Hay cosas que no te das cuenta de que sientes hasta que algo lo detona. En mi caso, nunca pensé que ver a alguien, que me esforzaba por evitar, en ese estado pudiera hacer que mi pecho doliera tanto.
Al tocar a Ritsu pude darme cuenta que estaba temblando, no sé si de frío o de miedo, parecía un niño perdido temblando solo en un rincón.
— Ritsu, ¿Estás bien? — él levantó el rostro, tenía la cara y los ojos rojos, me vio por un momento y después se abalanzó sobre mí, me abrazó tan fuerte como si me dijera que no lo dejara. Seguía temblando, lamentablemente, yo también estaba completamente empapado así que no podía hacer nada al respecto para brindarle algo de calor.
Comenzó a sollozar mientras se aferraba a mí, a estas alturas no sabía lo que le pasaba, no sabía qué es lo que lo hacía llorar de esta manera.
— ¿Estás bien? — pregunté, él sólo movió la cabeza negando — ¿Quieres hablar de eso? — volvió a negar y se aferró a mí con más fuerza, yo no pude resistir el impulso de abrazarlo.
La habitación quedó en completo silencio, solo se podía oír la lluvia mientras caía y chocaba contra la ventana. El cuerpo de Ritsu estaba helado. Siguió aferrado a mí mientras lloraba, yo no sabía que estaba pasando y me preocupaba, temía que alguien le hubiese hecho algo.
— Ritsu, hay que irnos, estás empapado, te vas a enfermar.
– Si me enfermo, qué más da, eso es lo de menos — pronunció al fin, con un tono tan bajo que casi no pude oírlo.
— Vamos, hay que ir a casa — Intenté levantarlo, él parecía un peso muerto, como si su cuerpo pesara toda una vida — Ritsu, vamos, te llevaré a casa — Intenté pararlo de nuevo, esta vez sí se movió.
Él se puso de pie, pero aun así no caminaba. Miraba al suelo fijamente y su mirada parecía estar vacía. Lo tomé de la mano y comencé a andar, él instintivamente comenzó a seguirme hasta que salimos del edificio abandonado; la lluvia continuaba cayendo y comenzamos a mojarnos nuevamente, comencé a correr, pero él se quedó parado ahí. Volví por él y estaba llorando nuevamente.
— Ritsu, sé que no quieres decirme, pero me preocupas, ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras tanto? — pregunté con mayor insistencia esta vez.
— Julián, si la única persona que te quedaba en el mundo muere y tú no pudiste hacer nada al respecto y peor aún, muere por tu culpa, ¿No estarías llorando? ¿No tendrías ganas de morir? — sus palabras fueron tan frías y vacías que no podía creer que Ritsu las estuviese diciendo.
— ¿De qué estás hablando? ¿A qué viene esa pregunta? — él me miró, con unos ojos dolidos y vacíos.
— Mi hermana... falleció hace cuatro horas y yo... Yo apenas me estoy enterando — dijo y después, comenzó a llorar de nuevo.
No supe que decir, sabía que sus padres habían muerto hace ya mucho tiempo y que solo tenía a su hermana. Sólo podía quedarme mirando a Ritsu, mientras él se desvanecía en la lluvia.
— ¡Ven! — me acerqué rápidamente a él y sin pensarlo, lo tomé entre mis brazos, lo abracé tan fuerte como si alguien fuera a quitarmelo. Él comenzó a llorar tan fuerte, no sabía que era perder a alguien, pero incluso yo podía sentir el dolor de Ritsu mientras gritaba, la lluvia apenas lograba ahogar su llanto.
— Lo siento, no sé que decir, pero aún tienes a alguien, me tienes a mí, no te dejaré — le dije mientras lo abrazaba más fuerte.
Sus manos estaban frías, su ropa estaba más que mojada. Él siguió llorando hasta quedarse sin lágrimas, después, lo separe de mí y tomé su cara entre mis manos, como era de esperarse, estaba fría, tenía los ojos rojos e hinchados.
— Vamos a casa — le dije, tomé su mano y comencé a caminar. Él se quedó en silencio, mirando al piso todo el tiempo, podía ver de reojo cómo se secaba las lágrimas de vez en cuando.
Llegamos a la carretera principal, pedí un taxi y regresamos a su casa. Todo el camino él se quedó con la cara entre las rodillas.
Al llegar, entramos a su casa, el gato fue el primero en aparecer, tomé a Ritsu y lo senté en la cocina, me dirigí al baño y preparé una ducha de agua caliente.
— Necesitas entrar en calor o te enfermarás — no tuve respuesta alguna, él parecía más que ausente.
Lo llevé al baño y lo dejé para que se desvistiera. Después se metió a la bañera y se quedó ahí, quieto, mirando fijamente el agua.
— Ritsu, tomaré prestado una de tus ropas — le dije, después, salí del baño y me dirigí a la habitación de huéspedes a cambiarme, a diferencia de la última vez que estuve aquí, en esta se podía apreciar el cuarto completo, era muy amplio. Me cambié y después llamé a los chicos para avisarles.
* Llamada grupal*
— Julián: Chicos, lo encontré, estaba bajo la lluvia. Ahora estamos en su casa.
— Ray: Él ¿Está bien? ¿Por qué estaba bajo la lluvia?
— Rica: ¿Están en su casa? Iremos de inmediato.
— Julián: No, no es necesario, no está en condiciones.
— Lewis: ¿De qué hablas?