear la fogata y contar historias.

— Rica: ¡Sí!

— Lewis: Bien, vayan y acomódense, iré a buscar la leña.

Ya estaba por oscurecer cuando llegamos, el clima era tranquilo y el viento soplaba con fuerza, era un lugar muy acogedor y, aunque no estaba en casa, me sentía muy cómodo estando ahí. Nos turnamos para bañarnos, las chicas fueron primero, después Yato, Ritsu y si, yo de último.

Mientras Lewis y Ray preparaban la fogata, Ritsu ayudaba a Sam y a Rica con la cena y Yato y yo nos sentimos tan inútiles como el mismo apéndice.

— Julián: ps, ps, Yato, ¿Qué hacemos nosotros? — dije susurrándole.

— No lo sé, creí que tú tendrías algo en mente.

— Julián: ¿Les ayudamos con la cena?

— Yo iré con Lewis y Ray, ve tu con las chicas y Ritsu.

— Julián: Está bien.

Cada quien se fue por su lado. Durante la elavoración de la comida, Ritsu y Rica se dedicaron a asar las piezas de pollo rejaladas, mientras yo ayudaba a Rica a cortar el tomate y la lechuga; no lo hice tan bien pero me esforcé. A diferencia de mí, Ritsu parecía un total experto en la cocina que, incluso le explicaba a Sam como hacer algunas cosas. Verlo cocinar era tan placentero.

— Rica: ¡La cena está lista!

— Yato: ¡La fogata también!

— Sam: ¡Ayudemnos a llevar las cosas hasta ahí!

Transportamos la cena hasta la fogata, ya estaba oscuro y había un poco de fresco, el brillo de la luna y la calidez de la fogata son sensaciones que no olvidaré. Todos nos sentamos en círculo, Ritsu se sentó a mi lado.

— Yato: ¿Quién empeza? — dijo ansioso de comenzar la ronda de historias.

— Ray: Bien, empiezo yo.

— Rica: ¡No! Ray, tu das miedo.

— Ray: si no quieres escuchar puedes entrar.

— Rica: ¡Que malo eres!

— Lewis: Bien, comienza.

Las historias fluyeron una tras otra, se iba haciendo cada vez más de noche, el sonido de los grillos cantando se escuchaba entre las conversaciones.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.