*Minutos antes, con Yun*
Desde el día que me topé con él en el baño, algo cambio, estaba dispuesto a destruirlo sentimentalmente, pero al verlo en el piso, debajo mío, mi pulso se aceleró, tanto que incluso me quedé inmóvil unos momentos para corroborar que nada le haya sucedido y, al encontrarme con esos ojos cafés, mi corazón palpitó con fuerza; Minho tenía razón cuando me dijo que no jugará con fuego o podría quemarme, he comenzado a quemarme, estoy siendo hecho cenizas por el abrasador fuego de nombre Julián.
Cómo dije, desde ese día, algo cambió, incluso accedí a hablar con él, nunca debí haber hecho eso, en ese momento que salí de la tienda debí irme a casa, ahora me doy cuenta, si no hubiese accedido, no estaría metido en este lío.
Al verlo llorar frente a mi esa noche, al verlo arrodillado a mis pies, llorando desesperadamente, es como si toda venganza planeada en su contra se haya espumado se la nada, me dolió verlo ahí, verlo en el piso de rodillas, suplicando, me di cuenta que eso no era no lo que yo quería, tuve que contenerme con todas mis fuerzas para no abrazarlo en ese momento, no quiero salir herido de nuevo, pero tampoco quiero herirlo, me di cuenta de eso esa noche.
Comencé a evitarlo después de eso, en la escuela, en la calle, en todos lados, no quería toparme con él, tenía las guardias bajas y caería ante Julián de nuevo, él me hizo daño, no quiero caer ante él de nuevo.
No estaba bien, no es como si hubiese dejado de quererlo. Cuando Ray me preguntó la noche de nuestro reencuentro, no pude responderle, pero la respuesta a esa pregunta es no, mis sentimientos por Julián no han desaparecido, no desaparecieron durante cuatro años y, ahora, están saliendo a flote de nuevo.
Mantener mi distancia ahora será crucial para mí, si hablo aunque una sola vez con él, estoy seguro que caeré a sus pies de nuevo.
*¡¡Ring!!* *¡¡Ring!!* Mi teléfono sonó, era Ray.
–Yun: ¿Hola?
–Ray: ¡¡Yun!! ¡¡Julián está en el hospital!!
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Corrí como nunca antes lo había hecho hacia el auto, me subí en el.
–Yuang: Yun, ¿Dónde vas tan tarde?
–Yun: Yuang, Julián está en el hospital.
–Yun: ¿Ha? Ve, yo le diré a Minho porqué te has ido.
Arranqué el coche y me fui.
–Yuang: Yun, espero que no te lastime de nuevo...
Conduje como loco todo el camino, mi cuerpo temblaba; perdí a mis padres, luego a mi hermana, la desesperación de perderlo a él también me asustaba, ¡Dios! No quiero perderlo, yo aún lo quiero, yo aún lo amo, ¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mi?
Aceleré el vehículo y no paré hasta llegar al hospital.
Cuando llegué, estaba Ray y Lewis ahí, bajé del auto y me dirigí a ellos. Al verme ambos quedaron pálidos, sabía porque, no me podía ver pero tenía una idea de la expresión que mi rostro tenía en ese momento.
–Ray: Habitación 04, piso dos, tienes que firmar antes de entrar - se apresuró a decir antes de que me acercara completamente.
–Yun: Gracias.
Corrí hacia la recepción, indiqué los datos correspondientes, firmé y subí al segundo piso, el ascensor era demasiado lento, me desesperaba cada vez más.
*Din* sonó el elevador al llegar al segundo piso.
Habitación cuatro, habitación cuatro, comencé a buscar hasta que la encontré, corrí hacia ella y abrí la puerta con un poco de brusquedad, él estaba sentado en la cama, se giró asustado al escuchar la puerta abrirse de esa manera, se quedó viéndome por unos instantes, después sonrió.
–Julián: ¿Te asusté? Lo siento - se apresuró a decir tranquilamente.
Lo sabía, en ese instante, todas mis barreras se fueron por un caño, corrí a él y me detuve cuando estuve lo suficientemente cerca.
–Yun: ¿Qué ocurrió? ¿Quién te hizo esto?
–Julián: ¿Esto? No es nada, solo recibí un golpe en la cabeza, es todo, el médico dijo que podré irme a casa cuando termine de revisarme y, sobre lo que pasó, no lo sé, estaba hablando con Ray por teléfono cuando de pronto sentí el golpe. Cuando desperté estaba aquí. Tú ¿Por qué estás aquí?
–Yun: Ray, me dijo que estabas en el hospital...
–Julián: ¿Te preocupaste por mi?
–Sr. Sato, debo revisarle sus reflejos, hay que asegurarnos que no sufrió ningún daño con el golpe.
El médico entró en el momento justo.
–Yun: Yo, saldré un momento entonces.
Salí en el pasillo y tomé asiento.
–¡Dios! ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué vine? Juré que no volvería a caer ante ti, justo eso estoy haciendo ahora... Él esta bien, tal vez aún tenga tiempo de irme, si, aún tengo tiempo.
Mientras meditaba, el médico salió, así que entré para despedirme.
–Yun: Yo, bueno, ya me tengo que ir.