Tal vez, Siempre Seras tú. (editando)

1. Me marcho sin ti

Capítulo 1.

Me marcho sin ti

 

En la radio suena Goodbye de Avril Lavigne y canto:

Goodbye brown eyes,
Goodbye for now,

Goodbye sunshine take care of yourself

Al mismo tiempo me secó las lágrimas como puedo, y me preguntó ¿Como es posible que una canción suene y me identifique con ella?, pero la corrijo al mismo tiempo que canto; Goodbye Green Eyes

Es inevitable pensar como me encantan sus ojos verdes, su mirada tan angelical, su cabello castaño, esa sonrisa coqueta, sus mejillas rosadas cuando se pone nervioso, estoy muy enamorada de él, y él nunca se dio cuenta, claro nunca quise ser obvia, pero creo siempre mande señales todo el tiempo.

Como olvidar cuando la chica del salón de 5to A en la preparatoria le entrego una tarjeta por el día de san Valentín, yo se la recogí y la rompí, le dije que no te volviera a hablar, solo morías de risa ante el acto, y a la semana ya estaban saliendo, no podía creer cuan celosa estaba de ustedes.

***

—Estoy nervioso, ¿Crees que me veo bien? —Me pregunta, al mismo tiempo que se mira al espejo.

—Si claro, te vez increíble. —contesto, pero en mi mente me pregunto ¿porque ella y no yo?

Es decir, yo sé todo de ti, pero no, decides salir con ella.

—Si llevo estas flores me veré muy cursi, quiero que todo salga perfecto— saco de una caja un ramo de flores rosas.

—No te verás cursi —rodeo los ojos —pero con ese moño en la garganta si, ¡quítatelo! —dije mientras le quitaba ese horrible moño rosado del cuello.

—Claro Chelsea se que tienes un punto de vista interesante, pero a mí me gusta, así que ¡dámelo! —dijo al mismo tiempo que me lo arrebata de la mano.

—No, ¡dámelo! —grite mientras forcejamos un poco.

—Por favor, es mi moño de la suerte —argumento por la habitación mientras me sigue.

De pronto un golpe en el silencio de la habitación, me caí por querer brincar de una silla a la cama.

—¿Estas bien? —pregunto preocupado al acercarse.

—Estoy bien —respondí, pero era inevitable no quejarme del dolor, me raspe la rodilla y sale un poco de sangre.

—Llamare a Beltrán —rápido saliste corriendo de la habitación.

Estoy tratando de pararme, pero no puedo, mi pierna ya está entumecida, pero en menos de dos minutos entra él primero que Beltrán, el mayordomo se acerca y con un botiquín en mano saca alcohol, una venda y unos guantes, agrega alcohol a la venda y me lo pune en la herida.

—¡Oh! —grite de dolor.

—No sabes cómo lo siento, de no ser por querer recuperar el moño, no te hubieras caído —se disculpa a cada segundo.

Estamos sentados en la cama y voltea a ver el reloj.

—Son 15 minutos para las 5 de la tarde. —dijo con preocupación en la mirada.

—Anda, no la hagas esperar.

—No, mejor me quedo contigo, de verdad siento mucho que te haya pasado esto.

Recuerdo cómo se agacho hacia mí, rodeo mis pies y mi cintura con sus manos para levantarme del suelo, mi corazón se aceleró y sentía como la sangre de mi cuerpo avanzaba al ritmo de mi respiración, sentí su olor, el aroma de su perfume favorito, su respiración, por un momento me imagine que podríamos estar así siempre, veía con cuidado cada peca de su cara, me acomoda en la cama, y se siento del otro lado para acomodar las almohadas, toma mi mano y yo solo puedo ver como se mueven sus labios algo está diciendo pero no puedo dejar de pensar en su respiración, en el acercamiento de hace un momento, veo como truena los dedos, y caigo en la realidad.

—¿Está bien? —pregunto.

—Espera, creo no entendí —trato de disimular mis nervios —me puedes repetir —solo me limite a sonreír.

—Me iré a mi cita con Chloe, así que cuando regrese prometo que cuidare de ti —comento mientras se levanta de la cama —por favor, trata de no hacer nada mientras llego —se despidió mientras cerraba la puerta de la habitación.

Una lagrima de tristeza recorrio mi rostro, no quiero pensar en que Chloe es la chica perfecta para él, pero bueno, es obvio que lo es, ella tiene ojos azules, cabello rubio, pecas perfectas, es, sin duda alguna, la chica perfecta para un príncipe como él.

Del otro lado de la habitación, en el espejo me veo.

Mi cabello color castaño.

Mis ojos son marrones, sí, como una taza de café con mucha crema.

Así es como acepto mi derrota, no soy hecha para él, es más que obvio que no puede quedarse con su mejor amiga, la hija de la mejor amiga de su madre que desafortunadamente fallecido cuando solo tenía 7 años.

Mi madre no está conmigo y no saben cómo quiero un abrazo de ella y unas palabras de aliento de su parte, nosotros compartíamos todo, debo de aceptar que tal vez para ti solo soy una hermana.




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