Tal vez, si vuelvo a renacer.

Capitulo 42

El silencio que cubría el baño se rompe al fin. 

–Julián: Ri... Yun, yo, yo necesito hablar contigo. 

El me miró un par de segundos, luego respondió. 

–Yun: Te he dicho que no tengo nada de que hablar contigo, al parecer no sabes el significado de "no te me acerques" 

–Julián: Tu no tienes nada que hablar conmigo, pero yo si contigo. Sé que fui un tonto, quiero pedirte perdón, lo que hice no tiene justificación, pero si me dejaras...

–Yun: No tiene caso que insistas, no tengo nada que hablar contigo, me tengo que ir.

El comenzó a salir del baño, entré en desesperación y sin pensarlo, tiré de él con fuerza. 

*¡BUM¡* un ruido sordo se escuchó, cuando abrí los ojos, el estaba sobre mí, me miraba sorprendido por lo que hice, yo también me sorprendí, no pensé haberlo jalado con tanta fuerza. 

Nuestros ojos hicieron contacto por unos momentos, mi corazón se aceleró rápidamente.

–Yun: ¡¿Qué estás haciendo?! Se paró de inmediato. 

No supe qué responder, seguía en shock por lo que acababa de suceder. 

–Yun: No vuelvas a hacer eso, nunca, tengo que irme. 

Salió del baño, desde el piso pude observarlo salir, mi corazón latía con tanta fuerza. 

 

Después de un rato, regresé al salón, mi pulso aún estaba un poco alborotado, Sebas se quedó viéndome pero luego decidió que es mejor no preguntar. 

Las clases terminaron, no iba a rendirme tan fácil, necesitaba hablar con él, lo esperé en la salida, no apareció. 

Fui por Totoro y, al entrar, ahí estaba él, junto al gato.

–¡Oh! Vino por su gato, lo siento joven, el dueño del gato ha venido por él. 

–Yun: Entiendo. 

–Julián: Espera - me interpuse en su camino - no te vayas aún, necesito hablar contigo, no te dejaré en paz hasta que me escuches, por favor, espérame afuera - le tomé la manga de su camisa y la apreté con fuerza - por favor... 

Él se soltó y salió del lugar. 

–Aquí tienes, joven. 

....

–Joven. 

–Julián: ¡Ah! Si, lo siento. 

Tomé al gato y salí del lugar rezando por verlo parado ahí esperando, al salir, justo al costado, aparragado a la pared, estaba esperando. 

–Julián: Gracias. 

–Yun: Mira, hago esto solamente porque quiero que dejes de molestarme, no tengo mucho tiempo, así que sea rápido. 

–Julián: ¿Podemos caminar un poco? 

–Yun: Bien. 

Comenzamos a caminar, él estaba distante, no hablaba, el ambiente era incómodo y, de alguna forma, su silencio me mataba por dentro. 

–Yun: ¿Qué quieres decirme? Dilo rápido, tengo que irme. 

–Julián: Yo, quiero... Que me perdones, por todo lo que hice, soy un completo idiota, nunca debí hacerte eso, era un inexperto en esas cosas, tenía miedo... Sé, sé que no tengo justificación, pero, aún si, yo, quisiera que tú me perdonaras. - no fui capaz de verle a la cara en ningún momento, y tampoco quise que él viera la mía, no quise que viera las lágrimas que estaban a punto de salir. 

–Yun: ¿Eso es todo? Si eso es todo lo que tienes que decirme, me voy. 

–Julián: ¿Qué? - lo que dijo me dolió más que nada... - ¡Espera! ¡No! No te vayas aún... 

–Yun: ¿Hay algo más? Que sea rápido.

–Julián: ¿Por qué? ¿Por qué eres así conmigo?

–Yun: ¿Y todavía preguntas? ¿Qué se supone que deba hacer? ¿Aplaudirte? Yo debería ser el que te pregunté por qué. Así que dime, Julián ¿Por qué lo hiciste? ¿Era divertido ver sufrir a alguien que confío en ti? ¿Eh? Dime. 

–Julián: No, no es lo que crees, todo lo que dije esa noche fue una mentira, yo no... tu no eras eso para mí, la forma en la que te traté antes, cuando nos conocimos, el día de los videojuegos, el día de navidad, todos esos días, estaba siendo sincero contigo. 

–Yun: ¿Y por qué he de creerte? No haces más que ment...

–Julián: ¡¡Por qué te esperé!! Por cuatro años, te esperé y te hubiera seguido esperando si no aparecías, incluso iría a buscarte...

Él se quedó en silencio, mi grito lo dejó perplejo, caminamos tanto que no había nadie a nuestro alrededor, sólo estábamos él y yo. 

–Julián: Mentí en ese entonces, pero ahora no miento, le prometo - levanté mi vista bruscamente, su cara, estaba asustado, mis lágrimas salían como cascadas, ya no pude contenerlas más - perdón, por favor, perdóname - me arrodillé frente a él - perdóname, Ritsu, perdóname...

–Yun: Oye, ¿Qué estás haciendo? Levántate. 

Me tomó del brazo y me tiró hacia arriba, traté de oponerme pero se había hecho tan fuerte que me fue imposible. 

–Julián: No sabes lo arrepentido que estuve por estos cuatro años de no haberte dicho lo que en verdad sentía por ti. 

No dijo nada, nos quedamos en silencio unos momentos. Después su teléfono sonó, él respondió. 




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