Tal vez, si vuelvo a renacer.

Capitulo 17: Navidad. 

Después de la noche que hablé con Ray todo siguió igual, pero esta vez ya no me sentía tan solo, tenía a mis amigos. Por unos instantes pensé que estaba superando a Julian y que todo estaba volviendo a ser normal. La fiesta de navidad era mañana en la escuela, Aneth junto con las otras chicas del salón habían planeado todo.

— Ritsu, ¿cómo vendrás vestido mañana? — me preguntó Yato con entusiasmo.

— No vendré mañana.

— ¿Qué? Hombre es Navidad.

— Navidad es en tres días, mañana es solo una fiesta.

— Pero después de mañana tendremos vacaciones y no nos veremos por un tiempo.

— Estaremos en contacto.

— Bueno está bien. — cedió por fin.

Las clases terminaron muy rápido después de ese momento y yo me fui a mi casa tan rápido como pude. Aunque esa velocidad no fue tanta, pues la voz a mis espaldas me dejaron la piel helada.

— ¡Hey! Ritsu, a pasado un tiempo, ¿Cómo estás? — Julián me habló después de mucho tiempo, pero eso no hizo que me sintiera mejor.

— Bien ¿Y tú? — Respondí sin entusiasmo. No le dije cómo me sentía en verdad, tampoco que mañana no iría a la escuela y no me disculpé, Ray tenía razón, no hice nada malo, pero aún sabiendo que me ignoro porque quiso, no pude odiarlo...

— Genial, ¿Vendrás mañana a la escuela? Verdad. — me preguntó, mentí otra vez.

— Eh, si, si.

— ¡Genial! entonces, nos vemos mañana.

Después de que dijo eso, se alejó. Al día siguiente no nos vimos, no fui a la escuela, me quedé en casa y hablé con mi hermana después de tanto tiempo ausente. Su llamada me hizo tan feliz y por ese momento me olvidé de todo.

— ¡Jinhe!

— ¡Ritsu! Por Dios, no sabes cuanto lamento no haberte llamado antes ¿Cómo estás? Te extraño aquí y, ¿Por qué no estás en la escuela?

— Me preocupe... No sabía nada de ti y pensé por unos instantes que tu me habías.... — no terminé mis palabras, me límite a suspirar — Hoy es la fiesta de navidad y no quería ir a una fiesta. — cambié de tema — Y me alegro de no haber ido porque pude hablar contigo.

— Lo siento Rtsy... las cosas aquí se complicaron y por un tiempo tuvieron monitoreado mi teléfono... pero ya lo arreglé, quieres saber cómo está la situación aquí ¿Cierto?

— Sí.

— Buenas noticias, el caso ya comenzó a avanzar de nuevo, están comenzando a buscar evidencia en la escena del crimen, Minho está buscando testigos oculares, pero hasta ahora nada, sin embargo, ha habido un avance desde la última vez que hablamos.

— ¿De verdad? Me alegro mucho.

— Ritsu, no te oyes tan feliz, ¿Te pasa algo?

— No, no me pasa nada, solo estoy agotado por las clases, lo bueno comienzan las vacaciones de invierno.

— Me da gusto, aunque lamento no poder verte y no estar contigo para navidad — su tono de voz de mi hermana decayó cuando pronunció su última palabra — Ritsy, sé que fue corto y ha pasado mucho tiempo, pero debo colgar.... Aun sigo en monitoreo. Hablamos luego, te prometo llamarte por mas tiempo para navidad ¿esta bien?

– Esta bien — dije desanimado, hace mucho no la hablaba, pero debo admitir que su llamada me quito un peso enorme del pecho, ahora sabía que ella estaba bien y eso era todo lo que necesitaba saber ahora.

Mi hermana colgó el teléfono, me quedé solo en casa y después de un rato, una sorpresa tocó a mi puerta.

— Yato: ¡¡Hola, Hola!!

— Ritsu: ¿Chicos? ¿Qué hacen aquí?

— Ray: Yato nos dijo que no irías a la escuela, así que decidimos venir a festejar contigo, después de todo, las vacaciones llegaron y no nos veremos pronto. — Nunca pensé que Yato fuese la clase de persona que se preocupara por otros de esa forma, pero después de verlo cuidarme y acompañarme durante las clases mi percepción de él cambió por completo.

Aunque ellos estaban ahí no pude evitar buscarl a Julián con la mirada, como era de esperarse, él no estaba. Aunque creo que eso era lo mejor.

— Ritsu: Pasen, dejen sus abrigos ahí.

— Lewis: Que acogedor es tu casa Ritsu.

— Ritsu: Gracias, vamos chicos, siéntense y pónganse comodos están en su casa.

— Rica: ¡Trajimos varios juegos de mesa!

— Sam: También comida.

Ellos pasaron dentro y mi casa se lleno de vida y energía en cuestión de segundos, me hicieron pasar un momento agradable y no pensé en Julián todo el tiempo que estuve con ellos. Sin embargo, todo lo bueno llega a su fin y cuando el reloj marcó las once de la noche todos tuvieron que irse. Nuevamente me quedé solo, pero ya estaba acostumbrado, lo único que hice fue poner música.

Y como una burla a mi soledad y al sentimiento presente en ese momento, puse «Bailando solo de Los bunkers» en mis auriculares, el humor mexicano dice que si estas triste pongas música triste para sufrir con estilo, así que eso hice. La música recorría todo mi cuerpo, es una de esas sensaciones de nostalgia cuando no sabes si salir corriendo y huir, o quedarte en cama mirando el techo.




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