Narra Ritsu.
— Julián: ¡Hola chicos! ¿Cómo están?
— Ray: Hola, Julián... Aneth — dijo mientras la miraba inexpresivo. Ray es la clase de gente que su cara demuestra muy bien lo que sus pensamientos callan y su cara ahora demostraba que la presencia de esa chica le molestaba.
— Aneth: Hola Ray — dijo ella con un tono frío mientras lo miraba fijamente.
— Julián: Estaba pensando que, hace mucho no salimos juntos y ella dará una fiesta en su casa el sábado, así que quería invitarlos, espero puedan ir — dijo mientras me veía.
— Sam: Espero podamos ir, sin embargo, no te prometo nada. — Sam no lo decía, pero cada que veía a Aneth quería extrangularla.
— Julián: Bien, nos vemos ahí entonces — después de pronunciar esas palabras se marchó.
Una fiesta con Aneth, si ya de por sí las fiestas no son lo mío, una donde ella esté es aún peor, pero si eso me da la oportunidad de convivir aunque sea un poco con él, iría.
— Lewis: Chicos, ¿Iremos?
— Yato: Mmmm, Aneth puede ser popular pero es molestosa. Además, a ella no le agrada Ritsu...
— Rica: Creo que todos somos conscientes de cómo ella nos ha tratado, en especial al pequeño Rits.
— Ritsu: Yo creo que deberíamos ir... — dije mirándolos.
— Ray: ¿Qué? Tu eres el primero que debería decir que no.
— Ritsu: Lo sé, ella no se ha portado bien con nosotros, conmigo más que con nadie, pero Julián es nuestro amigo ¿Cierto? — dije mientras acariciaba mi brazo con mi mano.
— Sam: Bien, si tú quieres ir, supongo que está bien.
— Ray: Iré contigo entonces, no dejaré que vayas solo a la madriguera de esa víbora — dijo Ray mientras cruzaba los brazos.
— Yato: Yo también iré.
— Lewis: Iremos contigo, Ritsu.
— Ritsu: Gracias chicos — agradecí mientras sonreía. Después cada quien se fue a casa. Hace mucho no iba a una fiesta, la última vez que fui a una, fue... Ese día...
Escuchaba la radio mientras buscaba algo de ropa decente para ir, no quería verme tan escandaloso, pero tampoco tan simple, Totoro jugaba con una cascabel que hacía pequeños tintineos.
«Con lluvia pronosticada a partir de hoy y los siguientes días, no olviden sus paraguas al salir» dijo la radio.
— Siguientes días Totoro, eso incluye el sábado, es el día de la fiesta... posiblemente no sea tan certero. — A pesar de que pensaba eso, más tarde la lluvia comenzó a caer.
Mi teléfono comenzó a sonar y tuve que dejar mi closet a medio sacar para responde, era mi hermana.
— ¿Hola? Jin.
— ¡Ritsu! ¿Cómo estás?
— Estoy bien, ¿y tú?
— También estoy bien, ¡Estoy más que emocionada!
— ¿A qué se debe tu llamada tan repentina?
— ¿Acaso necesito un motivo para llamarte? Pero bueno, si, te traigo una gran noticia, ¡Ritsu!
— ¿Qué pasa? Me estás asustando. — No mentía, no la escuchaba tan contenta desde que supo que entró a la universidad de sus sueños... que después tuvo que dejar para buscar trabajo y poner enviarme a México...
— Ritsu, ya sé quién es el verdadero culpable, ¡Ritsu! Mañana iré con el detective que lleva tu caso para revisar la información.
— ¡¿Qué?! No es una broma verdad. — esa noticia me heló la sangre por completo y por unos segundos la fuerza de mis rodillas flaquearon.
— No jugaría con algo tan serio.
— ¡Jinhe! ¡Dime quién es! Merezco saberlo...
— Bien, bien, te diré, presta mucha atención; en el baño, además de ti, habían otras dos personas más, una de ellas era la víctima y la otra era el asesino, esa otra persona es-...
«Tud, tud, tud» la llamada se cortó de repente.
— ¿Hola? Jinhe ¿Estás ahí?... — No hubo respuesta — Se cortó. Está lloviendo, así que la señal se debe haber interferido por la lluvia. ¿Verdad Totoro? — le dije a mi gato.
El asesino, al fin lo encontraron, podré volver a ver a mi hermana... ¡Pronto la veré de nuevo! El hecho de pensar que pronto todo se aclararía me ponía feliz, las cosas parecían comenzar a ir bien. Ahora solo esperaré la nueva llamada de mi hermana y me concentraré en la fiesta.
° ° ° ° °
Los siguientes tres días se las pasaron entre sol y lluvia. Mi hermana no volvió a llamar, tal vez estaba ocupada con eso de que ya se ha descubierto la verdad, ha de estar ocupada.
El sábado llegó, está soleado. Los chicos se ponían de acuerdo en dónde vernos para ir. La tarde estaba tranquila y el viento sopla suavemente lo que era buena señal. Las nueve de la noche al fin llega, los chicos y yo nos dirigimos a casa de Aneth.