Tal vez, si vuelvo a renacer.

Capitulo 50.

Llegué a mi casa, entré, Yun se despidió y se fue. 

Me fui a mi habitación, una vez ahí, saqué la cajita de mi bolsillo. 

–No puedo creer que haya comprado esto... 

Me dije a mi mismo. 

Julián, debes estar loco, pero sabes que en el fondo lo quieres y quieres que él lo lleve puesto en el dedo. 

Abrí la cajita, ahí estaban los dos anillos. Los observé un par de segundos. 

– ¿Cómo te lo daré? Cuando te muestre esto, cuando lo pongas en tu dedo, seremos una pareja oficialmente, podré presentarte a mi madre, ¿Qué dirá mi madre? ¿Podremos comer todos juntos en una mesa? Se que ella lo entenderá.

Diablos, ¡estoy tan emocionado!, Cuando regresaba a casa, vi un lugar muy bonito en la feria, era alto, había árboles y estaba adornado con luces, al imaginarmelo de noche - Ahí se lo daré - pensé. 

Estaba impaciente por darle esto, era como si ambos comenzaramos una nueva vida, eso era para mí. 

Lo observé por mucho más tiempo mientras mi imaginación volaba tan lejos.

Me preparaba para decirle, busqué miles de formas, miles de maneras en la cual podría dárselo, pero no quiero que sea algo cualquiera, quiero algo especial... 

 

Esa noche casi no dormí, pero esta vez fue de emoción, quiero que el día pase volando, hoy ya es otro día y mañana será el momento en el cual le pida ser mi novio... Sólo pensarlo me emociona... 

Se suponía sería un día normal, un día feliz, pero esa mañana cuando salí para ir a la universidad, ese sobre había vuelto... Me paré en seco, lo miré por unos momentos, no quería agarrarlo, pero algo en mi me decía que lo hiciera, lo terminé recogiendo. 

No lo abrí, lo metí dentro de la casa y luego salí para ir a la universidad. 

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Al llegar no cambió mucho, Ray y Lewis estaban esperando como siempre, Yun no estaba. 

–Julián: ¿Y Yun? 

–Ray: No ha llegado. 

–Julián: Lo esperaré, vayan ustedes primero. 

–Lewis: Bien, nos vemos. 

Ambos se alejaron. Esperé hasta que él llegué, por fin lo hizo, su carro se asomó por el frente, se estacionó y bajó, Yuang estaba con él, me acerque para hablarle. 

–Julián: Yun, vamos juntos. 

–Yun: Lo siento, tengo otras cosas que hacer - continúo su camino, ni siquiera se detuvo, su tono de voz es diferente, es frío. Me paralice al instante, conozco esa expresión en su rostro, me está evadiendo, pero... ¿Por qué? No he hecho nada... 

–Julián: ¡Yuang! - grité sin pensar - por favor, ¿puedo hablarte?

–Yuang: Okey, pero que sea rápido, tengo clases.

–Julián: ¿Qué le pasa a Yun? 

–Yuang: ¿Le pasa algo? Es cierto que todo el camino pareció distante, pero antes de eso estaba normal. 

–Julián: Él acaba de evadirme, eso no es normal... 

–Yuang: Si tanto te interesa ve y preguntale. Tengo que irme, suerte.

Se marchó, me quedé fuera de la escuela, pensando, ¿Que hice ayer? Algo debió haberlo molestado, pero ¿qué fue lo que hice? 

Durante todo el día me atormente con esas preguntas. Las clases terminaron, intente hablar con él nuevamente y no tuve resultados, ya se había ido. 

Me fui a casa, le llamé mil veces, en ninguna contestó. Mis mensajes tampoco tuvieron respuesta. Me estaba comenzando a preocupar, no sé qué fue lo que ocasionó ese cambio tan repentino. Tenía miedo de perderlo, justo cuando todo comenzaba a ir bien... 

Me senté en la cama, no podía dejar de pensar, llame a Ray y a Lewis para preguntar qué puedo hacer..  

–Ray: ¿Yun?... Julián... 

–Julián: ¿Qué pasa? ¿Por qué lo dices así? 

–Lewis: Julián, no quiero preocuparte pero, Yun estuvo con nosotros hoy y, el estaba normal, como siempre... 

–Julián: entonces... Es conmigo..  ¿Pero qué hice? ¿Qué fue lo causó su molestia? 

–Ray: No lo sabemos, le vamos a preguntar de manera disimulada... 

–Lewis: Ahora que lo recuerdo, si pasó algo raro, Ray. 

–Ray: ¿Si? 

–Lewis: Sí, él canceló la salida a la feria del mañana. No nos dió explicaciones, sólo dijo que le surgió algo importante... 

–Julián: ¿Qué? No, chicos, tienen hacer que vaya mañana. Tengo que hablar con él, Preguntarle el porqué de su cambio. 

–Ray: Bien, nosotros lo convencemos. 

–Julián: Gracias chicos. 

Colgamos el teléfono, me senté en la cama, mi vista se fijó a la mesa de escritorio, caí en la cuenta de que aún no abría la carta, me paré de golpe, algo me decía que ese sobre contenía mis respuestas... 

Caminé hacia la mesa, tomé el sobre y lo abrí, lo que ví dentro me dejó sin palabras... 




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