Tal vez, si vuelvo a renacer.

Capitulo 12: El viaje: Cumpleaños de Julián.

Al salir el sol caí en cuenta que era la mañana de mi cumpleaños, había dormido ta bien gracias a la comodidad de la cama en ma casa de campo. Me vestí y bajé, mientras bajaba por las escaleras podía escuchar murmullos.

«Callense se va a dar cuenta»

«La vela no va aquí»

«Rica shhhh, nos va a escuchar»

«Esperen escucho pasos, a sus puestos»

Bajé la escalera y me dirigí a la cocina, de repente, una explosión y el confeti cayendo hacen que el sueño que tenía huyera de mi cuerpo.

— ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! — gritaron todos al mismo tiempo mientras saltaban hacia mi. Ritsu tenía en las manos un pastel de chocolate, mi favorito, los demás tenían botanas y refrescos.

— Julián: ¡¿Pero qué?! ¡Casi me matan del susto! — les dije mientras agarraba mi pecho.

— Ray: Lo sentimos, queríamos darte una sorpresa. — Cosa que nos les había salido del todo bien, pues podía escucharlos desde las escaleras.

— Yato: ¡Sato! Ritsu es increíble, olvidamos comprar un pastel para ti y él nos ha salvado.

— Julián: Ritsu ¿Tú lo hiciste?

— S-si — Tartamudeo nervioso, su cara estaba roja de nuevo. Se avergonzaba tan fácil, como la vez en su casa.

— Lewis: ¡Bien! Vamos a cantar al cumpleañero.

Llevaron el pastel en la mesa de la sala y todos en una sola voz comienzaron a cantar. Lo que sentía en ese momento no lo podía explicar. El hecho de que Ritsu había hecho un pastel para mí era algo sumamente tierno, aunque la razón fuese porque no había de otra, aun así es algo increíble; sumandole que mis amigos estuvieran conmigo lo hacía mas especial. Fue una sensación muy cálida al verlos cantar, no pude evitar sonreír.

— Sam: Bien ¡Cumpleañero! Parte el pastel.

Tomé el cuchillo y lo partí, sorprendentemente, en partes iguales. Comimos y después vino el desayuno, estábamos todos reunidos en la mesa hablando y sonriendo. Después, se limpió todo y nos preparamos para salir a observar los alrededores. Yato se llevó a Ray y a Ritsu con él cuando corrió emocionado fuera de la casa de campo. Ellos fueron los primeros en salir.

— Yato: Lewis dijo que por aquí había un campo de uvas.

— Ray: Un viñedo, hombre.

— Yato: sí, si, lo que sea, ¿Por dónde es?

— Ritsu: Creo que debimos esperar a los demás, nos vamos a perder. — lo decía con tanta cautela que su nerviosismo se notaba en su caminar. Es decir, que es lo peor de estar solo en otro país, perderse en un bosque en otro país.

— Yato: No nos perdemos, hombre, ¡Confía en mí!

— Ray: ¿Te recuerdo la última vez que confiamos en ti? Ritsu tiene razón, paremos aquí. — El rostro de Ritsu se tornó en alivio.

— Yato: Bien. — Se resigno.

° ° ° ° ° °

Nosotros salimos después, mas cuando llegamos solo vimos a Lewis solo de pie en la puerta buscando algo, era como ese meme de «Yo había dejado a mis amigos aquí».

— Julián: Lewis, ¿Dónde están Ritsu y los demás?

— Lewis: Me dijeron que se iban a ver el viñedo.

— Sam: ¿Los dejaste ir solos? Es primera vez que vienen aquí, se van a perder.

— Lewis: No los deje ir solos, les dije que me esperaran y cuando salí ya no estaban.

— Rica: Julián, te apuesto cincuenta pesos a qué es obra de Yato, Ray lo siguió para que no haga ninguna estupidez y Ritsu trato de impedirlo y los siguió pero ya no pudo regresar.

— Julián: Es imposible que le atines, así que está bien.

— Lewis: Dejen las apuestas, hay que buscarlos, no deben estar tan lejos. — Nos dividimos y fuimos en su búsqueda. Caminamos un rato sin resultado alguno, comenzabamos a preocuparnos hasta que escuchamos a Rica gritar desde lo lejos.

— Rica: ¡Aquí están! Los hemos encontrado. — Lewis y yo corrimos hacía Rica, quien estaba de pie con Yato, Ray y Ritsu regañándolos. Los tres tenían cara de perritos castigados.

— Julián: ¿Cómo se les ocurre ir por su cuenta? — dije apenas puse un pie a su lado.

— Ray: Fue Yato el que no quiso esperar a Lewis, yo sabía que si él iba solo capaz y le pasaba algo así que lo seguí.

— Ritsu: Yo solo traté de decirles que no lo hicieran pero ya era demaciado tarde, cuando nos dimos cuenta ya estábamos perdidos y no podíamos regresar. — Cuando Ritsu dijo eso yo solo voltee a ver a rica quien tenía una enorme sonrisa triunfante en su rostro.

— Rica: ¡Jajaja! Lo sabía, bueno, vamos, regresamos, los demás nos esperan — Y se dio la vuelta a mi dirección extendiendo su mano para luego hacerme señas de que le pagara sin que nadie se diera cuenta.

— Julián: Demonios ¿Cómo supiste?

— Rica: Sólo observarlos, después sabrás cómo actua cada uno de ellos. — dijo embolsandose los cincuenta pesos.

— Julián: Eso es aburrido, prefiero dejar que me sorprendan.

Regresamos con los demás y después, guiados por Lewis, fuimos al fin al viñedo. Era tan grande, miles de hectáreas llenas de uvas. Lewis nos explico cómo se cosechaban y después como se procesaban, todos estaban concentrados en su explicación.

Después de un rato, la hora del almuerzo llegó. Llevamos cosas para hacer un picnic, después de unos minutos de caminar, llegamos a un campo abierto, había árboles y demasiado viento. Abrimos todo y almorzanos ahí, sacamos una pelota y comenzamos jugar en el campo.

Las horas pasaron, entre plática y juego, la tarde llego y tuvimos que regresar antes de que oscureciera. Ritsu y yo estábamos hasta el final, en la tarde los rayos del sol entre los árboles le daba de lleno en la cara, sus hermosos ojos grises resplandecían y el sol iluminaba sus cabellos; entre plática y plática, terminé perdiéndome en ellos.

— Tu cabello ¿Es su color natural? — Pregunté embobado.

— ¿Eh? Sí, lo saqué de mi madre. — se limitó a responderme mientras miraba uno de sus mechones.

— Es hermoso — Nop, no soy bueno filtrando mis pensamientos.

— ¿Cómo? — preguntó el viéndome.

— Tu cabello, es bonito — Intenté ser mas sutil.




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